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Un posible tratamiento contra el cáncer a partir de la piel de las ranas

Ciertas proteínas de la piel de anfibios podrían ser un componente clave para tratar más de 70 afecciones graves entre las que se encuentran el cáncer y la diabetes, según se indica en una investigación realizada recientemente en la Universidad Queen's de Belfast (Reino Unido)...

Ciertas proteínas de la piel de anfibios podrían ser un componente clave para tratar más de 70 afecciones graves entre las que se encuentran el cáncer y la diabetes, según se indica en una investigación realizada recientemente en la Universidad Queen's de Belfast (Reino Unido). El equipo descubrió que dos tipos de proteínas, o péptidos, podrían utilizarse en condiciones controladas para regular la angiogénesis, el proceso de crecimiento de los vasos sanguíneos de organismo. Hasta ahora se han descubierto dos tipos de anfibio que poseen estas proteínas tan potentes: Phyllomedusa sauvagii, una especie procedente de la subfamilia Phyllomedusinae de anfibios anuros de costumbres arborícolas nativa de la Llanura del Chaco, en Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil, y Bombina maxima, un anuro de la familia Bombinatoridae. En ambos anfibios las proteínas se encontraron en secreciones de su piel. Tras extraer dichas secreciones con suma precaución, los científicos devolvieron los animales a su hábitat sin que causarles daño alguno. «Las proteínas descubiertas poseen la capacidad de estimular o inhibir el crecimiento de vasos sanguíneos», explicó el profesor Chris Shaw, director de la investigación. «Al "desactivar" la angiogénesis e inhibir el crecimiento de vasos sanguíneos, una proteína concreta de P. sauvagii podría llegar a eliminar tumores cancerosos. La mayoría de tumores cancerosos sólo crecen hasta alcanzar un tamaño determinado antes de precisar del crecimiento en su interior de vasos sanguíneos que lo abastezcan de oxígeno y nutrientes vitales. Si se detiene el crecimiento de estos vasos se reducen las probabilidades de metástasis y aumentan las de su eliminación. Esto podría convertir el cáncer de enfermedad mortal a crónica.» El equipo también averiguó que una proteína extraída de B. maxima realiza la tarea contraria: fomenta la angiogénesis y estimula el crecimiento de vasos sanguíneos. Esto podría aplicarse a incontables cuadros clínicos cuya curación requiere una reparación rápida de los vasos sanguíneos, como sanación de heridas, trasplantes de órganos, úlceras diabéticas y daños producidos por ictus o afecciones cardíacas. El profesor Shaw se muestra convencido de que los grandes problemas médicos pueden resolverse tornando la vista hacia la naturaleza: «El objetivo de nuestro trabajo consiste en sacar partido al potencial del mundo natural, en este caso las secreciones de la piel de sapos y ranas para aliviar el sufrimiento humano. Estamos completamente convencidos de que la naturaleza contiene las soluciones a muchos de nuestros problemas, sólo es necesario realizar las preguntas adecuadas que nos lleven a ellas. Sería una pena no hacer todo lo que esté en nuestras manos para aprovechar elementos que existen en la naturaleza y que podrían suponer un fármaco extraordinario contra el cáncer.» Este cambio hacia la exploración del potencial de la naturaleza para contribuir a descubrir curas necesarias se produce a la vista de que han fallado otros métodos de desarrollo de fármacos para combatir procesos como la angiogénesis. A pesar de que científicos y empresas farmacéuticas han invertido entre 4 000 millones y 5 000 millones de dólares en investigación sobre la angiogénesis, estos esfuerzos aún no han desembocado en el desarrollo de un fármaco capaz de actuar sobre el crecimiento de los vasos sanguíneos, controlarlo y regularlo con efectividad.Para más información, consulte: Universidad Queen's de Belfast: http://www.qub.ac.uk/

Países

Reino Unido

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