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El debate sobre el IET deja atrás la cuestión del «si» y se centra en el «cómo»

El cómo fue el meollo de una sesión abierta sobre la propuesta de Instituto Europeo de Tecnología (IET) que tuvo lugar en el Parlamento Europeo el día 2 de mayo. Ján Figel', Comisario Europeo de Educación, Formación, Cultura y Juventud, que asistió al final de la sesión, aplau...

El cómo fue el meollo de una sesión abierta sobre la propuesta de Instituto Europeo de Tecnología (IET) que tuvo lugar en el Parlamento Europeo el día 2 de mayo. Ján Figel', Comisario Europeo de Educación, Formación, Cultura y Juventud, que asistió al final de la sesión, aplaudió que se dejara atrás la cuestión del «si» y afirmó que espera que se alcance un acuerdo de orientación común sobre el IET en el Consejo de junio. En 2005 la Comisión Europea propuso por primera vez el IET. A eso siguieron debates, una segunda comunicación y una consulta que condujeron a una propuesta oficial que presentó el Presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, en octubre de 2006. Dicha propuesta prevé una estructura combinada ascendente y descendente con una red de «comunidades de conocimiento e innovación» que implicaría a universidades, organizaciones de investigación y empresas. Una Junta de Gobierno establecería las prioridades globales. Quienes intervinieron en el Parlamento coincidieron totalmente en que se necesitaba una acción para abordar las deficiencias de la innovación en Europa. La mayoría coincidió en que el IET podría ser al menos parte de la solución. En las diversas intervenciones se abordó la financiación para apoyar el IET, la estructura de este instituto para evitar que se solape con otras iniciativas, y el grado de autonomía del que gozarían las comunidades de conocimiento e innovación. «A menudo se critica el IET por no responder a los problemas de la innovación de Europa. Cada vez hay más gente que se da cuenta de que no hay una respuesta única. El IET puede ser parte de la solución», dijo Christopher Hull, vicesecretario general de la Asociación Europea de Organizaciones de Investigación y Tecnología (EARTO). Christopher Hull quitó importancia a las preocupaciones planteadas por otros oradores sobre el posible solapamiento entre el IET y otras iniciativas que ya están en marcha para apoyar la innovación en Europa, como el Séptimo Programa Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico (7PM), las Iniciativas Tecnológicas Conjuntas (ITC) y las Plataformas Tecnológicas Europeas dentro del 7PM, el Programa Marco de Innovación y Competitividad (CIP), y el Programa de Aprendizaje Permanente. «Se solaparán, pero no supone ningún problema. Al revés, es esencial», afirmó. También se plantearon cuestiones sobre si la asignación de los fondos para el IET llevaría a una disminución del apoyo financiero a otros programas y proyectos de la UE. La propuesta de la Comisión contempla la financiación del IET a partir de tres fuentes separadas: el presupuesto de la UE, apartado 1A (308 millones de euros); la captación de fondos a través de programas actuales de la UE, como el 7PM, el CIP y los Fondos Estructurales (1.500 millones de euros); y los Estados miembros, el sector privado y créditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) (527 millones de euros). Nina Skottov, de la Comisión de Presupuestos del Parlamento Europeo, señaló que tomar 308 millones de euros del apartado 1A del presupuesto de la UE recortaría la reserva de dicho apartado 1A en un 25% y reduciría los fondos disponibles para otras iniciativas. También destacó que otorgar fondos al IET provenientes de otros programas como los Fondos Estructurales llevaría a una menor financiación de otros proyectos. Nina Skottov destacó que su enfoque sobre el IET es positivo, y que su opinión pretende ayudar a la Comisión a abordar cualquier debilidad en el ámbito de la financiación. Willi Fuchs, Presidente de la Federación Europea de Asociaciones Nacionales de Ingenieros (FEANI) también se hizo eco de esta preocupación: «Tememos que las estructuras actuales encuentren dificultades para seguir existiendo cuando todas estén compitiendo por los mismos fondos», afirmó. No obstante, añadió que la FEANI apoya el desarrollo del IET, siempre que se evite la duplicación. David White, Director de «aprendizaje permanente; políticas de educación y de formación» de la DG de Educación y Cultura, intentó calmar a quienes se sienten inquietos por las cuestiones de financiación. La cifra de 308 millones provenientes del apartado A1 del presupuesto de la UE fue determinada por la cantidad que la Comisión podría conseguir, cuánto necesitaría para hacer creíble el IET y a qué se destinarían estos fondos. Por lo que se refiere a la posibilidad de que las comunidades de conocimiento e innovación soliciten fondos de otros programas de la UE, David White afirmó: «Déjenme que aclare un asunto: no hay ninguna asignación presupuestaria, ni un sólo euro del Programa Marco ni de los Fondos Estructurales, para proyectos del IET.» Se espera que las comunidades de conocimiento e innovación compitan para obtener fondos junto con otras redes, y si no los consiguen se cuestionará su excelencia. También es verdad que, si bien los fondos otorgados a las comunidades de conocimiento e innovación provenientes del 7PM o de los Fondos Estructurales no podrán destinarse a otros proyectos, el hecho de que estas comunidades de conocimiento e innovación estén trabajando por los mismos objetivos que estos otros programas «entonces tampoco es malo», afirmó David White. Kari Raivio, presidente de la Liga de Universidades de Investigación Europeas (LERU), también se refirió a la financiación. Adujo que la evaluación de la situación actual en Europa por parte de la Comisión era «excesivamente pesimista» y resultante de la comparación con el sistema federal de los Estados Unidos. Por lo que se refiere al volumen de artículos de investigación influyentes, Europa supera a los Estados Unidos. Además, en la clasificación de las cien mejores universidades hay una sólida representación de universidades europeas, y los doctores europeos tienen una gran demanda en los Estados Unidos. «Si se pretende solventar las deficiencias de la innovación, quizá convendría analizar la razón de la preponderancia estadounidense», señaló Kari Raivio. En realidad la diferencia radica en el dinero. Mientras que la inversión en investigación, como porcentaje del PIB, es similar en la UE y los Estados Unidos, es evidente que los Estados Unidos tienen un PIB mucho mayor, y eso lo cambia todo, afirmó K. Raivio durante la sesión. Ese país se gasta 300.000 millones de dólares al año en investigación. En Europa el mayor inversor en investigación es Alemania (con 60.000 millones de dólares), seguida por Francia y el Reino Unido (con 40.000 millones de dólares cada uno). La cantidad invertida por estudiante es el doble de alta en los Estados Unidos con respecto a Europa, agregó Kari Raivio. Lo que Europa necesita es invertir más en investigación e innovación, y el presupuesto proyectado para el IET «no da pie a albergar grandes esperanzas», puntualizó Kari Raivio. Según sus propios cálculos, cada una de las comunidades de conocimiento e innovación recibiría unos 900 millones de euros al año. «Esto no supone un impulso decisivo, y además no se observan indicios de interés empresarial. [...] Nada indica que cubrirá las deficiencias de financiación, y evidentemente tampoco las de la innovación», sostuvo. Algunos de los oradores y algunas de las preguntas abordaron la personalidad jurídica de las comunidades de conocimiento e innovación. La relatora Erna Hennicot-Schoepges se mostró especialmente interesada en saber qué tipo de personalidad jurídica se apoyaría. Ésta es la responsable de elaborar un informe que presente los puntos de vista de la Comisión de Cultura y Educación. Erich Hödl, vicepresidente de la Academia Europea de las Ciencias y las Artes, se pronunció a favor de la creación de entidades jurídicas privadas, argumentando que probablemente la industria estaría más dispuesta a colaborar con un organismo así. Éste también manifestó que las instituciones públicas no tienden a ser muy flexibles. David White ofreció el punto de vista de la Comisión y apoyó también el establecimiento de algún tipo de personalidad jurídica para las comunidades de conocimiento e innovación, afirmando que sería necesario para que éstas pudieran formar parte de algún acuerdo contractual con el IET. Horst Soboll, Presidente del Comité Consultivo Europeo de Investigación (EURAB), se mostró muy a favor del IET, contemplándolo como un medio para abordar las deficiencias de la innovación en Europa, y destacó la necesidad de crear una «marca» del IET. «La psicología es importante», apuntó. Por este motivo, el IET debería incluir más que una red laxa, y debería poder otorgar titulaciones. La creación de una titulación del IET ha sido frecuentemente motivo de debate desde que la propuesta del IET se puso sobre la mesa. Algunos, como Horst Soboll, creen que es necesario para el prestigio del instituto. Otros creen que las titulaciones deberían permanecer en manos de las universidades y los institutos europeos ya existentes. El Comisario aseguró que la Comisión ha escuchado y ha tenido en cuenta muy seriamente éste y otros aspectos del IET. El apartado que trata sobre las titulaciones y los diplomas está siendo revisado en el texto del acuerdo: la sustancia no ha cambiado, dijo Ján Figel', pero la Comisión ha aclarado que sólo los institutos reconocidos podrán otorgar títulos del IET. Todos los que intervinieron en la sesión vieron las ventajas de apoyar la innovación mediante redes regionales. «No podemos predecir la innovación, pero sí sabemos que es un hecho local que suele darse en agrupaciones», afirmó David White. «Durante los próximos meses aclararemos cómo se conformarán esas agrupaciones.» Un aspecto está claro ya: la Comisión y la comunidad de la innovación ya están mirando más allá del horizonte de 2013, la fecha en que acabará la primera ronda de financiación. «El objetivo es crear alguna cosa que continúe más allá de 2013. Nadie invertiría de forma significativa, seria, en un ejercicio de corto plazo», afirmó Ján Figel'.

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