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Drones de bajo coste para salvar la masa forestal mundial

Un equipo de investigadores ha desarrollado un método basado en drones e información satelital para medir mejor el carbono almacenado en los bosques y de esta manera lograr que los países se beneficien de los esfuerzos destinados a proteger la masa forestal.

Cerca de 1 600 millones de personas, más de una cuarta parte de la población mundial, depende de los bosques para su subsistencia. De todas ellas, cerca de 60 millones de indígenas dependen casi totalmente de los bosques para sobrevivir. Los bosques no solo ofrecen medios para la subsistencia, sino que además generan distintos servicios esenciales. Protegen el suelo, regulan el agua y protegen la biodiversidad. Además, almacenan carbono, una capacidad muy relevante en la lucha contra el cambio climático. La deforestación y la degradación forestal provocan cerca del 17 % de las emisiones de carbono y emiten más CO2 que todo el sector del transporte. Cada año se desforestan cerca de 7 millones de hectáreas de terreno. Iniciativas como REDD+ ofrecen incentivos para que los países reduzcan sus emisiones simplemente manteniendo en pie sus zonas forestales. Cada país recibe financiación en función de la cantidad de carbono que almacenan sus bosques. No obstante, vigilar y medir con precisión la biomasa (la cantidad de materia vegetal viva) y, por tanto, el total de carbono almacenado, puede ser una labor complicada y cara. Esto es así sobre todo en el caso de los enormes bosques de Brasil, donde la elaboración de mapas de biomasa mediante satélites resulta complicada debido a la cubierta de nubes. Un equipo de investigadores de Brasil y seis países europeos pusieron en marcha en 2015 el proyecto financiado con fondos europeos COREGAL para abordar este problema. Estos científicos se valieron de reflectometría basada en el sistema mundial de navegación por satélite (GNSS-R) para crear unos drones de bajo coste capaces de cartografiar la biomasa sobrevolando masas arboladas. «Si se mide la biomasa es posible medir el carbono y calcular la cantidad que corresponde a cada país», declaró en un artículo publicado en «Phys.org» Pedro Freire da Silva, experto en sistemas de vuelo y satélites y coordinador del proyecto en Deimos Engenharia. ¿Cómo funcionan los drones? Los drones automatizados poseen un receptor especial denominado receptor Galileo combinado de posición y reflectometría que se emplea para determinar la ubicación y detectar la biomasa. Las señales transmitidas por el satélite GNSS se reflejan en el suelo forestal antes de ser recibidas por el sensor de biomasa. Tras esta reflexión, se distorsionan y debilitan a medida que atraviesan la cubierta arbórea de ramas y hojas. «Cuantas más hojas haya, más potencia [de la señal de GPS y Galileo] se pierde», afirma da Silva. Esto implica que, cuanto más débil sea la señal recibida por el dron, más biomasa hay en el bosque sobrevolado. «Si se combinan estos datos con los satelitales se obtiene un mapa más preciso de la biomasa de lo que es posible generar con cada método por separado», añade. Los socios del proyecto realizaron varios vuelos de pruebas de su dron en Portugal como paso previo a la mejora del registro cartográfico de la biomasa en Brasil, país que alberga un tercio de los bosques tropicales mundiales. COREGAL (Combined Positioning-Reflectometry Galileo Code Receiver for Forest Management), ya finalizado, se propuso generar métodos para cartografiar a gran escala y con gran precisión las regiones forestales de todo el planeta. Para más información, consulte: Sitio web del proyecto COREGAL

Países

Portugal

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