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Childhood body size, growth and pubertal timing and the risk of cancer in adulthood

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Un estudio señala que la obesidad infantil aumenta el riesgo de desarrollar al menos seis tipos diferentes de cáncer

Un hecho comúnmente aceptado en la actualidad es que la obesidad infantil aumenta las probabilidades de desarrollar cáncer de mama. En cambio, aún se desconoce el efecto del índice de masa corporal (IMC) en otros tipos de cáncer. Los estudios hasta la fecha sobre esta cuestión son escasos, muy dispares y poco representativos como para establecer conclusiones sólidas. Sin embargo, la profesora Jennifer Lyn Baker logró con éxito dar un vuelco a esta tendencia.

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Previamente a la puesta en marcha del proyecto CHILDGROWTH2CANCER dirigido por la profesora Baker, la comunidad científica había intentado durante años encontrar cohortes poblacionales lo suficientemente grandes para obtener resultados en otros tipos de tumor que no fueran el cáncer de mama a fin de poder derivar conclusiones generalizables. «No es que los investigadores no estuvieran interesados en otros tipos de cáncer, lo que ocurre es que el cáncer de mama aparece a edades muy tempranas y es muy común, por lo tanto estos tenían acceso a una gran cantidad de datos que podrían ayudar a respaldar sus estudios», explica la profesora Baker. Afortunadamente, la profesora Baker tiene ahora a su disposición todas las herramientas necesarias para cambiar esta situación. Con el propósito de ampliar su trabajo sobre las enfermedades coronarias y otros síndromes metabólicos, la profesora Baker puso en marcha el proyecto CHILDGROWTH2CANCER a fin de realizar un contribución significativa a este área de la investigación, sirviéndose para ello tanto de los últimos avances teóricos y técnicos en estadística como de los datos que habían formado la base de su trabajo durante los últimos seis años. «Idealmente, necesitaba cohortes poblacionales con medidas directas del tamaño corporal durante la infancia, con un gran tamaño muestral y un periodo de seguimiento sostenido en el tiempo y, además, que permitieran rastrear fácilmente a los individuos desde la infancia hasta la edad adulta con una pérdida mínima de información», explica la profesora Baker. Mientras que solo unas pocas cohortes poblacionales cumplieron con estos criterios, el Registro de Datos de Salud Escolar de Copenhague —una base de datos electrónica que contiene información de medidas de estatura y peso para 372 636 niños nacidos entre 1930 y 1989 que atendieron a diferentes escuelas en la ciudad de Copenhague— satisfacía todos los requisitos fijados por el diseño del estudio. Usando estos datos, la profesora Baker descubrió para su sorpresa que el índice de masa corporal y la estatura durante la infancia están relacionados de manera diferencial con muchos tipos de cáncer durante la etapa adulta, aunque no todos; que el tamaño corporal y el crecimiento del niño podrían estar relacionados con el cáncer en la edad adulta, aunque no siempre a través de su asociación con el tamaño corporal del adulto; y que los riesgos para una toda una plétora de tumores aparecen con valores de IMC que son sustancialmente inferiores a los criterios actuales con respecto al sobrepeso y la obesidad infantil. Es decir, en lo que respecta al riesgo de padecer cáncer, los criterios comunes de «sobrepeso» u «obesidad» son demasiado laxos. «Dado que aproximadamente entre el 25 y el 30 % de los jóvenes europeos padecen sobrepeso u obesidad, nuestros resultados indican que un número demasiado elevado de niños podrían enfrentarse a un riesgo grave de padecer diferentes tipos de cáncer en el futuro. Nuestros hallazgos también demuestran que la estatura es un indicador del riesgo de padecer cáncer. Aunque, evidentemente, la estatura no se puede cambiar, esta puede ser empleada para evaluar los propios riesgos y cambiar así hábitos y estilo de vida a fin de reducir el riesgo de padecer cáncer», afirma la profesora Baker. Gracias a estos resultados, la profesora Baker aporta indicios que corroboran las sospechas largamente sostenidas de que el tamaño corporal es relevante para muchos tipos de cáncer. «Creo sinceramente que nuestro trabajo proporciona la oportunidad de esclarecer si el origen de toda una plétora de tumores tiene lugar a una edad más temprana de lo que previamente se creía. Mi esperanza es que nuestros resultados conduzcan a investigaciones que favorezcan el desarrollo de estudios genéticos y mecanicistas dirigidos a determinar qué procesos contribuyen a los riesgos que detectamos en nuestro estudio», sostiene la investigadora. Aunque el proyecto ya ha finalizado, la profesora Baker manifiesta que continuará trabajando en este área: «Hasta el momento, hemos investigado en detalle trece tipos diferentes de cáncer, pero dado que existen más de doscientos tipos de tumores descritos, aún nos queda mucho trabajo por hacer», concluye Baker. Además de continuar mejorando y ampliando los resultados del proyecto, los planes futuros de la investigadora incluyen también la puesta en marcha de proyectos dedicados a examinar cómo la evolución del peso a lo largo de la vida, desde la infancia hasta la edad adulta está relacionada con diferentes enfermedades crónicas no transmisibles.

Palabras clave

CHILDGROWTH2CANCER, obesidad, cáncer, cáncer de mama, sobrepeso, niños, estatura

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