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Affording Recovery In Stroke

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Nuevos tratamientos para el accidente cerebrovascular

Casi quince millones de personas de todo el mundo sufren un episodio isquémico o accidente cerebrovascular (ACV), de los cuales un tercio no sobrevive. En vista de estas cifras tan desalentadoras, es necesario desarrollar nuevos tratamientos para aumentar el índice de supervivencia de las personas que sufren un accidente cerebrovascular.

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Los ACV se deben a una interrupción en el suministro de sangre al cerebro, generalmente causada por un coágulo que obstruye las arterias, y pueden provocar lesiones neurológicas. Actualmente el tratamiento del accidente isquémico agudo consiste en administrar compuestos trombolíticos, como el activador tisular del plasminógeno, entre tres y cuatro horas y media después de producirse el episodio. No obstante, estos fármacos no están al alcance de toda la población mundial y, por tanto, solo parte de las personas que sufren un accidente cerebrovascular pueden beneficiarse de la trombólisis. El proyecto «Affording recovery in stroke» (ARISE) , financiado con fondos europeos, reunió a investigadores y expertos en el accidente cerebrovascular y su tratamiento clínico, así como a PYME del sector farmacéutico. El principal objetivo de esta iniciativa era desentrañar la compleja etiología del ACV y diseñar estrategias terapéuticas para paliar la inflamación y evitar el daño neuronal. Los socios se basaron en modelos preclínicos de envejecimiento, aterosclerosis y obesidad, los principales factores de riesgo del ACV, para estudiar los efectos de la inflamación en estos episodios y en las lesiones cerebrales. De su estudio se desprende que las citadas comorbilidades aumentan los niveles sistémicos de inflamación y que la interleucina-1 (IL-1) contribuye de forma decisiva al proceso. La inflamación neuronal posterior al ACV está asociada por lo general a los casos graves y por tanto se diseñó una estrategia terapéutica consistente en bloquear la señalización de la IL-1. Una investigación exhaustiva del proceso de remodelación que tiene lugar tras los episodios de ACV demostró que las células madre neuronales migran al lugar de la lesión para reponer las neuronas dañadas. Para estimular la recuperación funcional tras el ACV se realizaron pruebas con distintos tratamientos, tales como la inhibición de CXCR4 o la administración de L-DOPA. El consorcio desarrolló una nueva técnica de ultrasonidos consistente en emitir ondas sonoras al cerebro para abrir durante unos instantes la barrera hematoencefálica (BHE) y poder administrar de forma selectiva un fármaco al cerebro. Otra opción planteada por el equipo consiste en transportar los fármacos a través de la BHE empleando nanomateriales. En conjunto, la labor del consorcio de ARISE dio lugar a ocho solicitudes de patente internacional relacionadas con nuevos tratamientos para el ACV. Dado que la mayoría de los factores de riesgo del ACV pueden prevenirse o reducirse, los artífices de ARISE hicieron hincapié en las acciones de sensibilización de la población con respecto a dichos factores de riesgo y a las estrategias para prevenirlos. Junto con las opciones terapéuticas propuestas y los ensayos clínicos llevados a cabo, las actividades realizadas en el marco del proyecto ayudarán a paliar las consecuencias de los ACV.

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