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Un estudio ofrece esperanza a la industria pesquera

Según un estudio internacional publicado en la revista Science, todavía es posible salvar la pesca mundial del desastre si se aplica la combinación adecuada de técnicas de gestión pesquera. No obstante, los investigadores advierten de que el camino a recorrer no es sencillo y ...

Según un estudio internacional publicado en la revista Science, todavía es posible salvar la pesca mundial del desastre si se aplica la combinación adecuada de técnicas de gestión pesquera. No obstante, los investigadores advierten de que el camino a recorrer no es sencillo y que las capturas (y los ingresos) pueden resentirse a corto plazo en ciertas zonas. La investigación se dedicó al estudio de las más recientes tendencias de los índices de abundancia y explotación pesquera (la cantidad de peces extraídos del mar), y a la identificación de las herramientas de gestión que en el pasado han servido de ayuda para recuperar poblaciones de peces. Los científicos se basaron en datos de capturas, evaluaciones de población, resultados de estudios científicos sobre pesca de arrastre, información de pesquerías de pequeño tamaño y modelos informáticos. «Las evaluaciones anteriores a este estudio sobre el estado de las poblaciones y comunidades de peces del mundo se basaban en registros de capturas debido a la falta de alternativas mejores. Pero sus resultados desataban controversia puesto que este tipo de datos no tienen por qué reflejar con precisión la abundancia de peces», explicó Ana Parma del Centro Nacional Patagónico (Argentina). «Éste es el primer trabajo exhaustivo dedicado a reunir información de la mayor calidad sobre el estado de las poblaciones marinas de peces y sobre las tendencias de las tasas de explotación. Se trata de un avance muy importante que ha permitido a científicos de distintas ramas llegar a un consenso sobre el estado de la pesca mundial y sobre cómo se ha de proceder.» Como nota positiva cabe reseñar que en la mitad de los ecosistemas estudiados la tasa media de explotación está en descenso, lo cual es importante puesto que una tasa elevada favorece la destrucción de la pesquería. Además, el equipo identificó muchas situaciones en las que la aplicación de buenas prácticas de gestión ha conducido a un incremento de las poblaciones de peces y del tamaño de los ejemplares. No obstante, advierten de que el 63% de las poblaciones ictícolas mundiales se encuentran en retroceso e inciden en que es necesario reducir aún más las tasas de explotación para permitir que las especies más vulnerables se recuperen. «Por desgracia, en todas las regiones se observa una tendencia hacia la destrucción de cada vez más poblaciones», comentó Boris Worm de la Universidad Dalhousie (Canadá) y autor principal del estudio. «Pero este artículo demuestra que nuestros océanos no están desahuciados. Un resultado alentador se vislumbra en la tasa de explotación, la causa principal de agotamiento y destrucción, que desciende en la mitad de los diez sistemas estudiados en profundidad. Esto significa que la gestión de estas zonas está creando las condiciones adecuadas para una recuperación ecológica y económica. Es sólo el comienzo, pero me hace confiar en que poseemos la capacidad de controlar la sobrepesca.» Alaska y Nueva Zelanda son dos casos dignos de admiración, puesto que comenzaron a poner en práctica una serie de medidas de gestión de la pesca antes de que sus poblaciones de peces tocaran fondo. A pesar de que la mayoría de las buenas prácticas se localizaron en países desarrollados, los científicos también descubrieron ejemplos en países en vías de desarrollo. En Kenia, por ejemplo, científicos, gestores y comunidades locales han trabajado en equipo para vedar ciertas zonas y restringir el empleo de varios tipos de artes. La cantidad y el tamaño de los especímenes crecen a la par que los ingresos de los pescadores del país. «Sabemos que se puede pescar más con menos esfuerzo y menos impacto sobre el medio ambiente si reducimos el ritmo de las capturas y permitimos que se recuperen las poblaciones afectadas por la sobrepesca», afirmó Jeremy Collie de la Universidad de Rhode Island (Estados Unidos). «Científicos y gestores de lugares tan distintos como Islandia y Kenia han sido capaces de reducir la sobrepesca y recuperar sus poblaciones de peces a pesar de los enormes retos a los que se enfrentaban.» Según los investigadores, la existencia de leyes que prohíban de forma explícita la sobrepesca y establezcan normas y objetivos es clave en el éxito de un plan de gestión. Otras técnicas efectivas son las cuotas pesqueras, programas de gestión comunitarios, vedas de pesca en zonas específicas, incentivos económicos y el uso selectivo de las artes de pesca. No obstante, no existe una solución infalible, así que será necesario aplicar combinaciones de distintas técnicas para adecuarse a las condiciones de cada lugar. Los investigadores también criticaron el empleo que se hace del concepto de Rendimiento Máximo Sostenible (RMS). El RMS es un sistema aceptado internacionalmente para calcular el total de capturas que se considera aceptable. Los científicos señalan que el RMS debe considerarse, más que como un objetivo, como un límite superior que no hay que superar bajo ningún concepto. Dicho equipo de científicos se sirvió de modelos informáticos para calcular un RMS de múltiples especies que refleja el rendimiento de todas las especies de una zona. Sus análisis sugieren que la actividad pesquera por debajo de este RSM produce tantas capturas como la que lo supera, pero el primer caso produce beneficios adicionales como el aumento de la cantidad y tamaño de los peces en el sistema y la disminución del riesgo de destrucción de la población. «Por debajo del RMS de múltiples especies, existe un punto ideal en el que los beneficios económicos y del ecosistema van al unísono», indicó Steven Palumbi de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) y coautor del estudio. «El camino hacia la recuperación no siempre es sencillo y conlleva costes a corto plazo», indican los científicos en el artículo. «Aún así, es la única opción disponible para impedir el agotamiento y la destrucción de la pesca y de los ecosistemas marinos.»

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