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El Polarstern instala un observatorio en el Océano Ártico

Unos investigadores financiados con fondos comunitarios han conseguido instalar un nuevo observatorio en las profundidades marinas para vigilar un volcán de lodo situado en la región ártica. Este sistema de observación se estableció durante la vigésimo cuarta expedición ártica...

Unos investigadores financiados con fondos comunitarios han conseguido instalar un nuevo observatorio en las profundidades marinas para vigilar un volcán de lodo situado en la región ártica. Este sistema de observación se estableció durante la vigésimo cuarta expedición ártica del buque de investigación Polarstern, que se prolongó desde mediados de julio hasta principios de agosto. El estudio forma parte del proyecto ESONET («Red europea de observatorios marinos»), que recibió fondos por valor de 7 millones de euros del Sexto Programa Marco (6PM) de la UE. El observatorio mencionado recogerá información sobre la dinámica de las erupciones de gases y revelará el impacto de éstas en las aguas profundas del Mar de Noruega. El observatorio se compone de 16 estaciones diseminadas a profundidades de hasta 5.500 metros. Los investigadores, dirigidos por un equipo con sede en Bremen (Alemania), pueden determinar los cambios en un ecosistema de las profundidades del Océano Ártico tras diez años de investigación. «La instalación de las distintas estaciones de este observatorio a largo plazo es un hito para el proyecto ESONET», afirmó el coordinador del proyecto, el Dr. Dirk de Beer, del Instituto Max Planck de Microbiología Marina (Alemania). «Fue posible instalar la compleja estructura del observatorio según lo previsto con la ayuda de todos los socios de Alemania, Francia y Noruega que participan en el proyecto. Una vez más se demuestra que la buena colaboración entre los institutos implicados es un componente importante de la investigación marina europea.» En total, cincuenta científicos de siete países han participado en la investigación llevada a cabo a bordo del Polarstern, un rompehielos que pertenece al Instituto Alfred Wegener (AWI). Los investigadores explicaron que también se proponen evaluar otra zona situada al oeste de la isla noruega de Spitsbergen, la mayor del archipiélago de Svalbard, en el Océano Ártico. Esta zona de observación, denominada «Hausgarten», pertenece al AWI de Investigación Polar y Marina, de la Asociación Helmholtz de Centros de Investigación Alemanes. Hausgarten es un lugar fundamental para el proyecto ESONET. Según el equipo científico, el Estrecho de Fram, situado entre la costa oriental de Groenlandia y Spitsbergen, es la única vía marina profunda que comunica la zona central del Océano Ártico y la zona norte del Atlántico. Además, los científicos observaron que la temperatura del agua había aumentado una décima de un grado centígrado a una profundidad de 2.500 metros. También descubrieron que la saturación de oxígeno se había reducido en la capa límite entre el fondo marino y el agua, y que la composición de la comunidad animal había cambiado con mucha más rapidez de lo previsto. «Hasta que no analicemos la información recogida y profundicemos en esta investigación, no sabremos si estamos observando las consecuencias de cambios rápidos en el Ártico en varios miles de metros de profundidad o si somos testigos de cambios naturales que se prolongan varias décadas», explicó el jefe científico de la expedición, el Dr. Michael Klages, investigador del AWI. Aparte de instalar el susodicho observatorio en el Mar de Noruega, durante la expedición los científicos se dedicaron a construir el observatorio permanente LOOME («Observación a largo plazo de erupciones de un volcán de lodo»), cuya finalidad es estudiar el volcán de lodo Haakon Mosby, ubicado en el suroeste del Mar de Barents, y en concreto lo que ocurre en su interior. Según informaron los científicos, este volcán tiene una profundidad de 1.250 metros en el mar y un diámetro aproximado de 1,5 kilómetros. Lodo, gases y agua son expulsados a presión desde el centro de este volcán activo, desde una profundidad de unos tres kilómetros, hasta la superficie del suelo marino. El eflujo disminuye en la dirección de las zonas exteriores de esta estructura, indicaron los científicos. En este punto se encuentran hidratos de gas metano que contribuyen a estabilizar toda la zona.

Países

Alemania, Francia, Noruega

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