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La transformación de CO2 ofrece nuevas oportunidades gracias a un proyecto financiado con fondos comunitarios

Ahora que el proyecto ELCAT («Electrocatalytic gas-phase conversion of CO2 in confined catalysts»), financiado con fondos comunitarios, está llegando a su fin, sus socios han hecho un balance del mismo en una reunión final en Bruselas: coincidieron en que el proyecto había pro...

Ahora que el proyecto ELCAT («Electrocatalytic gas-phase conversion of CO2 in confined catalysts»), financiado con fondos comunitarios, está llegando a su fin, sus socios han hecho un balance del mismo en una reunión final en Bruselas: coincidieron en que el proyecto había probado la viabilidad de la transformación de CO2 en estado gaseoso en un proceso catalítico que recicla el dióxido de carbono convirtiéndolo en hidrocarburos y alcoholes líquidos. Sin embargo, para poner en práctica esta tecnología es necesario trabajar aún más, afirmaron. La idea del proyecto ELCAT, que recibió una financiación de alrededor de 85.000 euros proveniente del tema Ciencias y tecnologías nuevas y emergentes (NEST) del Sexto Programa Marco (6PM), nació cuando los investigadores de la Universidad de Messina (Italia) observaron una reacción electrocatalítica que podría llevarse a cabo a temperatura ambiente y a presión atmosférica: confinando el dióxido de carbono dentro de microporos de carbono y con un flujo de electrones y protones hacia un catalizador activo (nanoclusters de metal noble), el dióxido de carbono gaseoso se redujo a una serie de hidrocarburos y alcoholes. Los productos de la reacción eran sorprendentemente similares a los del proceso Fischer-Tropsch (FT), una reacción química catalizada en la cual el monóxido de carbono y el hidrógeno se convierten en una serie de hidrocarburos. El proceso FT se viene debatiendo desde hace tiempo como posible fuente de combustibles y materias primas. El proceso FT conlleva ciertas dificultades, por lo que un proceso que pueda generar productos parecidos a temperatura ambiente y presión atmosférica podría ayudar considerablemente a reducir el dióxido de carbono y, al mismo tiempo, generar nuevas materias primas. No obstante, esta reacción catalítica creó problemas nuevos, concretamente una desactivación rápida del catalizador y una productividad reducida. Asimismo, es un caso de electrocatálisis de estado gaseoso, un fenómeno que apenas ha sido estudiado por los científicos, que tradicionalmente han prestado más atención al estado líquido. Mientras este cambio de líquido a gas puede ayudar a resolver problemas como la difusión y la productividad limitadas, los científicos de ELCAT han tenido que enfrentarse a nuevos retos, según explicó a CORDIS Noticias el ex coordinador del proyecto, Gabriele Centi, de la Universidad de Messina: «Es necesario cambiar el tipo de estructura y de electrodo debido al cambio de condiciones», pero esto ha abierto nuevas vías para mejorar el rendimiento y otras oportunidades como la producción de hidrógeno por hidrólisis controlada del sistema. Asimismo, «en la electrocatálisis de estado gaseoso, básicamente no hay límites de temperatura», añadió el Sr. Centi. «En el estado líquido sí los hay, o es necesario trabajar a presión, lo que tiene un coste añadido. Por eso se abren posibilidades realmente nuevas si pasamos al estado gaseoso.» Durante los tres años y medio últimos, la investigación de ELCAT se centró en estos problemas así como en la producción de nanotubos de carbono adecuados. Los socios del proyecto están decididos a continuar su tarea, si bien el proyecto ELCAT finaliza a finales de febrero. Según sus cálculos, la conversión electrocatalítica a estado gaseoso de CO2 podría estar lista para su aplicación en unos diez años, y podría ayudar a disminuir las emisiones mundiales de CO2 en un 5%, complementando otras estrategias. «El almacenamiento de carbono tiene sus limitaciones, porque hay limitaciones espaciales y, en este caso, tratamos de convertir los gases de efecto invernadero directamente en combustible», afirmó Siglinda Perathoner de la Universidad de Messina, quien está a cargo de la coordinación del proyecto actualmente. «Por tanto, es complementario. Pero creo que es mucho mejor convertir que almacenar.» El Sr. Centi y la Sra. Perathoner esperan que ahora, una vez que el proyecto ha demostrado la viabilidad de la tecnología, otros se subirán al carro y ayudarán a que ésta avance más rápidamente. Sin duda, la industria está empezando a interesarse, apuntó el Sr. Ceni. «Hasta el momento han visto este problema del dióxido de carbono como un coste negativo, pero ahora, si comienzan a verlo como materia prima, comenzarán a interesarse», añadió. «La posibilidad de convertirlo en productos químicos que puedan introducirse en todos los ciclos químicos o que puedan aprovecharse como combustibles, abre perspectivas realmente nuevas.» Según parece, otros tuvieron noticia del proyecto cuando éste entró en una competición para encontrar nuevas soluciones a las emisiones de gases de efecto invernadero llamada «La idea de los 25 millones de dólares», convocada por el ex Vicepresidente de Estados Unidos y ganador del Premio Nobel de la Paz, Al Gore, junto con el empresario británico Richard Branson. «Creo que hay otros proyectos que están más cerca de ser aplicados», afirmó el Sr. Centi. «Todavía queda mucho trabajo por hacer. Pero es interesante constatar que otras personas opinan que esto tiene potencial de aplicación.» Indudablemente, los socios están satisfechos con los resultados del proyecto, y también lo está la Dra. Monique Smaihi de la Dirección General de Investigación de la Comisión Europea, científica a cargo del proyecto ELCAT. «Los socios tuvieron que comenzar su investigación de cero y encontraron muchos problemas que no se podrían haber previsto», admitió. «Todavía se debía hacer algunos avances ya que no se había resuelto todo, pero los resultados fueron muy prometedores, en particular en lo relacionado con la versatilidad de la tecnología», concluyó.

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