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Shared Emotions, Group Membership, and Empathy

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Empatía y actitud de grupo

Compartir las emociones como miembro de un grupo (un club de admiradores, un grupo de terapia de autoayuda, una comunidad étnica muy unida) puede influir en la empatía dentro del grupo o con respecto a este. Una investigación de la Unión Europea analizó las diferencias, y los vínculos, entre la empatía y el hecho de compartir emociones.

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La empatía es la capacidad de relacionarse y comprender los estados afectivos y mentales de otras personas. Relacionado, pero claramente distinto, es el intercambio emocional que tiene lugar en una comunidad con un vínculo muy estrecho. El proyecto financiado con fondos europeos SHARE abordó cuestiones derivadas de esta distinción. Los investigadores de SHARE han proporcionado unos criterios precisos para que dos o más personas compartan estados afectivos y emociones. Además, explicaron los mecanismos estructurales subyacentes a este intercambio e hicieron una distinción entre diferentes tipos de niveles de intercambio emocional. Tal y como explica el coordinador del proyecto, el profesor Dan Zahavi: «La cuestión fundamental es cómo la comprensión empática de las vidas emocionales y mentales difiere y se relaciona con el intercambio emocional y cómo esta comprensión empática es modulada positiva o negativamente por las emociones compartidas y la pertenencia a un grupo». Un modelo de «compartición» El modelo multidimensional incorpora primero distintos fenómenos que separan la empatía, el intercambio emocional y una dinámica afectiva del grupo relacionada aunque distinta. Esta última incluye el contagio emocional; cuando los individuos tienden a expresar emociones similares a las de los demás, por ejemplo, al animar en un partido de fútbol. El arrastre afectivo, que se ve entre bebés y sus cuidadores al compartir canciones infantiles o sonrisas es otro fenómeno que se analizó. Por último, puede observarse un intercambio emocional sólido cuando un grupo está en duelo por la muerte de un amigo común o en la rabia colectiva relacionada con los niveles de remuneración de un grupo de trabajadores. El doctor Thomas Szanto, director de la investigación de SHARE, comenta la distinción entre el contagio emocional y el arrastre, por un lado, y un intercambio emocional sólido, por el otro: «Las emociones compartidas no pueden explicarse (de forma convincente) analizando la agregación o la convergencia síncrona de las emociones individuales hacia un mismo objeto o suceso». La intención de dirigir la emoción hacia el objeto en cuestión también es un factor importante. Además, como señala el doctor Szanto: «Debe haber concienciación entre los miembros del grupo de que estos están compartiendo emociones». Por tanto, positivamente, el modelo ofrece criterios y mecanismos multidimensionales para una integración sólida de la vida afectiva de los individuos. En el modelo, los distintos tipos de emociones compartidas se clasifican además, por temas, medios y nivel de intercambio emocional. Por ejemplo, en las emociones denominadas «extendidas», los individuos están en encuentros cara a cara y los tonos de voz, los ritmos, así como los movimientos corporales facilitan los sentimientos compartidos. Otro tipo de intercambio afectivo se hace visible cuando surgen emociones compartidas en comunidades de mayor dimensión en las que los participantes no están interactuando directamente entre ellos. En este caso, la interacción suele ser facilitada por elementos sociotécnicos, como las infraestructuras del grupo o las redes sociales. Lo que surge en ese caso «son “emociones colectivas” indirectas o mediadas, que a menudo se convierten en habituales», explica el doctor Szanto. Normas sobre sentimientos y autoenajenación Los investigadores de SHARE también examinaron la normatividad que interviene en el intercambio emocional y en la manera en que las «normas sobre sentimientos» socioculturales en el seno del grupo guían la regulación y la expresión de emociones entre los miembros. «También he analizado el caso prácticamente omiso, pero, según mi opinión, decisivo y extendido del fenómeno de la autoenajenación emocional», destaca el doctor Szanto. Como explica en una publicación especializada en este tema, esto puede darse cuando un trabajador social que se considera empático debe aplicar unas normas de la organización que, en cierto modo, fuerzan un comportamiento que sugiere falta de empatía. «Emotional Self-alienation» ha sido publicado en Midwest Studies in Philosophy. Futura vía de investigación La investigación de SHARE ha permitido comprender mejor el papel que desempeñan las emociones en los encuentros interpersonales e intergrupales. La opinión claramente filosófica del proyecto también permitirá una reevaluación sistemática de los datos empíricos a partir de las neurociencias sociales y dará lugar a unos ajustes conceptuales que desafiarán la literatura normativa. En cuanto a su aún más amplio impacto sociocultural, el proyecto contribuirá a la investigación de los sesgos inducidos por la pertenencia a grupos, tales como el racismo, las diferencias interculturales en la conducta emocional o «dialectos emocionales» y la «política» de creación de la identidad afectiva, especialmente relevante hoy en día en Europa.

Palabras clave

SHARE, empatía, intercambio emocional, pertenencia a un grupo, estados afectivos, colectivo

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