Las nuevas enfermedades emergentes justifican los esfuerzos renovados para desarrollar vacunas, según un informe
EASAC, El Consejo Asesor Científico de las Academias Europeas, ha publicado un informe que justifica los esfuerzos renovados de la UE a favor de la innovación en el sector de las vacunas. En el informe, que lleva por título "Vaccines: innovation and health", se han revisado los últimos avances científicos y sus implicaciones para la salud pública, identificándose una serie de cuestiones que afirma deben ser abordadas a nivel europeo para aprovechar el máximo potencial de las vacunas para las enfermedades infecciosas. Hace sólo 50 años, la propagación de las enfermedades infecciosas en Europa descendió gracias a las mejoras en la sanidad pública y la introducción de vacunas, antibióticos e insecticidas. El éxito de los planes de prevención y de los tratamientos contra las infecciones alentó la creencia de que los problemas principales se habían resuelto. Pero esta confianza, según el documento, ha sido prematura, ya que en el último siglo las enfermedades infecciosas presentaron desafíos sociales significativamente mayores para Europa, como resultado de la ecología cambiante y del aumento de los factores de riesgo asociados a la edificación y la movilidad, los trastornos sociales, un mal uso de la tecnología médica y a los cambios medioambientales. A nivel mundial también, el aumento de enfermedades infecciosas como el VIH/SIDA y la tuberculosis ha sido implacable y una cuarta parte de la totalidad de las muertes en 2003 se atribuyeron a estas enfermedades. A pesar del aumento de nuevos problemas y patógenos, el informe sugiere no obstante que las vacunas han sido una medida preventiva para muchas enfermedades infecciosas que han sido causa principal de mortalidad y morbosidad, y recalca el hecho de que los programas de vacunación en EEUU se hayan reducido drásticamente hasta un 99 por ciento, en los casos de enfermedades previamente comunes como el sarampión, las paperas y la polio. Aunque la UE avanza en cierta medida hacia la adopción de un programa de sanidad público integrado que favorezca la aplicación de las estrategias de vacunación, el informe sugiere que podrían aumentarse las funciones y responsabilidades de la Comisión Europea en este ámbito. Específicamente, reclama a la Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores de la Comisión Europea que otorgue poderes ejecutivos e instrumentos eficaces para actuar a favor de aumentar la preparación, la capacidad de respuesta y, cuando sea necesario, la gestión de crisis en el ámbito de la sanidad pública. Al mismo tiempo, apunta a la necesidad de mejorar la coordinación estratégica entre las direcciones generales y los Estados miembros, lo que debería servir concretamente para garantizar la financiación pública en la fase temprana de desarrollo de las vacunas; para identificar y acordar estrategias comunes de vacunación; traducir los avances en materia de investigación del ámbito académico en productos; y comparar enfoques alternativos para la innovación en vacunas. Además de aumentar la función de la Comisión Europea en la sanidad pública, el informe destaca también la necesidad de que el recientemente creado Centro Europeo para la prevención y el control de las enfermedades (ECDC), una agencia de la UE cuyo objetivo es fortalecer las defensas contra enfermedades como el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), el VIH/SIDA y la gripe aviar, sea más activo en la vigilancia de las infecciones actuales y emergentes a nivel de la UE y en la coordinación, y a la hora de compartir las mejores prácticas con el fin de garantizar que las Autoridades de los Estados miembros aporten estadísticas sobre vigilancia estandarizadas y pormenorizadas. El ECDC debería fijar también sus objetivos a largo plazo, según el documento, y trabajar para eliminar cualquier barrera innecesaria que obstaculice los mecanismos de vigilancia de las infecciones humanas y animales. En el ámbito de la investigación y el desarrollo, aunque reconoce los esfuerzos realizados por la UE a favor de la investigación sobre enfermedades relacionadas con la pobreza a través del VI Programa Marco (VIPM) y la iniciativa de Cooperación de Europa y los países en desarrollo sobre ensayos clínicos (EDCTP), el informe realiza una serie de recomendaciones para ayudar a la Comisión a abordar lo que afirma son "debilidades estratégicas actuales" del sector, principalmente referidas a la falta de capacidad de financiación adecuada para las pruebas clínicas por parte del sector público. Entre las mejoras sugeridas está la incorporación de otras investigaciones y tecnologías sobre vacunas que evalúen la eficacia y seguridad del VII Programa Marco (VIIPM); ampliar la colaboración en materia de investigación con los países en desarrollo más allá de las competencias "limitadas" del EDCTP; aumentar el apoyo a los centros multidisciplinares de investigación; facilitar las asociaciones entre los sectores público y privado para fomentar la I+D en vacunas; y favorecer el avance de la formación y las capacidades técnicas para el personal que trabaja en este ámbito. Otras de las recomendaciones incluyen la racionalización del marco reglamentario y los procesos de adopción de decisiones y encontrar formas de erradicar la actual falta de incentivos para la elaboración de vacunas, reduciendo por ejemplo, los riesgos de litigio a los fabricantes y promoviendo eficazmente los derechos de propiedad intelectual.