La contaminación del ozono troposférico bate récords en Europa
Según las evaluaciones preliminares de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), la ola de calor de este verano contribuyó a empeorar la contaminación relativa al ozono, alcanzando niveles próximos a los de hace casi una década en Europa. La canícula, combinada con las emisiones de contaminantes "precursores" del tráfico, la industria y la vegetación, originó en todo el continente episodios persistentes y muy extendidos en toda la región de grave contaminación del ozono troposférico. La AEMA ha advertido que es probable que esta situación se repita en futuros veranos tórridos hasta que se cumplan los límites europeos de emisión de contaminantes precursores estipulados legalmente por la UE. Los Estados miembros tienen hasta 2010 para reducir los contaminantes generadores de ozono a un 30 por ciento. La AEMA envió un resumen de la evaluación a los ministros de Medio Ambiente de la UE reunidos en Luxemburgo el 27 de octubre. La delegación francesa, apoyada por España y Grecia, propuso un método más sistemático de intercambio de información y mejores estructuras para la coordinación de las políticas sobre el ozono. De los 31 países europeos que han presentado datos a la AEMA en 2003, 23 registraron concentraciones de contaminación del ozono troposférico muy superiores al límite de la salud humana: 180 micrógramos por metro cúbico (µg/m3) durante uno o varios días entre abril y agosto. Las zonas europeas en las que se ha superado este umbral durante más tiempo fueron Alemania, Suiza, el norte y sudeste de Francia, Bélgica, el centro y norte de Italia y el centro de España. Estas regiones son las que más contaminantes precursores de ozono emiten. Los únicos países que no excedieron los 180 µg/m3 fueron los países nórdicos, los estados Bálticos e Irlanda. A diferencia de la capa estratosférica que nos protege de las radiaciones solares perjudiciales, el ozono troposférico puede causar serios problemas en la salud humana y dañar los ecosistemas, las cosechas y los materiales. Una breve exposición a niveles superiores a los 180 µg/m3 puede tener efectos temporales sobre la salud de los niños y adultos que sean particularmente sensibles al ozono. Según la ley comunitaria, los gobiernos deben informar a los ciudadanos cuando se supera el umbral de 180 µg/m3 y, desde septiembre se deberá alertar a la población que tome las precauciones adecuadas cuando los niveles excedan los 360 micrograms/m3.