La competitividad europea no llega al objetivo marcado en Lisboa - informe
El objetivo de la cumbre de Lisboa según el cual Europa debe convertirse en 2010 en la economía basada en los conocimientos más competitiva del mundo no podrá cumplirse, salvo que mejoren sus niveles de competitividad y de crecimiento de la productividad. Ésta es una de las principales conclusiones del informe 2002 de la Comisión Europea sobre competitividad, que se ha publicado el 23 de mayo. "Los niveles recientes de productividad y desarrollo indican que este objetivo estratégico [de Lisboa] no se logrará, a menos que los Estados miembros y la Comisión realicen reformas económicas más decididas, afirmó el Comisario de Empresa y Sociedad de la Información de la UE, Erkki Liikanen. El informe se centra en las áreas específicas de cualificación profesional y educación, productividad en el sector servicios, desarrollo sostenible en la producción, y relación entre competitividad y política de empresa. En Europa es evidente la escasez de formación profesional en el sector de los servicios de más rápido crecimiento: servicios generales de empresa y sanidad y asistencia social, junto con producción. La demanda de cualificaciones profesionales de nivel medio y superior ya ha superado la oferta en todos los Estados miembros excepto Austria y Suecia. En el informe aparecen algunos datos más halagüeños: las cualificaciones se ajustan a la demanda en el grupo de edades comprendido entre los 25 y los 34 años, y en esta franja la demanda de cualificaciones se ajusta mucho más a la oferta que en el caso de la población en conjunto. Esto quizás indique que el ajuste entre oferta y demanda podría mejorar si se mantiene esta tendencia. Sin embargo, se hace necesaria una mayor movilidad de los trabajadores, puesto que existen desequilibrios a escala nacional que podrían disminuir si aumenta el flujo de formación profesional a través de las fronteras. La productividad de los servicios en los Estados miembros no puede compararse favorablemente con la de EEUU, uno de los principales competidores de la UE. Los datos ponen de manifiesto que en EEUU la productividad del sector servicios ha aumentado del 1,3 al 3,5 por ciento entre la primera y la segunda mitad del decenio de 1990. En cambio, en la mayoría de los Estados miembros de la UE con datos comparables se ha constatado un descenso de la productividad. El crecimiento de la productividad en los servicios también ha sido más bajo que en la industria. La innovación es la clave para incrementar el nivel de productividad pero, como dice el informe, quizás haya que hacerlo, por ejemplo, adquiriendo nueva tecnología, en lugar de optar por el tradicional aumento del gasto en I+D (investigación y desarrollo). "El sector servicios es un importante usuario de TIC (tecnología de la información y la comunicación), y un menor nivel de gasto en TIC se encuentra en el origen del reciente declive en el crecimiento de la productividad de la UE," declara el informe. En el informe se trata por primera vez el vínculo entre empresa y política de competencia, y se pone de relieve la necesidad de estimular la innovación empresarial, garantizando al mismo tiempo que la política de competencia proteja a las empresas. "Es preciso garantizar, por una parte, un equilibrio adecuado entre el objetivo de una competencia eficaz en Europa y, por la otra, esforzarse por lograr una industria europea globalmente competitiva," afirmó el Sr. Liikanen. Finalmente, el informe elogia el avance realizado por el sector industrial en la desvinculación del desarrollo con respecto a los factores medioambientales. Si bien el crecimiento de la industria ha aumentado, el impacto ecológico de sus actividades ha disminuido.