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La Royal Society propone vetar las investigaciones que tengan aplicaciones potencialmente perjudiciales

La Royal Society del Reino Unido informó durante una reunión en las Naciones Unidas, celebrada en Washington el 19 de abril, que las propuestas sobre investigación científica deberían estar vetadas a fin de evitar aplicaciones perjudiciales, como el desarrollo de armas química...

La Royal Society del Reino Unido informó durante una reunión en las Naciones Unidas, celebrada en Washington el 19 de abril, que las propuestas sobre investigación científica deberían estar vetadas a fin de evitar aplicaciones perjudiciales, como el desarrollo de armas químicas. El objetivo de la reunión fue analizar el papel de la ONU a la hora de responder a los amenazas que, en materia de seguridad internacional, constituyen los agentes biológicos. En un documento presentado a los participantes, la Royal Society pidió a los patrocinadores de investigación procedentes de la industria y del gobierno que adoptaran medidas para filtrar las propuestas "cuando exista un motivo de preocupación tangible en relación con las aplicaciones perjudiciales." Sin embargo, el mismo documento advierte contra el veto a la investigación fundamental que pudiera tener una doble aplicación potencial, beneficiosa y dañina a la vez, ya que sería difícil vetarla, y "constituirá una molesta carga burocrática para las empresas de investigación." El Dr. Brian Eyre, presidente de la comisión sobre aspectos científicos de seguridad internacional de la Royal Society, afirmó en la reunión: "La enorme expansión de las ciencias de la vida, junto con las inquietudes que genera el potencial de desarrollo de las armas biológicas, que son capaces de causar un importante daño social y el caos, han intensificado el debate sobre la necesidad de una reglamentación más rigurosa que filtre las investigaciones que pudieran dar origen a estas armas." "Existe la necesidad de que las comunidad científica, los gobiernos y las agencias relevantes sean totalmente conscientes del potencial de los avances científicos, que permiten el desarrollo ilegal de armas aún más letales y, se consagren al desarrollo de medidas efectivas que contrarresten el uso de estas armas," añadió el Dr. Eyre. La Royal Society aprovechó la reunión para reclamar la constitución de un grupo internacional de expertos en asesoramiento científico que contribuiría a garantizar la aplicación de la Convención sobre armas biológicas y estaría en asonancia con los avances tecnológicos en las ciencias de la vida. El documento sugiere también la intensificación de las leyes nacionales e internacionales contra las armas biológicas, lo que plantea la cuestión de cómo pueden evolucionar estas leyes hacia "un código práctico en vigor." Retomando la cuestión de cómo equilibrar de la mejor manera los beneficios y amenazas que presenta la investigación fundamental en tecnologías potencialmente dañinas, la Royal Society destacó que el impacto de la reciente declaración publicada en las principales revistas de divulgación científica sobre la necesidad de identificar aquellos documentos de investigación donde el daño potencial de la publicación vale más que los beneficios potenciales, dependerá por completo del criterio de los editores y de los que la avalan. Según el Dr. Eyre es la comunidad de investigación la que debe emitir un juicio sobre la publicación de sus trabajos, lo que pone además de relevancia la necesidad de sensibilizar aún más a los científicos sobre las exigencias éticas y legales relacionadas con su trabajo. "Los científicos [...] deben saber la inadecuada aplicación potencial de la ciencia y la responsabilidad que tienen a la hora de cumplir con los tratados y convenciones internacionales dirigidos a evitar la proliferación y el uso de las armas químicas, radiológicas o nucleares, concluyó el Dr. Eyre.