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El Instituto de Finanzas Suizo: ¿un modelo para el IET?

Se dice con frecuencia que integrar los tres lados del triángulo del conocimiento (la investigación, la educación y la innovación) es una de las claves en una sociedad basada en el conocimiento. La industria desempeña un papel importante en este proceso. El Instituto de Finanz...

Se dice con frecuencia que integrar los tres lados del triángulo del conocimiento (la investigación, la educación y la innovación) es una de las claves en una sociedad basada en el conocimiento. La industria desempeña un papel importante en este proceso. El Instituto de Finanzas Suizo (SFI) ha logrado poner en práctica una estrecha cooperación entre las universidades y el sector financiero en el ámbito de la investigación de las finanzas. Este instituto representa uno de los conceptos en los que podría inspirarse la Unión Europea a la hora de planificar el Instituto Europeo de Tecnología (IET), según se sugirió en una sesión informativa celebrada en la misión suiza ante la UE el 9 de octubre de 2007. El SFI es una fundación privada creada en 2005 por el gobierno federal suizo, el sector bancario de Suiza, de prestigio mundial, destacadas universidades suizas y una serie de fundaciones anteriores. Su propósito es promover las actividades de investigación en las finanzas. Todos los socios aportan anualmente al presupuesto de este instituto 18 millones de francos suizos (10,8 millones de euros): cada año, el gobierno federal aporta entre 3 y 4 millones de francos suizos; diversas fundaciones privadas entregan 2 millones de francos suizos; y diversas universidades contribuyen con 6 millones de francos suizos para cofinanciar proyectos de investigación y medidas estructurales. Por su parte, los bancos se hacen cargo de las posibles lagunas de financiación mediante un fondo común con el que abonarán hasta 7 millones de francos suizos al año durante los próximos 15 años. La mayor parte de los fondos se destinan a financiar la remuneración de los profesores, los proyectos de investigación, un programa especial de doctorado y a apoyar la educación de ejecutivos del sector bancario y financiero. «El concepto consiste en reunirlos a todos, pero sobre una base que ya existe», explicó Jean-Pierre Danthine, director del SFI. «La idea es que, definiendo objetivos comunes y atrayendo inversiones nuevas del sector privado y un compromiso renovado del sector público (bien del gobierno, bien de las universidades), somos capaces de alcanzar nuestros objetivos compartidos.» Uno de los objetivos es mejorar el sistema universitario suizo, según explicó el Sr. Danthine. Granjeándose un mayor compromiso de las universidades y del sector público, y recabando fondos del sector privado, se ha conseguido «una especie de efecto de palanca» que beneficia tanto al sistema universitario como al sector privado. El SFI está regido por una junta compuesta por representantes de todos los sectores. No obstante, todas las cuestiones científicas quedan en manos del consejo científico, formado por profesores de banca y finanzas de prestigio nacional. A pesar de su éxito aparente, el modelo del SFI también tiene sus limitaciones y por ahora se ha aplicado tan sólo al sector de la investigación financiera. Por ello cabe la posibilidad de que no sea aplicable del todo al Instituto Europeo de Tecnología. Aún así, el SFI se enfrenta a algunos de los mismos retos que afrontará el IET, como la dispersión geográfica de una estructura descentralizada, según destacó el Sr. Danthine. «Otra cosa que hemos logrado desarrollar es el interés del sector privado en los estudios de doctorado como forma acertada de promover la investigación», añadió. «Esto lo hemos conseguido en las finanzas, pero estoy convencido de que hay otros ámbitos en los que el sector privado comprendería enseguida que invertir en los jóvenes y en la investigación es algo que resulta beneficioso tanto para el mundo académico como para el sector privado.» Matteo Bonifacio, quien trabaja en la elaboración de políticas en la Comisión Europea, concretamente en la Dirección General de Educación y Cultura, reconoce el logro que supone que el SFI haya atraído fondos del sector privado, pero opina que este concepto suizo es uno de los muchos que podrían constituir la base del IET y que habrá que estudiar. «Estamos tratando de aprender las mejores prácticas», declaró el Sr. Bonifacio. En cuanto al modelo del SFI, opina que está arraigado fuertemente en la cultura suiza y que cuesta prever si funcionaría en un medio tan heterogéneo como la UE. «El IET tendrá que funcionar a nivel comunitario, mientras que el Instituto de Finanzas Suizo puede concentrarse únicamente en Suiza», destacó el Sr. Bonifacio. «Por añadidura, el IET prestará atención a retos como los cambios climáticos, por lo que no se circunscribirá a un único ámbito. Pero se trata de iniciativas que pueden aprender las unas a las otras.» «Precisamente el aspecto más interesante del IET es que no se limitará a una única disciplina. El IET no se dedicará a las matemáticas, pero sí que recurrirá a matemáticos para abordar algunos retos», prosiguió el Sr. Bonifacio. «No nos centraremos en los campos tradicionales de la ciencia, sino que trataremos de mezclarlos, hacer que superen las demarcaciones y creen algo nuevo. En última instancia, la meta es abordar un reto que tiene repercusiones sociales y económicas, a fin de impulsar la capacidad europea de competir en la escena mundial.»

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