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Un consorcio europeo intenta dar con un método «verde» para producir un medicamento contra la malaria.

Un consorcio de universidades y empresas europeas ha empezado la tarea de desarrollar y probar una serie de tecnologías «verdes» nuevas para la extracción a gran escala de artemisinina, un componente natural conocido por sus propiedades contra la malaria. En 1972, científi...

Un consorcio de universidades y empresas europeas ha empezado la tarea de desarrollar y probar una serie de tecnologías «verdes» nuevas para la extracción a gran escala de artemisinina, un componente natural conocido por sus propiedades contra la malaria. En 1972, científicos chinos identificaron por primera vez la artemisinina en la Artemisia annua (ajenjo dulce). A principios de la década de 1970, las pruebas realizadas por científicos chinos a partir de extracciones de artemisinina en ratones infectados de malaria mostraron que ésta era tan eficaz en la eliminación del parásito como la cloroquina y la quinina. Actualmente, la mayoría de los pacientes que reciben tratamientos combinados basados en la artemisinina muestran mejoría clínica en 24 horas. La demanda de medicamentos basados en la artemisinina se ha disparado durante los últimos años dada la aparición de un parásito de la malaria, resistente a prácticamente todos los medicamentos del mercado, salvo los que contienen artemisinina. Sin embargo, la producción a gran escala de estos medicamentos derivados de plantas ha sido problemática, ya que la tecnología empleada actualmente se basa en el hexano derivado del petróleo. Éste es un hidrocarburo alcano producido a partir de crudo tóxico y explosivo, por lo que resulta nocivo para el medio ambiente y muy caro de manipular con seguridad. «Actualmente, la producción de la Artemisia annua está aumentando en muchos países de todo el mundo, pero para poder reducir los costes de los medicamentos finales necesitamos aumentar el cultivo mediante variedades más productivas e introducir sistemas de extracción nuevos, más eficaces, seguros y respetuosos con el medio ambiente», dice Alexei Lapkin, de la Universidad de Bath (Reino Unido), uno de los socios del proyecto. Durante los próximos nueve meses, el consorcio trabajará en tres sistemas tecnológicos de extracción más limpios y económicos, que emplean disolventes alternativos como el dióxido de carbono supercrítico (scCO2), el hidrofluorocarbono HFC-134a, los líquidos iónicos (ILs) y el etanol para sustituir el método basado en el hexano. Estos disolventes ya han sido probados y se ha descubierto que tienen un ritmo de extracción más rápido y que permiten una extracción más completa de las sustancias útiles de las hojas del ajenjo dulce. También son mucho más seguros, sin riesgo de explosiones, su uso tiene un menor impacto ambiental y pueden ser biodegradables una vez usados. El proyecto está financiado y respaldado por el gobierno de los Países Bajos y el «Medicines for Malaria Venture» (MMV), una organización sin ánimo de lucro. Éste implica universidades y empresas del Reino Unido y de Alemania.

Países

Reino Unido