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Piden más investigación sobre el eccema y la dermatitis

Médicos, grupos de pacientes e investigadores han realizado un llamamiento para que se tomen medidas urgentes con el fin de aliviar el sufrimiento de quienes padecen eccemas en la piel y dermatitis de contacto. Se necesita de forma desesperada más investigación para descubrir ...

Médicos, grupos de pacientes e investigadores han realizado un llamamiento para que se tomen medidas urgentes con el fin de aliviar el sufrimiento de quienes padecen eccemas en la piel y dermatitis de contacto. Se necesita de forma desesperada más investigación para descubrir tratamientos más efectivos para estas afecciones tan comunes. Se estima que el eccema atópico afecta al 20% de los niños y hasta el 10% de los adultos, mientras que un 15% de la población se ve afectada por la dermatitis de contacto. Hay relativamente poca investigación relacionada con estas dolencias y no se ha creado ningún tratamiento nuevo a pesar de su prevalencia. Según Susanna Palkonen, de la Federación Europea de Asociaciones de Pacientes con Alergias y Enfermedades Respiratorias (EFA), estas enfermedades no se toman muy en serio por no ser mortales. No obstante, tienen un grave impacto en la calidad de vida de los que las padecen. También influyen sobre la economía. Aunque hay pocos datos sobre su impacto a nivel mundial, se calcula que el coste económico del eccema y de las alergias cutáneas asciende a 7.000 millones de euros al año sólo en Alemania. El síntoma principal del eccema es el picor constante, que incordia a los pacientes durante el día y les impide dormir durante la noche. Muchos pacientes han de tomarse muchas molestias para evitar los factores que provocan un brote de la enfermedad. Algunos han de vestir una limitada gama de ropa, ya que ciertos materiales intensifican los síntomas, y otros han de llevar mucho cuidado en la elección de cosméticos, artículos de limpieza e incluso su propio trabajo, puesto que algunas ocupaciones implican la manipulación de productos o materiales que agravan la dolencia. El enrojecimiento que acarrea perjudica a la autoestima de los pacientes, y una elevada proporción de su tiempo libre se dedica al cuidado de la piel y a la aplicación de cremas que alivian la afección. Las cremas emolientes son tremendamente efectivas en la regeneración de la barrera cutánea, pero al no contener un ingrediente activo reconocido, son pocos los seguros médicos que abonan estos gastos a los pacientes. Debido a ello, éstos se ven forzados a sufragarse las cremas por sí mismos, una situación que Johannes Ring de la Universidad Técnica de Múnich describe como «escandalosa». «Es obligatorio investigar más y buscar mejores terapias para mejorar la calidad de vida de millones de ciudadanos europeos», afirmó. Una vía de tratamiento nueva y emocionante es la creación de cursos diseñados para enseñar a los pacientes a tratar su dolencia de forma más efectiva, como ya se ha hace en el Hospital Universitario de Gante (Bélgica). Pacientes que sufren enfermedades dermatológicas acuden al curso dos veces por semana durante doce semanas. Durante las sesiones aprenden técnicas de reducción del estrés, como el deporte, la meditación o el yoga, lo que tiene su importancia, pues es a menudo el propio estrés lo que provoca un brote de la enfermedad. En otras sesiones tratan sobre la alimentación, el sueño, el tabaco e incluso la filosofía. Una sesión se dedica también a técnicas del cuidado de la piel. Un análisis preliminar de las primeras tres ediciones del curso muestra que la calidad de vida de los pacientes mejoró significativamente tras asistir al curso. El siguiente paso consistirá en comprobar si esta mejoría perdura. El organizador del curso se propone ampliar el estudio para investigar con detalle el impacto que éste ha tenido en la dolencia cutánea de cada paciente y, en último término, si el curso es rentable. En teoría, los pacientes que hayan aprendido técnicas para tratar mejor su dolencia acudirán menos al médico y utilizarán menos medicinas, lo que supondrá un ahorro para el sistema sanitario. Se espera que algún día estos cursos estén al alcance de los pacientes en toda Europa.

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