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Protocolo de Kyoto: firma y actividades complementarias

La Comisión Europea ha adoptado una comunicación relativa a la eficacia energética en la UE. En la misma se presentan las características principales de una estrategia para mejorar la eficacia energética. Esta comunicación coincide con la firma, el 29 de abril de 1998 en Nueva...

La Comisión Europea ha adoptado una comunicación relativa a la eficacia energética en la UE. En la misma se presentan las características principales de una estrategia para mejorar la eficacia energética. Esta comunicación coincide con la firma, el 29 de abril de 1998 en Nueva York, del protocolo de Kyoto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre los cambios climáticos. Ritt Bjerregaard, la comisaria europea responsable de medio ambiente, firmó este protocolo en nombre de la Comisión, mientras que los representantes de los Estados miembros firmaron en nombre de sus países respectivos. Esta firma oficial pone de manifiesto que la UE y sus Estados miembros continúan fieles a su compromiso de reducir las emisiones de los gases con efecto invernadero. La comunicación representa una importante contribución al cumplimiento, por parte de la Comunidad, de los compromisos que suscribió en Kyoto. Su objetivo principal es resaltar la importancia de la eficiencia energética y renovar su compromiso en este ámbito. También trata de garantizar que se preste una mayor atención a la eficiencia energética en otras políticas, como por ejemplo el desarrollo regional y la cooperación internacional. Otras propuestas incluidas en la comunicación consisten en dar prioridad al sector de la construcción y modificar y mejorar la legislación actual sobre emisiones de CO2. La comunicación constituye el primer paso hacia una estrategia de la UE sobre el uso racional de la energía y sentará las bases para los debates futuros y para la elaboración, en última instancia, de un Plan de Acción para la Eficacia Energética. Aunque la estrategia oficial post-Kyoto no se adoptará hasta mayo, fecha en la que se solicitará la aprobación de los Estados miembros, se ha reconocido que los cambios en las políticas energética y de transporte desempeñarán una función vital a la hora de alcanzar el objetivo de reducción del 8% acordado en el Protocolo.

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