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Por qué no siempre es perjudicial una inflamación en la grasa corporal

La inflamación en la grasa corporal no es nociva en todos los casos, según una nueva investigación comunitaria que contradice las tesis previas que asociaban la inflamación en la grasa corporal a la resistencia a la insulina y, en último término, a la diabetes de tipo 2. Los h...

La inflamación en la grasa corporal no es nociva en todos los casos, según una nueva investigación comunitaria que contradice las tesis previas que asociaban la inflamación en la grasa corporal a la resistencia a la insulina y, en último término, a la diabetes de tipo 2. Los hallazgos de este trabajo podrían conducir a nuevos tratamientos contra esta última afección. En la revista New England Journal of Medicine (NEJM) se ha publicado un artículo sobre este estudio a cargo de científicos del Instituto Karolinska (Suecia). El apoyo comunitario para este trabajo provino de dos proyectos: HEPADIP («Disfunción hepática y de tejidos adiposos y hepáticos en el síndrome metabólico»), que recibió 11,7 millones de euros por medio del área temática «Ciencias de la vida, genómica y biotecnología aplicadas a la salud» del Sexto Programa Marco (6PM), y ADAPT («Las adipocinas como dianas farmacológicas para evitar los efectos nocivos del exceso de tejido adiposo»), que fue financiado a través del tema «Salud» del Séptimo Programa Marco (7PM) con 3 millones de euros. En trabajos anteriores los científicos del Instituto Karolinska ya habían demostrado que los humanos adultos no dejan de producir células adiposas (adipocitos) para reemplazar las células que van muriendo. Además, las personas que presentan sobrepeso generan y reemplazan más adipocitos que las que están delgadas. En el caso de los obesos, el tejido graso se caracteriza por una inflamación de bajo grado y unos factores inflamatorios más acusados tales como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa) y la interleucina 6. Se cree que estas proteínas son especialmente dañinas dado que alteran la función del tejido adiposo y se ha demostrado que inhiben la acción de la insulina. No obstante, los investigadores se plantearon si estas proteínas podrían influir de manera decisiva en la función del tejido adiposo normal. «La inflamación podría resultar esencial para detectar las necesidades nutricionales y conservar la homeostasis en el tejido adiposo», indican los científicos en el artículo publicado. Los investigadores tomaron muestras de tejido adiposo de 23 jóvenes delgadas y sanas cuyo índice de masa corporal (IMC) estaba entre 20 y 25. A continuación analizaron los niveles de diversos factores inflamatorios en dichas muestras. El análisis reveló una estrecha relación entre la capacidad del tejido adiposo para producir TNF-alfa y el IMC de las mujeres, el tamaño y la cantidad de células adiposas. «La hipótesis era que la inflamación del tejido adiposo causa indirectamente resistencia a la insulina y, de ese modo, diabetes de tipo 2», explicó el primer firmante del artículo, el profesor Peter Arner, de la Unidad de Endocrinología del Instituto Karolinska. «Pero cuando analizamos tejido adiposo de jóvenes delgadas y sanas observamos que la inflamación también es necesaria para la renovación de las células adiposas en individuos sanos y de constitución delgada. Esto sólo se observó en cuanto al TNF-alfa, puesto que no había relación entre otros factores inflamatorios y el tamaño o el número de adipocitos.» Los autores realizaron la misma prueba en jóvenes obesas cuyo IMC oscilaba entre 31 y 48 y no hallaron relación alguna entre la concentración de TNF-alfa y el IMC, la grasa corporal ni el volumen de los adipocitos. «Los resultados [...] de nuestro estudio sugieren que el TNF-alfa en mujeres delgadas premenopáusicas cumple una función fisiológica consistente en determinar la masa total y el volumen de tejido adiposo, quizás mediante la regulación de la adipogénesis o de la acumulación de lípidos en los adipocitos, o de ambas», señalan los investigadores. «Desconocemos si cumple la misma función en los hombres o en mujeres más mayores.» El profesor Arner y su equipo pretenden seguir estudiando de qué forma el TNF-alfa regula la regeneración y la descomposición de las células adiposas. Confían en que a largo plazo su trabajo conduzca a nuevos tratamientos contra la diabetes de tipo 2 y, así, beneficie a quienes padecen la forma de diabetes más común en el mundo y concretamente en Europa, donde representa casi el 90% de los casos.

Países

Suecia

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