Las diferencias entre los sexos y la investigación atraen una atención renovada, pero es necesario avanzar más
"Se ha hecho mucho, y hay que hacer mucho más," dijo la eurodiputada británica Eryl McNally en la conferencia "Los sexos y la investigación" el 8 de noviembre, como resumen de la impresión general extraída de la reunión. De esta opinión se hicieron eco Ministros de toda Europa y de otros países, que se reunieron para evaluar el progreso realizado en la promoción de la mujer en la ciencia durante los últimos años, y debatir qué falta por hacer todavía, y cómo llevarlo a cabo. Una de las perspectivas más interesantes sobre la cuestión, y que aportó asimismo una visión de los esfuerzos europeos desde un punto de vista exterior, fue la expuesta por la delegación sudafricana. Ninguno de los países representados ha experimentado más cambios que Sudáfrica en época reciente. Hablando con Noticias CORDIS la subsecretaria de Bellas Artes, Cultura, Ciencia y Tecnología de Sudáfrica, Brigitte S. Mabandla, dijo que creía que Sudáfrica podía aprender mucho de Europa con respecto a la mujer en la ciencia, pero que Europa también puede aprender de Sudáfrica. "Sólo estamos unos cuantos pasos por detrás [de Europa] porque desde el punto de vista de la conceptualización del tema de los sexos y la ciencia nosotros comenzamos realmente mucho antes, pero diseñar estrategias referentes a políticas resulta muy difícil, de manera que [Europa] nos lleva una gran delantera," señaló la Sra. Mabandla a Noticias CORDIS. Los indicadores cuantitativos de Sudáfrica se asemejan a los de Europa: cuanto mayor es el nivel jerárquico, el porcentaje de mujeres es menor. Por ejemplo, el 50 por ciento de los profesores son mujeres, pero éstas sólo representan el 10 por ciento de los catedráticos. Sudáfrica puede aprender de Europa en metodología de la investigación, evaluación comparativa e indicadores, afirmó la Sra. Mabandla, pero añadió que Europa también podía aprender de Sudáfrica. La nueva fundación de investigación y el grupo de referencia que se están creando actualmente en Sudáfrica fijarán las normas correspondientes a un enfoque multisectorial. "Creo que estamos comenzando casi desde cero en muchos aspectos y vamos a realizar nuestro segundo censo, de manera que ahora es obviamente el momento de integrarnos," afirmó. Además de referirse a los temas relacionados con las diferencias por razón de sexo en la ciencia, la Sra. Mabandla recalcó que la cuestión de la raza no debía descuidarse. Las cifras de 2001 indican que, si bien el 20 por ciento de la financiación pública de la investigación se ha destinado a mujeres, sólo el dos por ciento ha correspondido a mujeres negras. "También aplicamos un enfoque especial. Nuestra conceptualización de todo el tema de la diferencia entre los sexos se basa asimismo en reconocer la realidad de nuestra situación, muy especial en nuestro caso, en lo que respecta a la raza y los sexos," dijo la Sra. Mabandla. Señaló a Noticias CORDIS que cree que algunos países de la UE quizás nieguen la existencia de problemas en el caso de investigadores pertenecientes a minorías, y que Europa debería examinar de forma más completa la cuestión de los sexos y la raza. Según ella, "para nosotros es imprescindible mirar las cosas desde esa perspectiva, o en caso contrario no estaríamos tratando adecuadamente la cuestión." Suecia parecía haber logrado los mejores resultados entre los países europeos representados en la conferencia. "En Suecia la política relacionada con las diferencias entre los sexos ya no es un asunto de las mujeres sino una política de la Administración," expuso Agneta Bladh, secretaria de Estado del ministerio sueco de Educación e Investigación. La Administración está obligada a tener en cuenta la igualdad en todas las áreas de toma de decisiones y de elaboración de políticas, incluida la investigación. Las estadísticas indican que Suecia posee la cantidad más elevada de catedráticas, que en la actualidad representan el 13 por ciento del total. Sin embargo, la Sra. Bladh no se siente impresionada por el ritmo de mejora. "La dirección es la correcta, pero el avance es lento," ha afirmado. El gobierno sueco, no obstante, está llevando a cabo un gran esfuerzo para elevar el perfil de las mujeres en la investigación. En el decenio de 1990 descubrió que la promoción de las mujeres en la ciencia era demasiado lenta, y por ello implantó un programa de integración que tuviese en cuenta las diferencias entre los sexos. Se crearon 32 cátedras que debían ser cubiertas por mujeres, salvo que no existiesen candidatas femeninas adecuadas. Esta iniciativa, sin embargo, fue rechazada por el Tribunal de Justicia europeo, de modo que en el futuro no se crearán estas plazas. Suecia continúa con un elevado nivel de aspiraciones en este campo, y se propone que las mujeres ocupen el 25 por ciento de las cátedras en 2008. Las cifras de 1997 a 1999 muestran que la mayoría de las universidades están consiguiendo este objetivo. Rainer Gerold, director de "Espacio europeo de investigación: ciencia y sociedad" en la DG de Investigación de la Comisión, proclamó que Suecia constituía un modelo y expresó la esperanza de que "continuase ayudándonos en el ámbito europeo". La Sra. Bladh pidió la realización de más estadísticas sobre las diferencias entre los sexos, y de más investigaciones sobre este tema en el espacio europeo de investigación. "Son las estructuras que apenas se ven las que tenemos que cambiar," dijo la Sra. Bladh, "las estructuras sociales y culturales". Se hizo eco de este aspecto David King, asesor científico jefe del gobierno y director de la Oficina de ciencia y tecnología del Reino Unido, y afirmó que "resulta obvio que debemos hacer frente al ritmo de cambio, debemos hacer frente a las cuestiones subyacentes." El Sr. King hizo referencia a un Libro Blanco del Gobierno que se publicó en 1993, donde se decía que "las mujeres son el activo más infrautilizado y más infravalorado en la ciencia". Desde entonces la Administración del Reino Unido ha intentado abordar la cuestión, y en 1996 creó una unidad para tratar la promoción de la mujer en la ciencia. En 1996 se programó que la unidad existiría durante 15 años ya que se pensaba que después de ese lapso ya no sería necesaria. Lamentablemente, sin embargo, la diferencia de retribución entre hombres y mujeres en el sector académico ha aumentado del cinco al seis por ciento en los últimos años, y si bien el porcentaje de universitarias que estudian ciencias de la vida es del 66 por ciento, sólo el nueve por ciento de los catedráticos son mujeres. La viceprimera ministra de Bélgica y ministra de Políticas de Empleo e Igualdad de Oportunidades, Laurette Onkelinx, se preguntó por qué, después de 30 años de trabajo en el ámbito de la enseñanza, las mujeres continúan desempeñando un papel secundario en la ciencia y la investigación. En 1999 el 11 por ciento de los miembros de los comités de investigación de Bélgica eran mujeres, y entre los solicitantes de becas de investigación había cuatro veces más hombres que mujeres. La Sra. Onkelinx sugirió que "existían una serie de causas, un sistema complejo de causalidad" que conducía a tal situación. En Bélgica la Administración insistirá actualmente en la integración de los sexos en todos los casos en que no se haya decidido alguna novedad, declaró la Sra. Onkelinx. Pidió asimismo la instauración de un sistema europeo de recogida y divulgación de datos, ya que "si bien no es suficiente con saber cuántas personas están realizando un trabajo determinado, dicho sistema es necesario para describir la situación y la forma en que las cosas están cambiando." También reclamó nuevas investigaciones acerca de la mujer en el sector privado y por qué hay menos mujeres empresarias. Representantes de Francia y Luxemburgo acogieron favorablemente que se adopte esa perspectiva europea. Ketty Schwartz, directora de Investigación del ministerio francés de Investigación, declaró que "si queremos avanzar de veras, tenemos que acentuar el punto de vista europeo: incluyente, coordinado y sostenible". Añadió que el ministro francés de Investigación, Roger-Gérard Schwarzenberg, desea "hacer borrón y cuenta nueva y eliminar todas las desigualdades". La ministra de Cultura, Enseñanza Universitaria e Investigación de Luxemburgo, Erna Hennicot-Schoepges, señaló que "el papel que tiene que desempeñar Europa ha sido decisivo. No habríamos adelantado tanto como lo hemos hecho si no hubiese habido Europa". En la actualidad Luxemburgo está creando su primera universidad en sentido estricto, y en 1999 inició sus primeros cuatro grandes programas de investigación. En el momento presente hay investigadores que trabajan en un programa socioeconómico acerca de la mujer y la ciencia, y la Sra. Hennicot-Schoepges invitó a todos los interesados a responder a la primera convocatoria de propuestas en verano de 2002. Otro llamamiento a favor de una perspectiva europea provino de Raoul Kneucker, director general del ministerio federal de Educación, Ciencia y Cultura de Austria. Pidió más investigación sobre la ciencia en el ámbito educativo y propuso una evaluación comparativa de los sistemas docentes en el ámbito europeo. También sostuvo que era de una importancia decisiva incluir estudios sobre la mujer, estudios sobre las diferencias entre los sexos y estudios culturales en los programas de enseñanza universitaria.