Innovación hecha en Suiza
Suiza es uno de los campeones europeos de la innovación, junto con Finlandia, Suecia y Alemania. Sin embargo, ante las señales de debilidad que empieza a dar el sistema de innovación suizo, los responsables políticos se han detenido para hacer balance de la situación. En el marco de este proceso de introspección, Suiza colabora en una nueva serie de publicaciones de estudio estratégico de la innovación de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). En noviembre está prevista la publicación de un informe. En una sesión informativa celebrada en Bruselas el 13 de septiembre y dedicada a la ciencia en Suiza, Christophe Caviezel, director de la Comisión suiza de tecnología e innovación (CTI), hablando del estado de la innovación en el país, ofreció un adelanto de algunos de los resultados clave del borrador de la OCDE. Suiza, a simple vista, parece reunir las condiciones necesarias para el establecimiento de un potente sistema de innovación. Obtuvo excelentes puntuaciones en casi todas las categorías del Cuadro europeo de indicadores de la innovación de 2005, situándose en segundo lugar detrás de Suecia y delante de Finlandia. Además, con un gasto en investigación y desarrollo (I+D) del 2,9 por ciento del PIB, a Suiza no le falta mucho para lograr el objetivo del 3 por ciento establecido en Lisboa. Con todo, "Suiza está pasando por lo que se podría calificar como momentos faltos de dinamismo". Así lo dijo el señor Caviezel, echando la culpa al decrecimiento económico. No sólo eso, sino que la innovación topa con los bajos niveles de gasto público en I+D, que, según los expertos, se sitúa ni más ni menos que en la media mundial del 0,65 por ciento del PIB, por debajo del 1 por ciento largo de Suecia y Finlandia. "Esta tendencia va en sentido contrario al crecimiento internacional del gasto público en I+D que se observa en la mayoría de los países europeos y en muchos países en desarrollo", advierte. Ahora bien, la falta de dinamismo no es la única causa. Suiza está haciendo frente a la creciente convergencia tecnológica, el desarrollo de la economía del conocimiento y la competencia de los países emergentes. Los sectores de media tecnología, tradicionales en Suiza, tienen un potencial de innovación que, por definición, es inferior al de la alta tecnología. De los datos disponibles se desprende que la Confederación Suiza perdió el tren del establecimiento de un pujante sector de tecnologías de la información y la comunicación en los años noventa, lo que podría explicar la distancia marcada por varios indicadores de innovación respecto a Suecia y Finlandia. Con esto en mente, la OCDE destaca, en el informe, una serie de necesidades de acción. La primera está relacionada con la propia estructura del sistema, que el borrador describe como "carente de reflexión sistemática en la política de ciencia, tecnología e innovación, y regida, más por el actual equilibrio de poder entre los actores, que por las necesidades a largo plazo de la sociedad". De hecho, la gestión de la política de innovación se divide entre el Ministerio de Educación e Investigación, y el Ministerio de Economía. Entre uno y otro media un espacio de intercambio y discusión dirigido por un comité director. "El objetivo en los próximos años debe ser desarrollar una visión de conjunto, nacional e interagencias de la política de innovación", recomienda Christophe Caviezel. "Se espera iniciar el debate este año". El informe también pone de relieve la ausencia de ayudas públicas directas a la I+D privada, lo que ha restado "orientación a la demanda" al sistema de innovación del país. "En una economía liberal, en que la intervención pública suscita recelo, la política de innovación no podía ser de otra manera", explica el señor Caviezel. El documento aboga por establecer un proyecto piloto de inversión específica en actividades de innovación de empresas muy innovadoras, como posible solución al déficit de financiación pública de la I+D privada. La CTI ha puesto en marcha una iniciativa destinada a reunir a la industria y la universidad en torno a la determinación de necesidades de oferta y demanda con el fin de incrementar la I+D orientada a la demanda. Ahora bien, "la ponderación de oferta y demanda en la innovación no es una cosa trivial. Será necesario profundizar en las estrategias", advierte Christophe Caviezel. Los retos que amenazan a las pequeñas y medianas empresas (PYME) suizas en la economía mundial, en particular la competencia ejercida por los mercados emergentes de China e India, constituyen otro ámbito de acción recogido en el informe. "La internalización de la I+D ya es un hecho. Debe plantearse un compromiso positivo y cauteloso", dijo. Hizo referencia a un nuevo programa de cooperación del CTO con China y los países del Sureste Asiático, del que, según indicó, podrían beneficiarse enormemente las PYME de limitados recursos. El señor Caviezel terminó insistiendo en que el presupuesto de participación en el Programa Marco de Investigación de la UE no excluía la asignación de recursos a programas nacionales de investigación e innovación. Al revés, debe haber presupuestos para ambas cosas. Este problema afecta a todos los países que participan en el Programa Marco, indicó. "Estamos convencidos de que sólo un sistema nacional adecuadamente financiado y gestionado puede ser un socio idóneo para participar en un amplio espacio europeo de la investigación".
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