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Un estudio revela la presencia de agua de color marrón debido al descenso de lluvia ácida

Según una nueva investigación realizada por un equipo de científicos financiado por la UE, el descenso del nivel de lluvia ácida es lo que explica que muchos de nuestros lagos y arroyos presenten un color marrón. Esta hipótesis apunta a que el cambio de color indica la vuelta ...

Según una nueva investigación realizada por un equipo de científicos financiado por la UE, el descenso del nivel de lluvia ácida es lo que explica que muchos de nuestros lagos y arroyos presenten un color marrón. Esta hipótesis apunta a que el cambio de color indica la vuelta a un estado más natural. «Una enorme cantidad de carbono se almacena en forma de depósitos orgánicos en los suelos, principalmente en las turberas que rodean muchas de nuestras aguas superficiales remotas», explicó Don Monteith del Centro de Investigación del Cambio Medioambiental del University College London (UCL). «En las últimas dos décadas una cantidad creciente de este carbono se ha disuelto en nuestros ríos y lagos, haciendo que el agua se vuelva marrón». Los investigadores señalan en la revista Nature que a lo largo de los años se han dado muchas explicaciones posibles a este cambio de color. «Algunas se refieren a fuerzas antropogénicas, a través de mecanismos relacionados con el cambio climático, la sedimentación de nitrógeno o cambios en el uso de la tierra, lo que sugiere indirectamente que las concentraciones y flujos actuales no tienen precedentes», según relatan. Para averiguar lo que está pasando, el equipo internacional de investigadores analizó los registros químicos del agua desde 1990 a 2004 de un total de 522 lagos y arroyos remotos en seis países del norte de Europa y América (Canadá, Estados Unidos, Finlandia, Noruega, Reino Unido y Suecia). «Descubrimos que el factor dominante en todo el proceso no es el calentamiento global. La causa más importante ha sido realmente la notoria reducción de lluvia ácida que se ha producido desde la década de 1970», declaró John Stoddard de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA). «Al depositarse sobre el suelo las concentraciones de contaminantes y ácidos, el carbono se hace más soluble, lo que implica que una cantidad mayor pasa a nuestros lagos y ríos y se puede exportar a los océanos. De alguna forma, lo que estamos presenciando son aguas que retornan a su estado natural anterior a la era industrial». El Dr. Stoddard advierte, sin embargo, de la necesidad de investigar las implicaciones de este cambio para nuestras aguas. «Las rutas medioambientales de los metales pesados como el aluminio y el mercurio, por ejemplo, están estrechamente vinculadas al carbono orgánico disuelto, y es demasiado pronto para saber cómo la materia orgánica afectará a estos componentes tóxicos». Los resultados repercutirán también en las empresas de distribución de agua, ya que se enfrentan ahora a la tarea de eliminar ese color del agua potable mediante equipos que no se utilizan para hacer frente a estas concentraciones altas de carbono orgánico disuelto. La investigación está apoyada por el proyecto Euro-limpacs (proyecto integrado para evaluar los impactos del cambio mundial en los ecosistemas europeos de agua dulce), de la UE, financiado a través del área temática «Desarrollo sostenible, cambio global y ecosistemas» del Sexto Programa Marco.

Países

Canadá, Finlandia, Noruega, Suecia, Reino Unido, Estados Unidos