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Más cerca de un diagnóstico preciso del cáncer de próstata

Un equipo de científicos financiado en parte a través del Séptimo Programa Marco (7PM) de la UE ha identificado variantes de ADN (ácido desoxirribonucleico) humano que potencian la eficacia de una prueba diagnóstica empleada para medir los niveles de un antígeno prostático esp...

Un equipo de científicos financiado en parte a través del Séptimo Programa Marco (7PM) de la UE ha identificado variantes de ADN (ácido desoxirribonucleico) humano que potencian la eficacia de una prueba diagnóstica empleada para medir los niveles de un antígeno prostático específico (PSA), concretamente una proteína generada por las células sanas de la próstata cuya concentración aumenta cuando existen células cancerosas. Los resultados de su estudio se han publicado en un artículo de la revista Science Translational Medicine. El estudio, coordinado por el grupo islandés deCODE Genetics, recibió el apoyo de dos proyectos financiados con fondos comunitarios: PROMARK («Variantes genéticas del cáncer de próstata como biomarcadores de la progresión de la enfermedad») y CANCERGENE («Identificación y caracterización funcional de las variantes genéticas de riesgo de cáncer»). PROMARK recibió 2,71 millones de euros a través del tema «Salud» del 7PM y CANCERGENE obtuvo una beca de 1,5 millones de euros procedente de las Acciones Marie Curie. Generalmente, los facultativos suelen comprobar los niveles de PSA de sus pacientes para averiguar si padecen cáncer de próstata. Los especialistas aconsejan realizar una biopsia de la próstata en hombres cuyos niveles de PSA sobrepasen un determinado umbral. No obstante, los niveles elevados de PSA en un paciente no son una señal inequívoca de que padece cáncer, ya que los valores de referencia para sujetos sanos difieren mucho entre sí. En consecuencia, pueden darse casos de hombres con cáncer a los que no se realiza la prueba mientras que a otros se les somete a una biopsia estando sanos. Los investigadores, procedentes de Europa y Estados Unidos, analizaron cuatro polimorfismos de nucleótido simple (SNP) y descubrieron que a partir de éstos podían deducirse umbrales individuales de PSA que permitían determinar con precisión cuándo se puede esperar una biopsia positiva y cuándo no es preciso practicarla. De sus hallazgos se desprende que cerca del 40% de la variabilidad de los niveles de PSA de la población es atribuible a factores hereditarios. Por consiguiente, es posible aumentar la sensibilidad y especificidad de los resultados de las pruebas si se tienen en cuenta los condicionantes genéticos. El equipo realizó un estudio de asociación del genoma completo y un análisis de seguimiento a partir de los datos de PSA de 16.211 hombres (15.757 islandeses y 454 británicos) a los que no se había diagnosticado cáncer de próstata para identificar las variantes de secuencia asociadas con los niveles de PSA. Detectaron una correlación a nivel del genoma completo entre la concentración de PSA y los SNP en seis locus. A continuación estudiaron los más de 300.000 SNP en amplias cohortes de casos y controles de Islandia, Países Bajos, Rumanía, España y Estados Unidos para comprobar si existía un vínculo con los niveles de PSA, al margen del riesgo de padecer cáncer de próstata. Los hallazgos respecto a un grupo de 3.834 hombres que se habían sometido a una biopsia revelaron que existía una correlación entre tres alelos asociados a niveles elevados de PSA y una mayor probabilidad de obtener resultados negativos en dicha prueba. Cuando los investigadores analizaron la relación entre los 6 locus y el riesgo de padecer cáncer de próstata en los 5.325 casos y los 41.417 controles, descubrieron que los SNP de 2 alelos estaban asociados exclusivamente a los niveles de PSA, mientras que los otros 4 locus guardaban relación con la propensión al cáncer de próstata. «Se trata de un claro ejemplo de la aplicación práctica a nivel clínico de la genética», explicó Kari Stefansson, director de deCODE Genetics y uno de los principales responsables del estudio. «Si se detecta a tiempo, el cáncer de próstata puede tratarse con una probabilidad de éxito cercana al 100%. El aspecto más problemático radica en clasificar eficazmente a la población en función del riesgo, y en función de esto identificar y realizar biopsias a aquellos muy propensos a padecer la enfermedad o que presenten formas agresivas de la misma. De esta forma se reduce al mínimo el número de biopsias negativas que se practican», añadió. «La genética nos permite aumentar la sensibilidad y especificidad de las pruebas de detección de PSA. Como ocurre con prácticamente todas las proteínas de nuestro organismo, la concentración de PSA puede variar en cada persona en función de los SNP que regulan la expresión genética. Los SNP caracterizados en este estudio nos permiten personalizar los umbrales de PSA, y por ende tomar decisiones mejor fundadas respecto a si se deben practicar biopsias a un número considerable de hombres.» Este estudio contó con la colaboración de investigadores procedentes de Islandia, Países Bajos, Rumanía, España, Reino Unido y Estados Unidos.

Países

España, Islandia, Países Bajos, Rumanía, Reino Unido, Estados Unidos

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