La Comisión destaca la aportación de la UE al Año Polar Internacional
Mientras científicos de todo el mundo se suman al Año Polar Internacional (API), la Comisión Europea puso de relieve la aportación de la UE a esta enorme empresa científica internacional con un simposio de dos días celebrado en el Museo de Ciencias Naturales de Bruselas, un escenario muy adecuado para la ocasión. En su conferencia inaugural, Janez Potocnik, Comisario Europeo de Ciencia e Investigación, hizo hincapié en los efectos que el cambio climático ya está teniendo en las regiones polares. «En los últimos cincuenta años, las temperaturas de la Península Antártica han subido 2,5 grados», apuntó. «Además, algunas partes de la Península Antártica, Alaska y Siberia son las tres regiones del planeta que se han calentado más rápido en las dos últimas décadas.» El Comisario señaló que la investigación polar se presta especialmente a la colaboración internacional, no tan sólo porque las condiciones hostiles de los polos encarecen enormemente realizar cualquier trabajo allí, sino porque lo que está ocurriendo allí repercutirá mucho más allá de las propias regiones polares. «Si prosigue la tendencia actual de calentamiento, de aquí a 2060 ya no habrá hielo durante los veranos en el océano Ártico, en el Polo Norte», agregó. «Este proceso no afectará tan sólo a los cuatro millones de personas que residen en esa región, sino a muchas más personas, incluso a quienes vivimos en Europa: influirá en nuestro clima, nuestros ecosistemas y nuestras condiciones de vida.» Los polos son una fuente de información valiosísima para averiguar cómo era el clima antiguamente. El Comisario Potocnik los comparó con una biblioteca del medio ambiente que contiene información acerca de los cambios del clima, de los ecosistemas y de las civilizaciones. «Nos dan indicios acerca de lo que sucederá en la fase siguiente de cambios climáticos observando ejemplos similares del pasado», explicó. Uno de los proyectos más importantes financiados por la UE en lo que respecta al estudio de los climas pasados es EPICA («Proyecto Europeo de Núcleos Helados en la Antártida»). Sus socios, a base de perforar una capa de hielo de 3 270 m de grosor en la Cúpula C, situada en la Antártida oriental, lograron obtener testigos de sondeo glaciales que contienen información sobre la atmósfera que se remonta a hace 650 000 años, información más antigua que ningún otro registro atmósferico conseguido hasta ahora. Otro proyecto financiado por la UE que supone una parte importante de la aportación de la UE al API es DAMOCLES («Desarrollo de las capacidades de observación y modelación del Ártico con vistas a estudios ambientales de largo plazo»), que investiga las repercusiones que tendrá en el medio ambiente y en las personas la reducción de la superficie de hielo en el Ártico. El Consorcio Polar Europeo (EUROPOLAR) también dará empuje a la colaboración europea en el ámbito de la investigación polar. Este proyecto financiado por la UE reúne a veinticinco ministerios y agencias financiadoras de diecinueve países, entre ellos Rusia. La masa crítica que representan estas fuentes de financiación hará posible que este proyecto respalde otros proyectos de gran escala y facilitará que Europa coordine sus actividades de investigación polar con otros socios de relevancia, como EE.UU. y Canadá. «Europa tiene importantes intereses estratégicos en la región polar, en los ámbitos de la ciencia, la política exterior, el comercio y la seguridad», afirmó Paul Egerten, de EUROPOLAR. «Para Europa, el Año Polar Internacional representa una oportunidad de profundizar y ampliar sus lazos con socios internacionales.» David Carlson, director de la oficina del programa del Año Polar Internacional, se mostró muy entusiasta con respecto a la implicación europea en proyectos del API. De los más de 200 proyectos inscritos oficialmente en el API, sólo hay 16 en los que no participa Europa. Para el profesor Carlson, uno de los retos más importantes que se presenta al API es administrar las ingentes cantidades de datos recopilados a lo largo del año. Para ello será necesario que haya un catálogo compartido, accesible, flexible, dotado de un sistema claro de citas de los datos para que quienes los faciliten reciban el reconocimiento que merecen por su trabajo. Asimismo, el profesor Carlson hizo un llamamiento a favor del acceso universal y asequible al corpus bibliográfico correspondiente. Elisabeth Lipiatou, jefa de la Unidad sobre el Cambio Climático y los Riesgos Ambientales de la DG Investigación de la Comisión Europea, resaltó las oportunidades ofrecidas por el Séptimo Programa Marco (7PM) para la investigación polar. «Muchos de los temas de las primeras convocatorias que saldrán de la subactividad "Presiones sobre el medio ambiente y el clima" promoverán la investigación en las regiones polares», señaló. Algunos ejemplos de temas son la estabilidad de la circulación termohalina, estudios sobre el ciclo del carbono y las repercusiones del cambio climático en la biodiversidad y los ecosistemas. Además, E. Lipiatou presentó una publicación que resume los proyectos financiados actualmente por la Comisión en el ámbito de la investigación ambiental y climática de los polos. En todas las intervenciones quedó de manifiesto lo urgente de la situación en los polos y la necesidad del Año Polar Internacional. «Este simposio demuestra que la investigación sobre el clima puede cambiar las cosas. Y pronto», afirmó el Comisario Potocnik, a lo que agregó que, puesto que la humanidad es la responsable del cambio climático, también es responsable de solucionar este problema. «No podemos fracasar», advirtió.
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