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Entrevista
Contenido archivado el 2024-04-18

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Mejores estrategias de gestión forestal para incrementar al máximo el potencial de mitigación

Para quienes se dedican a la gestión forestal, es todo un rompecabezas dar con la opción más equilibrada entre la retención de carbono y la extracción de biomasa para producir energía. Próximamente el proyecto FORMIT anunciará los resultados de un análisis de múltiples supuestos que se espera ayude a las autoridades de toda Europa a tomar decisiones mejor documentadas.

FORMIT (FORest management strategies to enhance the MITigation potential of European forests) nació de la necesidad de equilibrar mejor los distintos usos de los bosques en Europa. Tiene en cuenta el almacenamiento de carbono, la producción de madera y la conservación de la biodiversidad, así como las posibles contrapartidas, analiza el impacto probable del cambio climático sobre los bosques europeos y brinda opciones de gestión y estrategias de implementación. El proyecto, que concluirá en septiembre de 2016, se encuentra en su recta final. El profesor y Dr. Frits Mohren, coordinador de FORMIT y catedrático de ecología forestal y gestión forestal en la Universidad de Wageningen, explicó el valor añadido que aporta esta investigación y sus posibilidades de condicionar las futuras estrategias de gestión forestal en Europa. ¿Por qué era importante articular nuevas estrategias de gestión para la retención de carbono? La retención de carbono es un objetivo relativamente nuevo en la gestión forestal. El papel que desempeñan los bosques en el presupuesto de carbono mundial sólo ha atraído la atención en los últimos decenios, desde que comenzó la preocupación por el cambio climático y la necesidad de atenuarlo reduciendo las emisiones de CO2 y aumentando la retención de CO2 en los ecosistemas terrestres, y especialmente en los bosques. Los bosques almacenan cantidades ingentes de carbono y esto se puede incrementar adaptando la gestión forestal, concretamente en bosques gestionados como los que hay en Europa. Asimismo, los bosques pueden contribuir a reducir las emisiones de CO2 derivadas del uso de los combustibles fósiles al proporcionar biomasa para la producción de energía. Pero en la práctica esto podría intensificar el uso de los bosques, lo que a su vez podría generar nuevas emisiones de CO2 a raíz de las consiguientes alteraciones de los ecosistemas forestales. Por tanto, hay que replantearse los propósitos y objetivos de la gestión forestal, así como sus operaciones prácticas, con el fin de desentrañar su función en la actualidad —y posiblemente en el futuro— en el balance de carbono a escala regional y global. Actualmente, todo el territorio forestal europeo está acumulando biomasa, puesto que la obtención de madera es inferior al incremento general de la madera. En consecuencia, la retención de carbono en los ecosistemas forestales puede ascender a aproximadamente el diez por ciento de las emisiones totales de CO2 en Europa. Puesto que, a grandes rasgos, todos estos bosques están gestionados, tenemos que comprender lo que favorece esta retención de carbono, cuánto tiempo puede prolongarse y cómo se puede influir en ella a través de la gestión forestal. En su opinión, ¿cuál es el principal valor añadido de FORMIT a este respecto? El valor añadido de FORMIT estriba en el análisis de estrategias de gestión para todo el territorio forestal de Europa. Distingue entre regiones geográficas y tipos de bosque en lo que concierne a la mitigación de las emisiones de CO2. También tiene en cuenta otras funciones de los bosques, como la producción de la madera y la conservación de la biodiversidad, así como la intensificación prevista del uso de los bosques como parte de las actividades asociadas al mayor énfasis en la bioeconomía, a raíz de lo cual se espera que se incremente notablemente la demanda de recursos madereros. ¿En qué regiones europeas se centraron y cuál fue el motivo? Nos fijamos en las regiones europeas cubiertas en los informes de Forest Europe: nórdica, occidental-central, oriental-central, occidental-meridional y oriental-meridional. Son categorías amplias, pero nuestra base está en los datos del National Forest Inventory, ampliados con datos obtenidos mediante teledetección (MODIS) para abarcar todo el territorio forestal de Europa, información que a continuación se organiza conforme a las regiones amplias contempladas. ¿Qué han averiguado acerca del potencial de mitigación de los bosques europeos? Estamos inmersos en el análisis de distintos supuestos o escenarios, por lo que aún no puedo ofrecer respuestas concluyentes. Lo que está claro es que el potencial de mitigación es grande y notable, y que la gestión forestal es crucial para hacer realidad esa mitigación. Como ya he dicho, actualmente la retención de carbono en los bosques representa el diez por ciento de las emisiones totales. Esto se tiene que mantener y, si es posible, incrementar, pero es crucial y necesario comprender y calcular las contraprestaciones que ello tiene para otras funciones forestales, concretamente de cara a la intensificación prevista del uso en el marco de la bioeconomía. A través de FORMIT estamos realizando una aportación muy significativa a esta cuestión. ¿Diría que se puede encontrar una solución intermedia satisfactoria entre el almacenamiento de carbono, la producción de madera y otros servicios ecosistémicos? Esa solución intermedia siempre estará supeditada a las condiciones de cada lugar, a la demanda de productos forestales en la sociedad y a los demás servicios ecosistémicos. Será distinta en cada zona de Europa y en función de las condiciones socioeconómicas locales. Es evidente que hay sinergias entre el almacenamiento de carbono y la conservación de la biodiversidad. El almacenamiento de carbono se puede mejorar incluso en aquellos casos en los que el uso de los bosques sea intensivo. Pero no se puede estar en misa y repicando. La gran ventaja en lo que concierne a los bosques es la posibilidad de obtener un suministro sostenible de recursos en condiciones similares a las naturales. La madera nace de la madera, es decir, los recursos se regeneran. Pero hay que estudiar las contrapartidas e indagar en soluciones intermedias. Mediante el análisis de distintos supuestos obtenemos información sólida desde el punto de vista científico acerca de las opciones posibles y los límites del espacio de decisión dentro del cual las autoridades políticas tendrán que hallar esas soluciones equilibradas. ¿Cómo se propone convencer a las regiones europeas de confiar en sus opciones de gestión y estrategias de implementación? Ante todo, proporcionando información científica sólida acerca de las opciones y las estrategias de gestión (con sus consecuencias) que podemos identificar en este momento. No pretendemos ser prescriptivos, sino suministrar información pertinente para las políticas en forma de estrategias de gestión adaptables y realistas. El proyecto aportará acciones de gestión y estrategias de implementación en relación con los bosques de Europa, centrándose en la mitigación y, al mismo tiempo, conservando otras funciones de los bosques, así como teniendo en cuenta las diferencias regionales en cuanto a las condiciones ambientales y socioeconómicas. Estas «vías representativas de adaptación y mitigación» (Representative adaptation and mitigation pathways, RAMPs), según las llamamos nosotros, integrarán y sintetizarán nuestra comprensión actual y ofrecerán orientación a las autoridades políticas y los profesionales de la silvicultura. El proyecto finalizará en septiembre. ¿Qué planes tienen para después? Es evidente que los trabajos continuarán. Las herramientas y técnicas que hemos desarrollado seguirán siendo aplicadas por las entidades asociadas para avanzar hacia un análisis más detallado a escala de cada país, para así ofrecer orientaciones pertinentes para cada nación sobre las posibles estrategias de mitigación y opciones de gestión adaptables para la silvicultura. Desde un punto de vista más básico, el proyecto incluye una serie de estudios avanzados a nivel de doctorado que se completarán tras su conclusión, y ello dará lugar a proyectos complementarios, algunos metodológicos y otros de naturaleza más aplicada. Además, estudiamos la posibilidad de establecer proyectos de demostración, en colaboración con partes interesadas locales y nacionales, para mostrar y documentar en mayor medida las opciones de gestión disponibles. Sin duda, ello dependerá de que recibamos nuevos apoyos a escala nacional e internacional, pero confiamos en que nuestros resultados susciten un interés suficiente que nos permita ahondar en nuestra investigación y respaldar la gestión forestal en la difícil tarea de intensificar el uso sostenible de los bosques y, a la vez, seguir contribuyendo de forma significativa a mitigar el cambio climático. FORMIT Financiado con arreglo a FP7-KBBE Página del proyecto en CORDIS

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Países Bajos