El principio de precaución: una respuesta razonable a la complejidad, incertidumbre y ambigüedad
El experto en el principio de precaución, el doctor Ortwin Renn, informó a los participantes del almuerzo de trabajo del 1 de octubre que los responsables políticos y los científicos deberán usar para aplicar el riesgo científico uno de los cinco regímenes de gestión del riesgo. En su intervención en la manifestación organizada en el Parlamento Europeo por AllChemE, la alianza de química e ingeniería química de Europa, el Dr. Renn presentó los resultados de una investigación financiada por la UE sobre el principio de precaución, un tema sometido a debate desde que se publicara, en el año 2000, una comunicación de la Comisión sobre este tema. En la comunicación el principio es descrito en su aplicación práctica "cuando la evaluación científica preliminar objetiva indica que hay motivos razonables para temer que los efectos potencialmente peligrosos para el medio ambiente y la salud humana, animal o vegetal puedan ser incompatibles con el alto nivel de protección elegido para la Comunidad". Sin embargo, no es una labor fácil la de los responsables políticos, que tienen que decidir el nivel de precaución necesario, como señaló el Dr. Renn: "El gran dilema para los responsables políticos es que si confían en lo que el público en general acepta como riesgos, permitirán un riesgo mayor. Pero, si confían en aquellos que han investigado y calculado el riesgo, perderán el apoyo de la gente." Los cinco regímenes de gestión del riesgo deberían ser aplicados según el grado y tipo de riesgo. Según el Dr. Renn, si nos mantenemos dentro de estos márgenes el grado de coherencia estará garantizado. Las gestión rutinaria del riesgo debería emplearse para los riesgos mundanos, mientras que la gestión basada en el riesgo es más apropiada parar los riesgos complejos y sofisticados, donde podría ser necesario un alto nivel de modelización (por ejemplo en las plantas industriales con materiales peligrosos, enfermedades infecciosas). Cuando un riesgo conlleva un alto grado de incertidumbre (nuevas epidemias, biotecnología ecológica, encefalopatía espongiforme bovina) la gestión basada en la precaución se hace recomendable, y cuando el riesgo genera una gran polémica (ingeniería genética, biochips de aplicación humana), los responsables políticos deberían decantarse por la gestión basada en el dialogo. Por último, cuando se trata de un peligro eminente, la "prevención" es descrita por el Dr. Renn como el enfoque correcto. También explicó que la razón que ha sido motivo de la percepción de un riesgo debería ser la que dictara la estrategia empleada para su evaluación. Los riesgos pueden dividirse en tres amplias categorías: Aquellos surgidos de la complejidad, la incertidumbre y la ambigüedad. La complejidad puede producir riesgo cuando la causa y el efecto no son visibles de inmediato, mientras que la incertidumbre, causa de varios resultados, errores y la ignorancia, puede generar también una percepción de riesgo. La ambigüedad, de su parte, "no tiene que ver con el resultado inesperado, sino intencionado", declaró el Dr. Renn, quien ilustró el debate con la investigación en células madre, que definió "no como una cuestión de conocimiento, sino ética y moral." La eurodiputada francesa Béatrice Patrie, de la Cámara que albergó la manifestación, explicó que se ha generado entre los ciudadanos europeos una mayor sensibilización acerca de los riesgos de la ciencia a partir de acontecimientos como la encefalopatía espongiforme bovina y el debate sobre los organismos modificados genéticamente. Pero, quizás, esta preocupación del público en general no viene sino a indicar una falta de certidumbre, de confianza en la labor de los científicos. El Dr. Renn respondió a la pregunta añadiendo que la confianza del público puede aumentarse de tres maneras: a través de la transparencia, la intercomunicación y la participación. "Los científicos, a menudo, temen que las investigaciones que estén realizando sean tan complejas que a nadie interesen. Esto produce una falta de confianza", declaró el Dr. Renn. En cuanto al dialogo, pidió a los científicos que se centraran en las consecuencias de la investigación, lo que la sociedad quiere y necesita saber, y no en bombardearles con detalles técnicos. Sobre el tema de la participación, el doctor recomendó a los políticos e investigadores que busquen la participación del público para las decisiones difíciles, por ejemplo, sobre cómo les gustaría que fueran desechados los residuos. Mencionó una investigación alemana en donde se les pidió a los miembros del público que tomaran esa decisión. "Una vez que eran consientes de todos los temas implicados, ellos mismos tuvieron que determinar lo que más compensaba, y adoptaron las mismas decisiones que sus representantes electos. Cuando no están involucrados en un tema, no son aceptables las decisiones. Debemos confiar en los ciudadanos para ofrecer decisiones razonables", concluyó el Dr. Renn.