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Preservar el patrimonio digital

La tecnología avanza a una velocidad vertiginosa y, aunque la industria se aproveche de estos avances, algunos investigadores muestran su inquietud ante la ardua tarea que supone conservar el acceso a los contenidos digitales y proteger nuestro legado cultural. El proyecto KEE...

La tecnología avanza a una velocidad vertiginosa y, aunque la industria se aproveche de estos avances, algunos investigadores muestran su inquietud ante la ardua tarea que supone conservar el acceso a los contenidos digitales y proteger nuestro legado cultural. El proyecto KEEP («Mantener la portabilidad de los entornos de emulación»), que recibió 3,15 millones de euros de financiación mediante el tema «Tecnologías de la información y las comunicaciones» (TIC) del Séptimo Programa Marco (7PM), tiene como objetivo diseñar herramientas que faciliten el acceso universal al conjunto de nuestro legado cultural en formato digital, el cual crece constantemente. Los socios del proyecto desarrollarán una plataforma de acceso emuladora para que sea posible reproducir objetos como archivos de texto, sonido e imagen. Este sistema también permitirá acceder a la información en el futuro. El emulador, que viene a ser un programa informático, tendrá la capacidad de identificar y ejecutar o reproducir soportes informáticos más antiguos como discos flexibles y juegos. De acuerdo con los investigadores, las diferencias del emulador KEEP con respecto a otros que se encuentran actualmente en el mercado radica en que estos últimos están diseñados específicamente para una determinada plataforma o para emular un tipo de archivo, por lo que los formatos que son capaces de emular son limitados. «Al ser específicos pueden quedarse obsoletos del mismo modo que los soportes que emulan», explicó el Sr. Dan Pinchbeck, experto en juegos informáticos de la Universidad de Portsmouth y socio del proyecto KEEP. «KEEP salva estas limitaciones y asegura la pervivencia de los emuladores y de la información que contienen.» La Dra. Janet Delve, historiadora informática de la Facultad de Tecnologías Creativas de la Universidad de Portsmouth, afirmó que la gente normalmente no guarda ficheros en formato digital, trátese de sus fotos personales o de archivos nacionales. «Pero todos los ficheros digitales corren el riesgo de perderse por degradación o por la desaparición de la tecnología empleada para leerlos», indicó. «Las generaciones anteriores nos han legado una riqueza bibliográfica, epistolar y documental que nos habla de quiénes eran, cómo vivían y qué descubrieron. Existe un riesgo real de que dejemos detrás de nosotros un espacio de la historia en blanco.» Continuamente se está generando información en formato digital. Los expertos creen que la cantidad almacenada en 2010 será equivalente a 18 millones de veces la información contenida en todos los libros escritos durante la historia, y esta velocidad de crecimiento no tiene visos de frenar. Las últimas informaciones muestran que el Archivo Nacional del Reino Unido conserva el equivalente a 580.000 enciclopedias de información en formatos obsoletos. Por su parte, la Biblioteca Británica ha informado que los problemas que surgen al acceder y proteger archivos digitales antiguos es un sumidero de fondos para la economía europea, ya que se calcula que se pierden de este modo más de 3.000 millones de euros en valor comercial cada año. «Nos enfrentamos al enorme peligro de perder información digital. Es un peligro auténtico y preocupante», señaló el Dr. David Anderson, historiador informático y miembro del «Centro de Estudios de Investigación Europeos e Internacionales» de la Universidad de Portsmouth. «Muchas de las creaciones de las cuatro últimas décadas están desapareciendo a gran velocidad y la renovación continua de las tecnologías aumenta el riesgo de perder material.» A pesar de que existen museos que albergan equipos electrónicos ya anticuados como ordenadores y consolas de videojuegos, los visitantes no pueden comprender totalmente su funcionamiento debido a que no se puede usar el software, apuntó. «Sería como exhibir instrumentos musicales pero sin música», explicó el Dr. Anderson, a lo que añadió que «para las generaciones venideras esto supone una catástrofe cultural». Los socios de KEEP también se centran en la seguridad de los programas y los datos codificados para que puedan ser leídos por los ordenadores nuevos, más rápidos y mejores que habrá en el futuro. En este proyecto, coordinado por la Biblioteca Nacional de Francia, también participan la empresa de consultoría checa Cross Czech A.S. la Biblioteca Nacional de Alemania y la Biblioteca Nacional de los Países Bajos.