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Dimisión en masa de los científicos franceses

Unos 2000 investigadores franceses han presentado su dimisión en protesta contra la falta de respuesta por parte del gobierno a su petición, en la que protestaban contra los recortes presupuestarios, los bloqueos de los fondos y la reducción de puestos de trabajo. La protesta...

Unos 2000 investigadores franceses han presentado su dimisión en protesta contra la falta de respuesta por parte del gobierno a su petición, en la que protestaban contra los recortes presupuestarios, los bloqueos de los fondos y la reducción de puestos de trabajo. La protesta se inició en enero, cuando unos 70.000 investigadores firmaron una petición que circulaba por Internet bajo el nombre 'Salvemos a la Investigación'. Ante la falta de respuesta por parte del gobierno, en opinión de los signatarios, la protesta se acrecentó con oleadas de manifestaciones por toda Francia que culminaron en una reunión celebrada en el ayuntamiento de París el pasado 9 de marzo, en la que 976 jefes de laboratorio y 100 responsables de equipo dejaron sus puestos de gestión. Los investigadores se quejan de los bajos salarios, condiciones laborales poco atractivas, fondos insuficientes para nuevos equipos, falta de coordinación entre las distintas organizaciones de investigación, relaciones insuficientes con la industria y una sensación de que el gobierno ha situado las actividades de investigación y desarrollo a la cola de la lista de prioridades en un recorte presupuestario general. Los investigadores están especialmente enfadados por la decisión de convertir 550 puestos fijos para jóvenes investigadores en puestos a tiempo parcial. La última oferta de más fondos (294 millones de euros) y otros 300 puestos de trabajo en investigación que realizó la ministra de Investigación y Nuevas Tecnologías Claudie Haigneré no aplacó las protestas y tampoco lo consiguió el llamamiento de última hora realizado por el Primer Ministro Jean-Pierre Raffarin. "no hemos obtenido respuestas satisfactorias a nuestras preguntas. Seguiremos lanzando nuestras preguntas y aumentando la presión", declaró Alain Trautmann, organizador de la campaña "Salvemos a la Investigación". Más allá de esta situación está la sensación de que Francia - que durante mucho tiempo ha permanecido a la cabeza de los países de la UE, con una comunidad científica muy fuerte - va a salir perdiendo. Un grupo de investigadores expatriados envió recientemente una carta abierta al Presidente Jacques Chirac advirtiendo que otros países se estaban aprovechando innecesariamente de la educación científica francesa y concluía de la siguiente manera: "salvo que la crisis actual se convierta en un trampolín para activar la investigación en nuestro país, los avances tecnológicos del futuro nos situarán en el lado equivocado de la línea divisoria con respecto a Asia y EEUU". El Dr. Alex Kahn, director del Instituto Cochin de París, una de las principales instituciones de investigación del país, expresó su acuerdo con dichas declaraciones y añadió que "parece que Francia es el último país de habla francesa en el que la gente desea trabajar - los investigadores antes prefieren irse a Suiza o a Canadá. Algunos incluso están dispuesto a ir a Japón, pero la mayoría opta por trasladarse a EEUU, donde las condiciones son mucho más atractivas, con mejores salarios y una base estable de responsables y técnicos de investigación". En 2000, unos 3.000 licenciados y doctores en ciencias franceses emigraron solo a Estados Unidos. Actualmente, el salario medio de los jóvenes investigadores contratados tras realizar el doctorado en Francia no llega a los 2000 euros mensuales. El problema de los salarios bajos se ve agravado por el sistema universitario, que produce anualmente 11.000 nuevos investigadores en potencia, con una perspectiva de trabajo limitada. Su trabajo académico poco tiene que ver con el posible empleo que consigan fuera de los institutos estatales y estos últimos están reduciendo las contrataciones. Todo esto ocurre a pesar de que Francia destina anualmente el 2,2 por ciento de su producto interior bruto a investigación y desarrollo (I+D) y de que el Presidente Jacques Chirac haya solicitado aumentar este porcentaje hasta un tres por ciento para el año 2010. Los manifestantes dicen que la cantidad de dinero destinada a la investigación en los últimos años, unos nueve mil millones de euros en 2004, apenas se ha mantenido con la inflación y que muchos de los problemas del país tienen su origen en una organización científica arcaica, una pobre relación con el sector privado, la rigidez burocrática y un estatus de funcionario para todo el personal, lo cual significa que tienen un empleo para toda la vida. La necesidad de una reforma urgente fue subrayada en el informe oficial sobre la gestión del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), que con 11.400 investigadores y una plantilla total de 26.000 personas constituye el mayor centro científico del país. "La inercia del CNRS está en marcado contraste con el mundo de la investigación, que se mueve a gran velocidad", concluía el informe, que lo describía como "una organización con importantes medios pero con escasa capacidad para controlar el gasto". El informe destacaba que dos tercios del presupuesto de 2.500 millones de euros del CNRS se va en salarios del personal y criticaba un sistema de cogestión con los sindicatos, que significa que no existe un método adecuado de autoevaluación. Como consecuencia, señala el informe, sólo los proyectos de investigación malos o anticuados obtienen permiso para seguir adelante de manera indefinida. El informe también mencionaba el problema de la edad de los trabajadores. La edad media es de 47 años. Los investigadores de las instituciones estatales obtuvieron la condición de funcionario en 1983, lo cual significa que su salario aumenta automáticamente con la antigüedad. Por tanto, la factura en concepto de salarios ha aumentado de forma exponencial, limitando las nuevas contrataciones y el gasto en equipamientos. El gobierno, consciente de que el sistema se ha anquilosado, ha tratado de proponer puestos de trabajo relacionados con los proyectos a los investigadores jóvenes, que estarían mejor pagados pero que no tendrían la condición de funcionarios. Además, Raffarin quiere ofrecer incentivos fiscales a las empresas para que inviertan en la investigación privada en lugar de destinar más dinero a la investigación financiada con fondos públicos. Esto iría en línea con los sistemas británico y estadounidense, donde se destina mucho más dinero a la investigación privada. El ministro de interior Patrick Devedjian declaró que los científicos franceses deberían imitar a sus homólogos estadounidenses, que han obtenido 101 premios Nobel en los últimos 20 años, frente a los seis que han ganado los franceses. Los científicos británicos han ganado once. Así mismo, el número de patentes registradas por investigadores franceses ha caído en picado. El 19 de marzo tendrá lugar una segunda jornada de protesta si para entonces no se ha llegado a ningún acuerdo.

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Francia

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