European Commission logo
español español
CORDIS - Resultados de investigaciones de la UE
CORDIS

Article Category

Entrevista
Contenido archivado el 2024-04-18

Article available in the following languages:

Entre bastidores de la política exterior de Rusia

Hay mucho que desconocemos sobre cómo se configura la política exterior en Rusia. ¿Vladimir Putin es tan todopoderoso como algunos creen? ¿Los estudiosos de las relaciones internacionales influyen en las decisiones del Gobierno? El proyecto RuKNOW ha intentado descubrirlo.

Sociedad icon Sociedad

Las relaciones entre la Unión Europea (UE) y Rusia se encuentran en uno de los peores momentos de su historia. Aunque solucionar la situación será una tarea gigantesca, sin duda comienza con la aclaración de los principios fundamentales y los factores que guían las políticas rusas con respecto a la UE. En un esfuerzo por entender el papel del ámbito académico en este sentido, la doctora Katarzyna Kaczmarska de la Universidad de Aberystwyth ha investigado durante los dos últimos años la relación entre los académicos y los responsables de la formulación de políticas en Rusia. Además de tender puentes con académicos rusos que trabajan en asuntos internacionales, su proyecto RuKNOW (Knowledge on International Relations in Russia), emprendido con el apoyo del programa Marie Curie, arroja nueva luz sobre la formulación de la política exterior en Rusia y podría ayudar a la UE en sus esfuerzos por reforzar el pluralismo en el debate político ruso. ¿Qué sabíamos de las relaciones entre el mundo académico y el Gobierno de Rusia antes de su proyecto? ¿Ejerce el segundo mucho control sobre la investigación del primero? La doctora Katarzyna Kaczmarska responde: Nuestra comprensión de las relaciones entre el mundo académico y el Gobierno en el ámbito de la política exterior en Rusia era bastante limitada. Mezhdunarodniki —un grupo de expertos de alto nivel en materia de política exterior que incluye, entre otros perfiles, a académicos— a menudo ha sido presentado como seguidor de la línea oficial o como los «guardianes» del régimen. Sin embargo, sabíamos poco sobre qué les motivaba a apoyar el régimen. Los expertos decían que se debía a una verdadera persuasión o al oportunismo. Mientras tanto, los discursos académicos y políticos se han descrito como mutuamente constitutivos o coevolutivos. Predominaba la opinión de que las relaciones internacionales en Rusia se asemejaban más a la «formulación de hechos basados en políticas» que a la «formulación de políticas basadas en hechos». ¿Por qué era importante verificar estas afirmaciones? La política exterior de Rusia sigue siendo difícil de desentrañar. No suele ser objeto de debate público, especialmente desde el estallido del conflicto entre Rusia y Ucrania en 2014. Mientras tanto, la disciplina académica de las relaciones internacionales en Rusia ha estado floreciendo durante las últimas dos décadas, lo que plantea la cuestión de cuál es o podría ser el papel de los académicos como asesores en materia de política exterior. El estudio de la relación entre los académicos y el mundo de la política nos permite entender mejor cómo se hace la política exterior en Rusia y matizar tanto la imagen excesivamente simplificada de Vladimir Putin como el encargado de tomar todas las decisiones, como la presunción de que todos los expertos rusos en el ámbito de la política internacional siguen la línea oficial. ¿Cómo lo hizo? El aspecto más importante para mí fue relacionarme con los académicos rusos y comprender su perspectiva sobre la relación entre el mundo académico y la formulación de políticas. Al centrarme en los problemas y las cuestiones que ellos planteaban, me proponía mitigar la posible parcialidad de los extranjeros y reducir al mínimo la práctica de «repudiar» a Rusia. Durante dos años, entrevisté a becarios y aporté conocimientos especializados a grupos de reflexión. Puesto que los debates críticos se han trasladado en gran medida al espacio virtual, también estudié las opiniones compartidas públicamente por académicos a título individual en plataformas de medios sociales, y supervisé los debates en línea celebrados por diversas asociaciones y grupos académicos. Con el objetivo de comprender mejor el contexto en el que trabajan los académicos, también examiné el sistema de gobernanza de la investigación académica y supervisé «Nauka», una revista que cubre temas relacionados con el mundo académico. Esto se complementó con un análisis de los textos académicos publicados en el ámbito de las relaciones internacionales en Rusia. ¿Cuáles diría que fueron sus logros más importantes o sorprendentes? He identificado dos tendencias concurrentes en la relación entre la comunidad académica y el mundo de la formulación de políticas. Por un lado, las autoridades esperan que las universidades rusas asciendan en las clasificaciones internacionales y participen en el mercado mundial de la educación y la edición. Por el otro lado, la comunidad académica considera que los responsables políticos no valoran los conocimientos especializados en materia de relaciones internacionales. He descubierto un amplio abanico de puntos de vista sobre la participación académica en el mundo político. Algunos académicos consideran que la formulación de la política exterior se limita a los funcionarios del Estado y excluye abiertamente a los agentes de la sociedad, como los grupos de reflexión, los expertos y los académicos. Otros señalan que a menudo se exige a los académicos que justifiquen las políticas ya existentes o que intervengan para llenar de contenido los eslóganes políticos, y que no se les invita a participar en el proceso de formulación de políticas. Otros académicos se retiran deliberadamente de la participación. Por último, los académicos menos escépticos reconocen que los expertos en relaciones internacionales suelen compartir la ambición de tener alguna influencia en el ámbito de la política exterior. En este grupo, la voluntad de tener repercusión va de la mano con la conciencia de los problemas existentes. Varios factores disuaden a los académicos de participar activamente en el debate público. Por ejemplo, el Estado interfiere cada vez más en las instituciones académicas y los académicos. Algunos académicos se sienten incómodos con la participación en debates en la televisión o en la radio, ya que no están seguros de que su presencia pueda acabar legitimando ciertos mensajes sin darles una oportunidad adecuada de expresar sus propias opiniones. La falta de voluntad para contribuir al proceso de formulación de políticas contrasta con el entorno institucional relativamente rico respecto al intercambio de conocimientos entre la comunidad de expertos y el Gobierno. ¿Cómo cree que evolucionarán las relaciones entre la UE y Rusia en el futuro? En la última década se ha visto un empeoramiento progresivo de las relaciones entre Rusia y la UE. El discurso oficial de asociación y cooperación de ambos permitió que muchos aspectos problemáticos se ocultaran. Lamentablemente, ninguna de las razones que contribuyeron a esta situación parece estar desapareciendo, empezando por el conflicto en Ucrania y terminando con el apoyo no oficial de Rusia a los partidos de extrema derecha en Europa. Ambas partes están decepcionadas la una de la otra. Las autoridades rusas están cada vez más unidas en la percepción de la UE como competidor y no como socio. En la UE, la frustración relacionada con las amenazas reales y percibidas a la ciberseguridad procedentes de Rusia va en aumento. Creo que la evolución de la situación interna tanto en la UE como en Rusia será el factor más importante para el futuro desarrollo de sus relaciones. ¿Cómo pueden su proyecto y sus resultados servir de base para la futura formulación de políticas en Europa y, en última instancia, influir en las relaciones entre la UE y Rusia? Mi proyecto muestra que incluso en el marco de un control cada vez más estricto del proceso de la política exterior, hay agentes sociales en Rusia que quieren tener voz y están dispuestos a expresar algunas críticas. La UE debería tener en cuenta este factor y fomentar el diálogo y la cooperación académica entre los académicos y los estudiantes europeos y rusos, lo que, a largo plazo, podría contribuir a reforzar el pluralismo en el debate político ruso. Mi proyecto también demuestra que es importante promover la llamada diplomacia de la segunda vía, que permite a los expertos intercambiar puntos de vista y comprender mejor cómo la otra parte representa al mundo, qué obstáculos existen en el proceso de producción de conocimientos y cómo estos conocimientos pueden o no traducirse en la formulación de políticas.

Países

Reino Unido