Un investigador afirma que 'las experiencias en el mundo real' demuestran que la coexistencia realmente funciona
Tal como demuestran las exitosas experiencias de coexistencia de cultivos modificados genéticamente (MG) y cultivos convencionales en España y Norteamérica, un nuevo estudio realizado por un economista agrícola británico concluye que ya existen las herramientas precisas para garantizar la coexistencia efectiva en la agricultura con fines comerciales. El informe de Graham Brookes plasma sus conclusiones basándose en sus propios estudios anteriores sobre la coexistencia, y afirma basarse igualmente en experiencias realesde prácticas de gestión de la coexistencia en Norteamérica y Europa. Brookes presentó su estudio a los periodistas que asistieron a una visita organizada a la región de Aragón, España, donde se cultivan productos MG. La visita estaba organizada por el grupo industrial de biotecnología ABE (Agricultural Biotechnology in Europe). 'El informe reúne y resume material de otros cuatro documentos, e identifica los principios básicos de las buenas prácticas en materia de coexistencia, los cuales, si se aplican correctamente, pueden hacer que la coexistencia resulte viable,' señaló el Sr. Brookes a CORDIS Noticias. El autor del estudio admitió que todos esos estudios habían sido financiados en parte por la industria biotecnológica, pero que los estudios se han realizado de forma independiente y objetiva sin recibir influencia alguna por parte de los patrocinadores. El primer punto que deja claro el informe es que la coexistencia se refiere a las consecuencias económicas de la presencia adventicia [o accidental] de material de un cultivo en otro,' sea un cultivo MG, convencional o ecológico. 'Por tanto, no se trata de la seguridad de los cultivos/productos, sino de la producción y comercialización de los cultivos permitidos,' señala. El Sr. Brookes también subraya que la coexistencia solamente se convierte en un problema cuando existe una clara demanda de cultivos no MG. Por ejemplo, mientras que gran parte del maíz destinado a consumo animal es no MG, la cantidad de maíz MG empleado en su producción obliga a etiquetar todo el pienso animal de maíz en Europa como MG, por lo que no hacen falta medidas de coexistencia durante su cultivo. De acuerdo con el informe, la presencia adventicia de material no deseado en los cultivos se puede producir por diferentes razones, por ejemplo las impurezas de las semillas, la polinización cruzada, las plantas independientes (que crecen a partir de semillas dispersadas de forma natural), o la plantación, recolección, almacenamiento y transporte de los cultivos. Aunque la tecnología MG puede ser relativamente nueva, el Sr. Brookes explica que hace muchos años que se desarrollan prácticas efectivas de coexistencia en las granjas, como la separación de los cultivos en el espacio o en el tiempo de la siembra, la comunicación con los vecinos y unas buenas prácticas de administración, siembra, recolecta y almacenamiento. Para demostrar lo eficaces que pueden resultar esas prácticas, el informe hace referencia al ejemplo de Norteamérica, en su opinión probablemente el mercado más importante para estudiar las estrategias de la coexistencia moderna. El informe concluye que en 2003 solamente el 4 por ciento de los agricultores que cultivaron productos ecológicos sufrieron pérdidas en las ventas o vieron descender la categoría de sus productos debido a la presencia adventicia de material MG en sus cosechas, y que las zonas con mayor concentración de cultivos ecológicos suelen ser las que presentan una penetración de cultivos MG por encima de la media. En España, por su parte, donde se cultiva maíz MG con fines comerciales desde 1998, el Sr. Brookes afirma que han existido casos aislados de presencia MG en los cultivos de maíz ecológico, pero que se ha atribuido en su mayor parte a la mala aplicación de las buenas prácticas sobre coexistencia. Todo esto hace que el autor del estudio deduzca lo siguiente. las pruebas que existen hasta la fecha demuestran que los cultivos MG y los cultivos convencionales (incluidos los ecológicos) han coexistido perfectamente sin causar problemas económicos ni de comercialización desde que en 1995 se comenzó a cultivar productos MG con fines comerciales. En lo que se refiere a los cultivos ecológicos concretamente, que se suelen mencionar a menudo como la clase de producción con más probabilidades de sufrir dificultades en la coexistencia con cultivos MG, las pruebas son también claras: la coexistencia ha resultado un éxito.' Según el Sr. Brookes, existen cinco principios básicos para desarrollar buenas prácticas de coexistencia: contexto, coherencia, proporcionalidad, equidad y utilidad. Respecto a la coherencia, por ejemplo, el autor señala que los límites de presencia adventicia de los materiales no deseados deberían reflejar el riesgo inherente a esos materiales. En el caso del material MG que ha sido catalogado como seguro por las autoridades reguladoras, para algunos organismos de certificación ecológica no es coherente exigir menos del 0,1 por ciento de material MG en los productos ecológicos si al mismo tiempo se permiten unos valores límite superiores en el caso de piedras o de suciedad. En lo que se refiere a la equidad, el Sr. Brookes considera que los agricultores de OMG tienen el mismo derecho a percibir compensaciones por los perjuicios económicos derivados de las prácticas de los agricultores vecinos, de cultivos convencionales o ecológicos. 'Ningún sector debe vetar a otro; el acceso y la libertad de elección funcionan en ambos sentidos,' señala. No obstante, el Sr. Brookes es consciente de que los gobiernos nacionales encargados de regular las estrategias de coexistencia están supervisando estos cinco principios. 'Existen ya indicios que sugieren que las estrategias de coexistencia que están elaborando los Estados Miembros de la UE no son buenas, y que fracasan en estos cinco principios,' afirmó. Brookes señaló a CORDIS Noticias que preferiría que fuera la Comisión Europea quien regulara la coexistencia, en lugar de dejarlo en manos de cada uno de los países, y que se siguiera el ejemplo de España de cómo hacerlo. En un debate que a menudo se vio rodeado más de polémica que de colaboración, el Sr. Brookes finalizó diciendo que 'para que la coexistencia de distintos sistemas de producción agrícola tenga éxito, hace falta un respeto mutuo y compartir responsabilidades entre todas las partes. La responsabilidad de aplicar medidas de coexistencia debería implicar la comunicación entre agricultores MG y no MG y la aplicación de prácticas adecuadas de gestión.'