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Se ha determinado la vida de las células humanas y la mayoría son más jóvenes que los individuos

Hasta ahora, definir el tiempo de vida de poblaciones específicas de células humanas estaba limitado a la incapacidad para determinar exactamente cuándo nacieron de forma tal que pudiera detectarse a lo largo de muchos años. Sin embargo, un equipo de investigadores suecos del ...

Hasta ahora, definir el tiempo de vida de poblaciones específicas de células humanas estaba limitado a la incapacidad para determinar exactamente cuándo nacieron de forma tal que pudiera detectarse a lo largo de muchos años. Sin embargo, un equipo de investigadores suecos del instituto Karolinska, en Estocolmo, dirigido por Jonas Frisén, ha anunciado que se puede fijar la edad de las células aplicando al ADN las técnicas del carbono 14, un método para establecer la edad de los fósiles comúnmente utilizado en arqueología y paleontología. Utilizando este método, el doctor Frisén ha demostrado que la mayoría de las células del cuerpo humano tienen menos de diez años. El equipo ha descubierto también la razón por la cual las personas se comportan según su edad de nacimiento y no según la edad física de sus células "esto se debe a que, de todas las células que hay en el organismo, unas pocas perduran desde el momento del nacimiento hasta la muerte, y entre esta minoría especial se incluyen algunas o todas las células de la corteza cerebral. Este nuevo método se basa en el pico máximo de los niveles atmosféricos de carbono 14 que existen como resultado de las pruebas nucleares realizadas sobre la superficie terrestre durante la Guerra Fría. El método del carbono 14 para determinar la edad analiza el índice de carbono radioactivo, presente de forma natural en la atmósfera y los alimentos en niveles bajos, y lo compara con el carbono normal del organismo. Mientras que los seres están viviendo, comiendo y respirando el índice de carbono radioactivo en comparación con el normal será el equivalente al de su entorno. Pero cuando mueren, este nivel desciende, decayendo el carbono 14. Hasta ahora, el principal obstáculo para aplicar esta técnica ha sido que el carbono radioactivo disminuye lentamente, de forma que una cierta cantidad de carbono 14 se reduce a la mitad cada 6.000 años. Detectar este cambio sutil en el índice del carbono normal respecto al radioactivo presente de forma natural en sólo unos pocos años es demasiado difícil. Pero el doctor Frisén cree que es posible hacerlo si se aprovechan las muestras que han dejado las pruebas nucleares, y que aumentaron enormemente los niveles de carbono 14 en la atmósfera durante la Guerra Fría. Según el doctor Frisén, para cuando finalizaron las pruebas nucleares en la superficie terrestre en 1963, los niveles en la atmósfera de carbono 14 se duplicaron, en comparación con los niveles naturales de referencia. Desde que dejaron de realizarse, disminuyen a la mitad cada 11 años. Teniendo en cuenta estos datos, es posible detectar los cambios en los niveles de carbono 14 en el ADN moderno. "La mayoría de las moléculas de la célula se regeneran constantemente. Pero el ADN es un tejido que no intercambia el carbono después de la división celular, así que sirve a modo de cápsula del tiempo para el carbono", afirma el doctor. Todo el carbono 14 del ADN de las células se adquiere en el momento de nacimiento de las células, el día en que la célula progenitora se divide. Al medir los niveles del carbono 14, es posible precisar la fecha de nacimiento de las células individuales en dos años. En la práctica, el método ha sido utilizado en muestras de tejido, no en células individuales, porque en una única célula no se obtiene la cantidad suficiente de carbono 14 para desvelar su edad. El doctor Frisén elaboró una escala para convertir el enriquecimiento de carbono 14 en fechas de calendario midiendo el carbono 14 incorporado en los anillos individuales de los pinos de Suecia. Una vez validado el método con varias pruebas, el equipo informó en la edición del 15 de julio de la revista "Cell Journal" de los resultados de los primeros experimentos en los que se han utilizado tejidos del organismo. Examinaron muestras de tejido de más de una docena de personas fallecidas, la mitad de las cuales nacieron en la segunda mitad de la década de los 60. Cada tipo de tejido tiene su propio momento de renovación, que está relacionado al menos parcialmente con la actividad que han soportado sus células. Las células epidérmicas, que regeneran fácilmente la piel dañada del organismo, se reciclan cada dos semanas o así. Los glóbulos rojos, en constante movimiento en su viaje a través del sistema circulatorio, viven sólo cuatro meses. La vida de las células del hígado, el desintoxicador del organismo humano, es bastante corta, una célula hepática de un adulto humano tiene una caducidad de entre 300 y 500 días. Las células de las paredes de la superficie del intestino se sabe por otros métodos que viven tan sólo cinco días, y se encuentran entre las de vida más corta de todo el organismo. El doctor Frisén descubrió que la edad media de las células intestinales, sin tener en cuenta a éstas, es 15,9 años. Las células del esqueleto sobrepasan con poco la década y las células que forman los músculos de las costillas viven una media de 15,1 años. Cuando se analizan las células cerebrales se descubre que todas las muestras tomadas de la corteza visual, la región responsable de la vista, tienen idéntica edad que los mismos individuos, lo que respalda la teoría de que estas células no se regeneran. "La razón de que estas células vivan tanto tiempo es que probablemente necesiten estar conectadas de forma muy estable", es la hipótesis del doctor Frisén. Otras células del cerebro viven menos tiempo. El corazón, en su totalidad, genera de hecho nuevas células, pero no se ha podido medir todavía el índice de supervivencia de las células del músculo cardiaco. La edad media de la totalidad de las células del cuerpo de un adulto puede que sea entre 7 y 10 años. ¿Por qué, entonces, si el organismo es capaz en suma medida de renovar sus tejidos, esta regeneración no continúa eternamente? Algunos científicos creen que la explicación puede estar en la acumulación de mutaciones del ADN, que gradualmente degeneran la información. Otra teoría culpa al ADN, sin capacidad para reparar los mecanismos de los que disponen los cromosomas, mientras que una última causa podría ser que las células madre, que son la fuente de nuevas células en cada tejido, se debilitan finalmente con la edad. "La idea de que las células madre envejezcan y sean menos capaces de generar descendencias está cada vez tomando más peso", declara el doctor Frisé, quien espera comprobar si el índice de regeneración celular se va haciendo más lento conforme la persona va cumpliendo años, lo que señalaría a las células madre como impedimento para la mortalidad.

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Suecia