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Astrónomos revelan que una explosión masiva de rayos gamma apuntaba a la Tierra

Hace unos meses, varios telescopios repartidos por todo el mundo presenciaron la explosión más brillante jamás vista. Hoy, un equipo internacional de astrónomos desvela que la explosión fue un estallido de rayos gamma ocurrido en una galaxia lejana, a medio camino del límite d...

Hace unos meses, varios telescopios repartidos por todo el mundo presenciaron la explosión más brillante jamás vista. Hoy, un equipo internacional de astrónomos desvela que la explosión fue un estallido de rayos gamma ocurrido en una galaxia lejana, a medio camino del límite del Universo visible, que proyectó un potente chorro de material hacia la Tierra. «Hemos llegado a la conclusión de que el extraordinario brillo de aquel estallido surgió de un chorro de material disparado de forma casi directa hacia la Tierra a una velocidad cercana a la de la luz», declaró Guido Chincarini de la Universidad de Milano Bicocca (Italia). Este fenómeno dio a los astrónomos la posibilidad de observar un estallido de rayos gamma sin precedentes, y las observaciones realizadas tras la explosión han revolucionado nuestras nociones sobre este tipo de eventos. Todo comenzó en la mañana del 19 de marzo. Tanto el telescopio TORTORA del Observatorio Europeo Austral en Chile como el «Pi of the Sky» en Polonia detectaron un brillante fogonazo procedente de la constelación de Boötes (el pastor). Por encima de la Tierra, el satélite SWIFT de la NASA detectó un estallido de rayos gamma en el mismo punto. SWIFT activó una alerta en cuestión de segundos y numerosos telescopios se alinearon con rapidez para observar el acontecimiento. No había transcurrido una hora desde la observación del primer fogonazo cuando el telescopio VLT de la ESO comunicó que el estallido se había producido a 7.500 millones de años luz de distancia, a medio camino del límite del universo visible. Incluso a esa distancia, la explosión fue de tal magnitud que cualquiera que estuviera mirando al cielo en la dirección adecuada podría haberla visto sin necesidad de equipo óptico. Si se hubiera producido semejante explosión en nuestra Vía Láctea, el fogonazo resultante habría sido tan brillante como el Sol. Los estallidos de rayos gamma (GRB) se producen cuando las estrellas gigantes agotan su combustible y se reducen a un agujero negro. Cuando esto ocurre, salen disparados hacia el exterior potentes chorros que viajan a una velocidad cercana a la de la luz. Al alejarse de la estrella, estos chorros impactan contra gas emitido anteriormente por la estrella y lo calientan. Las emisiones resultantes se conocen como posluminiscencia. Durante los segundos, días y semanas que siguieron a la explosión, los astrónomos del todo el mundo observaron este proceso con gran atención. Al compartir información, consiguieron reconstruir con exactitud lo ocurrido y, en definitiva, ampliar el conocimiento que poseemos sobre los estallidos de rayos gamma. La particularidad de este fenómeno concreto reside en que apuntaba directamente a nuestro planeta. Este punto de vista desveló un chorro ultrarrápido y extremadamente estrecho rodeado de otro más amplio y ligeramente más lento. «Cabe la posibilidad de que todos los estallidos de rayos gamma contengan un chorro estrecho, pero los astrónomos no lo captamos casi en ningún caso», comentó Stefano Covino del Instituto Nacional de Astrofísica - Brera de Italia. «Dio la casualidad de que pudimos observar este "monstruo" a través del cañón del chorro de energía más estrecho», añadió su colega Cristiano Guidorzi. «Normalmente detectamos sólo el chorro ancho de un GRB porque el chorro interior es muy estrecho, equivalente a poco más de la centésima parte del tamaño angular de la luna llena», explicó el Dr. Paul O'Brien, de la Universidad de Leicester (Reino Unido) y miembro del equipo Swift. «Parece ser que, para ver una GRB muy brillante, el chorro estrecho ha de apuntar precisamente a la Tierra. Cabe esperar que esto pase sólo una vez cada diez años. El 19 de marzo tuvimos suerte.» «Este fue el fenómeno más potente jamás observado durante toda la existencia humana», concluyó el profesor Alex Filippenko de la Universidad de California Berkeley (Estados Unidos). «Que una estrella explosione y que se pueda ver a simple vista [...] incluso a pesar [de estar] a 7.500 millones de años luz de distancia, es algo asombroso.»

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