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La contaminación atmosférica, uno de los mayores riesgos para la salud mundial

La calidad del aire en la mayoría de las ciudades no se ajusta a las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en las que se describen los límites de seguridad. Esta contaminación atmosférica no hará sino aumentar en un futuro. De hecho, según la OMS, la combina...

La calidad del aire en la mayoría de las ciudades no se ajusta a las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en las que se describen los límites de seguridad. Esta contaminación atmosférica no hará sino aumentar en un futuro. De hecho, según la OMS, la combinación de la contaminación de interiores y exteriores supone uno de los mayores riesgos para la salud del mundo. Según publica esta semana la OMS, sólo el 12 % de las mil seiscientas ciudades incluidas en su base de datos sobre «Calidad del Aire en Medios Urbanos» (Urban Air Quality) cumple con los niveles establecidos en las Directrices sobre Calidad del Aire. Cerca de la mitad de la población vigilada se expone a un nivel de contaminación atmosférica dos veces y media superior al recomendado por la OMS. Además, en un informe de la OMS publicado este año se calcula que la contaminación de exteriores provocó en 2012 la muerte de 3,7 millones de personas menores de 60 años. Live Science recogió esta noticia e informó de que los países con mayor incidencia son las naciones de renta baja y media del sureste de Asia y de la región del Pacífico occidental. «En estos países, se responsabiliza de un total de 3,3 millones de muertes a la contaminación de interiores y de 2,6 millones de muertes a la contaminación de exteriores, según datos de la OMS». En los Estados Unidos, la contaminación atmosférica también ha saltado esta semana a las portadas de la prensa. En New Scientist se hace referencia a la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos por la que se otorga a la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) de los Estados Unidos la capacidad de regular la contaminación atmosférica interestatal, lo que implica que unas mil centrales eléctricas deberán reducir sus emisiones. Esta decisión no tendrá buena acogida en estados como Texas y Ohio en los que aún hay abundancia de centrales alimentadas con carbón. Según New Scientist, la EPA trató de implantar normativas al respecto en 2011, pero las empresas energéticas y los estados contaminantes recurrieron a los tribunales para bloquear la iniciativa. En relación a la labor destinada a reducir la contaminación atmosférica a escala planetaria, la Dra. Maria Neira de la OMS explica que aún no está todo perdido. «Podemos ganar esta batalla contra la contaminación y reducir el sufrimiento de aquellos con enfermedades respiratorias, cardiacas y cáncer de pulmón». «Existen políticas y estrategias eficaces que deben aplicarse a una escala adecuada. Ciudades como Copenhague y Bogotá, por ejemplo, han mejorado la calidad del aire mediante la promoción del "transporte activo" y dando prioridad a redes exclusivas de transporte público urbano y también a los desplazamientos a pie y en bicicleta». Desde la OMS se destacan medidas adicionales como lograr que los edificios sean eficientes desde el punto de vista energético, que el desarrollo urbano sea compacto y se vertebre con rutas de transporte público, que el diseño de las calles sea agradable y seguro para peatones y ciclistas y que se gestionen los residuos de manera adecuada. La contaminación atmosférica está formada por múltiples componentes tanto sólidos como gaseosos. La concentración elevada de contaminación en partículas finas se relaciona en concreto con una mortalidad elevada por enfermedades cardiacas e ictus, afecciones respiratorias y cáncer. La medición de partículas finas con un diámetro de 2,5 micras o inferior (PM2,5) supone el indicador más adecuado para calcular los riesgos sanitarios que emanan de la contaminación atmosférica.Para más información, consulte: Organización Mundial de la Salud http://www.who.int/phe/health_topics/outdoorair/databases/cities/en/

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