¿Avance noruego con respecto al calentamiento global?
En un artículo publicado en "Geophysical research letters" del 1 de julio, tres científicos noruegos proponen que las emisiones de CO2, una de las causas principales del "efecto invernadero", podrían enterrarse en el mar, reduciendo así su efecto sobre el medio ambiente. La teoría ha sido elaborada por el Centro Nansen de detección ecológica y remota de Bergen, Noruega (y vinculado con la universidad de esta ciudad). Consiste en bombear el dióxido de carbono directamente desde los pozos costeros de petróleo y de gas hacia aguas oceánicas que tengan la profundidad suficiente. "El dióxido de carbono no es el más agresivo de los gases que provocan el efecto invernadero, pero es el más corriente," dice el Dr. Guttorm Alendal. "Lo mejor que puede hacerse es almacenarlo, y el mejor lugar para almacenarlo es el océano." El Dr. Alendal reconoce que esto sólo servirá para reducir el efecto del dióxido de carbono, en lugar de eliminarlo, pero la diferencia principal en comparación con su emisión directa al medio ambiente es que sus efectos no tienen picos importantes desde el punto de vista del calentamiento global. El almacenamiento del dióxido de carbono en las profundidades del océano se efectuaría mediante una tubería procedente de tierra, una embarcación de transporte o una tubería en el océano. Se considera que el mar de Noruega es un lugar especialmente adecuado para ello, porque tiene una cuenca muy profunda y también posee yacimientos de petróleo y de gas. Noruega es el segundo mayor exportador mundial de petróleo y el sexto mayor productor, de manera que el programa podría afrontar el problema "en origen". La teoría se someterá más adelante a ensayos prácticos este mismo año en Hawaii. El Dr. Alendal es consciente de que uno de los inconvenientes potenciales del proyecto es que podría afectar el pH de la zona donde se almacene el dióxido de carbono, y esto es uno de los aspectos que están investigando él y sus dos compañeros autores de la teoría. Ahora el proyecto ha asumido un enfoque internacional: Japón, EEUU y Canadá están efectuando contribuciones, y se recibe asistencia de Australia y de la empresa ABB, con lo cual el proyecto dispone de un presupuesto de 4 millones de dólares. El estudio inicial había sido financiado por el programa de medio ambiente y clima de la Comisión Europea, el Consejo de Investigación de Noruega, el consejo de ministros nórdico y Saga petroleum.