Dudas acerca de la preocupación de los consumidores europeos sobre los alimentos transgénicos
Los resultados de un nuevo estudio llevado a cabo en Francia demuestran que los consumidores europeos probablemente no se preocupen tanto como para prescindir de comprar aquellos productos que llevan la etiqueta explícita de transgénicos. La investigación, realizada en 16 sesiones por la Universidad de Grenoble, Francia, contribuyeron 37 organizaciones, desde Monsanto y Greenpeace al Ministerio francés de Agricultura. Grenoble fue seleccionada debido a que su conducta acerca del tema ha reflejado generalmente la media europea. Además, la encuesta se realizó a una amplia variedad de sectores de la población, no sólo a estudiantes, como suele ser habitual. El experimento incluía una asignación económica a los participantes, quienes de esta forma podían optar por comprar chocolate de una empresa que producía tanto chocolatinas modificadas genéticamente como no alteradas. Los resultados demostraron que los participantes se decantaron por las chocolatinas, pero una vez que se les invitó a sentarse durante tres minutos sin tener que hacer nada más que mirar la etiqueta, no se dieron cuenta que en la composición se incluían ingredientes modificados genéticamente. De igual forma, una vez que se informó a los participantes de que las chocolatinas contenían ingredientes modificados genéticamente, no por ello dejaron de elegirlas, ya que las escogían sólo por ser tres veces más baratas que las chocolatinas normales. En una de las pruebas se les ofreció a los participantes dos porciones de chocolate, algunos de los encuestados alegaron que preferían la primera porción (creyendo que no era transgénica), a pesar de que ambas procedían de la misma chocolatina sin modificar genéticamente. Los resultados aportan una interesante lectura a las dos empresas que producen alimentos modificados genéticamente y para los responsables de políticas de la UE. Los últimos datos indican que la oposición en la UE a la introducción de productos modificados genéticamente ronda entre el 80 y el 90 por ciento. Sin embargo, el comportamiento de los consumidores y la opinión pública no siempre coinciden, como afirma el profesor asociado Charles Noussair, de la Universidad de Purdue en EEUU, quien formó parte en el experimento. "Las encuestas de opinión sitúan al entrevistado en el papel de votante, no en el de consumidor. Los dos comportamientos pueden ser bastante diferentes", declaró. La encuesta inicia un debate sobre el etiquetado. Los investigadores reivindican que los europeos deben pensar ahora en poner una etiqueta grande en los alimentos que contengan ingredientes modificados genéticamente, a parte de indicarlo en la composición. El doctor Noussair cree que los resultados del estudio podrían revelar la existencia de un mercado adicional destinado a los productos modificados genéticamente en Europa si ofrece una ventaja significativa como son los precios reducidos.