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¿Marcaje al hierro o microchips? Mejor preguntar a los potros

Como a muchas otras clases de ganado, los potros se han identificado desde tiempo inmemorial mediante marcaje al hierro. En la actualidad esta práctica despierta suspicacias relacionadas con el bienestar animal y a raíz de ello se ha propuesto la implantación de microchips com...

Como a muchas otras clases de ganado, los potros se han identificado desde tiempo inmemorial mediante marcaje al hierro. En la actualidad esta práctica despierta suspicacias relacionadas con el bienestar animal y a raíz de ello se ha propuesto la implantación de microchips como alternativa más civilizada a esta costumbre milenaria. ¿Y qué sienten los propios potros? Esto es lo que se propusieron averiguar unos científicos de Austria y Alemania mediante el estudio de los efectos de sendos métodos en estos animales. El estudio se llevó a cabo en el Instituto Graf Lehndorff de Ciencia Equina, una unidad de investigación compartida entre la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena (Austria) y el Potrero del estado de Brandemburgo en Neustadt (Alemania). Sus hallazgos, publicados en la revista The Veterinary Journal, indican que si bien las diferencias a corto plazo son mucho menos intensas de lo que aseguran los activistas que defienden los derechos de los animales, es cierto que el marcaje al hierro ejerce efectos prolongados que podrían perjudicar el bienestar de los potros. Los científicos decidieron no restringirse a las respuestas agudas al estrés y tener en cuenta también las consecuencias del marcaje en el bienestar a largo plazo de los animales. Para los ganaderos es importante poder identificar a sus animales, y la práctica de usar hierros candentes para marcarlos se remonta al antiguo Egipto. Por otra parte, actualmente es común identificar a perros y gatos implantándoles un microchip transpondedor. Aunque la norma ha sido seguir marcando los caballos a la antigua, en muchos países se han alzado voces partidarias de ampliar los microchips a estos animales. De hecho Dinamarca prohibió el marcaje en 2009, mientras que Alemania podría pronto seguir su ejemplo, si bien el tema es objeto de debate en el parlamento nacional. En Australia y Estados Unidos se registran debates similares. Esta investigación ha sido la primera en analizar los efectos del marcaje en potros. Anteriores estudios al respecto se habían limitado a caballos adultos, pero el marcaje se realiza casi sin excepción siendo el animal aún un potro. Dicha bibliografía indicaba que el marcaje resultaba considerablemente más estresante que la implantación de un microchip, pero el equipo austro-germano referido resolvió confirmarlo en potros. Para ello analizaron la concentración de hormonas del estrés en la saliva de potros al ser marcados y al implantárseles un microchip en el cuello. También prestaron atención al comportamiento, la temperatura corporal y la frecuencia cardiaca durante y tras el proceso de identificación. Según los resultados, ambos métodos están asociados a niveles elevados y muy similares de estrés para el animal, puesto que en ambas situaciones aumentaba la concentración de cortisol en la saliva y se producía un incremento temporal parecido de la frecuencia cardiaca y el comportamiento indicativo de aversión. Curiosamente, al parecer, el estrés sufrido se debía en parte a la manipulación e inmovilización de las que eran objeto los potros, no tanto por los dos procedimientos de identificación. Dicho esto, y aunque ambas prácticas parecían igualmente estresantes en el momento inicial, la quemadura en la piel dejada por el marcaje al hierro tardaba una semana en curarse, lo que fue acompañado de una subida generalizada de la temperatura cutánea que no remitió hasta pasados varios días. Estos resultados muestran que el daño causado por la quemadura en los tejidos es más acusado de lo esperado por los investigadores. Por consiguiente, la conclusión más importante del estudio es que el marcaje al hierro provoca alteraciones más prolongadas en los potros que la implantación de microchips, tal y como quiso resaltar la coordinadora del estudio, Christine Aurich, de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena : «A diferencia de la implantación de microchips, el marcaje al hierro causa una quemadura necrotizante y un incremento generalizado de la temperatura corporal superficial, lo cual apunta a un daño considerable en los tejidos.»Para más información, consulte: Universidad de Medicina Veterinaria de Viena: http://www.vetmeduni.ac.at/

Países

Austria, Alemania

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