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Japón anuncia la construcción de una base lunar a pocas semanas de terminar la misión orbital alrededor de la Luna de la AEE

Mientras concluye la misión de la primera nave europea que orbita en torno a la Luna, el anuncio de Japón de que se plantea la construcción de una base lunar para el año 2030 ha reavivado el debate sobre nuestra presencia en el satélite natural de la Tierra. La declaración d...

Mientras concluye la misión de la primera nave europea que orbita en torno a la Luna, el anuncio de Japón de que se plantea la construcción de una base lunar para el año 2030 ha reavivado el debate sobre nuestra presencia en el satélite natural de la Tierra. La declaración de Junichiro Kawaguchi, director del programa japonés de exploración lunar y planetaria, sorprendió a la audiencia del simposio de exploración lunar. Aunque el programa no tiene asignado todavía un presupuesto fijo con cargo al organismo japonés de exploración aerospacial, JAXA, los científicos japoneses están presionando actualmente a las autoridades del archipiélago. Con un coste previsto de unos 26.000 millones de dólares americanos (20.240 millones de euros), se calcula que la construcción de una base lunar tendrá que pasar por un esfuerzo internacional. "El ir a la Luna tiene un coste tan elevado que no me parece que nadie pueda permitírselo, salvo acaso Estados Unidos", comentó, en una entrevista concedida a Nature, Bruno Gardini, del programa Aurora de la Agencia Espacial Europea. "El tamaño de la inversión necesaria hace imposible el esfuerzo en solitario", advirtió. Europa, a través de la Agencia Espacial Europea (AEE), ha invertido tiempo y dinero en la investigación de la Luna, pero no tiene planes de construcción de una estación lunar tripulada. La misión SMART-1 de 18 meses de duración suministró más de 1.000 imágenes semanales de la superficie lunar. La información recabada sigue ocupando a los científicos, cuando está a punto de finalizar la misión europea. La AEE, en el marco del programa Aurora, está desarrollando tecnologías robóticas para utilizar en misiones a la Luna, Marte y varios asteroides. En 2004, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció la intención de la Administración de construir una base lunar, como punto de partida del viaje a Marte. Desde aquel entonces, la NASA ha centrado sus trabajos en el diseño de una nueva nave espacial, a la vez que ha mantenido la inversión en los programas de transbordadores y la Estación Espacial Internacional. Por consiguiente, todo apunta a que se ampliarán los plazos iniciales de construcción del Vehículo Tripulado de Exploración para 2008 y de realización de una misión lunar tripulada no más tarde de 2014. A pesar de un entorno hostil -polvo lunar, ausencia de atmósfera, baja gravedad, escasez de agua- y el ingente coste que conlleva instalarse en la Luna, parte del atractivo que ejerce para las autoridades de Estados Unidos radica en la posibilidad de llegar antes que los demás y seguir a la cabeza de la exploración espacial. Por lo tanto, el anuncio de Japón puede ser el factor desencadenante del redoblamiento de los esfuerzos estadounidenses por construir una base lunar. "El anuncio chino de viaje a la Luna es la última novedad. Los europeos quieren ir, los rusos quieren ir; si no vamos nosotros, puede que vayan con los chinos", comentaba en marzo Pascal Lee, presidente del Instituto Marte de Estados Unidos, en una entrevista concedida a The Washington Post. El primero en cruzar la meta de esta nueva carrera espacial se topará con algunos de los cráteres formados por las naves enviadas por los distintos países que han explorado la Luna. SMART-1 será la próxima nave que alunice, si se cumplen las previsiones, el 3 de septiembre de 2006. El lanzamiento de SMART-1 se produjo en septiembre de 2003 y la llegada a la órbita de la Luna, en noviembre de 2004. La misión inicial era de tan sólo seis meses, pero la eficacia del motor experimental de iones, de propulsión solar, ofreció a la sonda europea la oportunidad de permanecer en órbita un año más. La AEE explica la razón de que la sonda SMART-1, al igual que sus predecesoras, se vaya a estrellar en la Luna: "Las naves que orbitan alrededor de la Luna, como lo está haciendo SMART-1, están condenadas por la ley de la gravedad. Las fuerzas de arrastre del Sol y la Tierra, así como las irregularidades de la propia Luna alteran la órbita de la nave. Tarde o temprano, se estrellará en la superficie lunar salvo que disponga de las cantidades de combustible necesarias para propulsarse y escapar de la gravedad del satélite". SMART-1, al acercarse a la superficie de la Luna, viajará a una velocidad de unos dos kilómetros por segundo, muy por debajo de la velocidad normal de un meteorito natural, que se estrellaría a 70 kilómetros por segundo. El cráter así formado de entre tres y 10 metros de diámetro, y un metro de profundidad no impedirá la instalación de una base lunar, si se compara con los otros retos que quedan por acometer.

Países

Japón, Estados Unidos