Un proyecto de la UE examina la situación de los periodistas destacados en Bruselas
Las actividades que desarrolla la UE en el campo de la comunicación y el trabajo de los corresponsales de la UE en Bruselas y en el resto de Europa han sido el centro de atención del proyecto AIM (Adequate Information Management - Gestión Adecuada de la Información) financiado por la UE y que está a punto de llegar a su fin. El cuerpo de periodistas acreditados en Bruselas, que constituye uno de los más grandes del mundo, reúne a más de 1.000 profesionales de la información procedentes de más de 60 países. A través de diversas entrevistas realizadas a un grupo seleccionado de periodistas destacados en Bruselas, los socios del proyecto se marcaron como objetivo pulsar su opinión en relación a los esfuerzos realizados en materia de comunicaciones por la UE y conocer de qué manera estos periodistas organizan su trabajo. Uno de los aspectos más importantes que se desprenden del proyecto es el de la diversidad de las culturas periodísticas que se dan cita en Bruselas. Existe sin embargo un cierto nivel de homogenización de dichas culturas al que deben adaptarse los recién llegados a la capital europea. Por otra parte, no todos los periodistas son iguales y algunos gozan de un mayor poder de influencia que otros. En el curso de su alocución durante la conferencia final del AIM en Bruselas, Paolo Mancini, participante en el proyecto en representación de la Universidad de Perugia, explicó como los periodistas de los antiguos Estados miembros suelen gozar de un mayor poder que aquellos que proceden de los nuevos Estados miembros. Dicho esto, algunos de estos nuevos Estados miembros como Polonia, por ejemplo, están empezando ya a dejar sentir su peso en este sentido. Esta tendencia se corresponde con otra, según la cual los países más grandes suelen dominar a los pequeños. «Los periodistas de los países más grandes gozan de más poder porque sus fuentes de información están más interesadas en hablar con ellos», señaló Mancini, indicando además que las publicaciones más importantes, que son por naturaleza más europeas que nacionales, ejercen un poder considerable. «Por ejemplo el Financial Times puede ejercer su influencia en cuanto al proceso de recogida de información por parte de los demás periodistas». Los periodistas procedentes de los países más pequeños se ven a menudo obligados, por otra parte, a tener que cubrir un mayor número de cuestiones, lo que hace que su trabajo les resulte más difícil. Los periodistas experimentan además un cierto nivel de contradicción en su vida diaria, señaló el profesor Mancini. «Viven en el extranjero y se ocupan de cubrir las noticias de instituciones internacionales, lo que les lleva a trabajar con muchas personas de otras nacionalidades. No obstante, sus lectores corresponden a un público nacional, local incluso, asociado a una cultura muy concreta». Uno de los mayores desafíos a los que deben enfrentarse los periodistas es la enorme cantidad de información que emana de las instituciones y el lenguaje característico que en ellas se utiliza. Precisamente el aprender a comprender ese lenguaje y el saber decidir qué informaciones son las realmente importantes y relevantes constituye una de las tareas más difíciles de los periodistas recién llegados a Bruselas. A partir de estas y otras conclusiones, los socios del proyecto han propuesto una serie de recomendaciones sobre cómo la UE podría mejorar sus actividades en el campo de las comunicaciones. Entre estas recomendaciones está la de que la Comisión Europea tenga más en cuenta los objetivos de los medios de comunicación nacionales y haga lo necesario para proporcionar una mayor formación en el apartado de las comunicaciones a sus portavoces y expertos en medios de comunicación. Otro aspecto importante que se subraya en el estudio es la manera en que la UE evita hacer cualquier tipo de mención expresa a controversias o discusiones sobre conflictos internos favoreciendo con ello una política de «un único discurso». Sin embargo, para los periodistas, los conflictos y las controversias son precisamente una fuente de noticias de interés. Para los socios del proyecto, por otra parte, el hecho de admitir la existencia de este tipo de debates internos haría que la UE resultase más creíble entre los propios periodistas. Tal y como se recoge en un resumen del informe final del proyecto elaborado por los socios de este, «uno de los principales problemas de la información europea está relacionado con la voluntad de la Comisión de aceptar las controversias políticas como algo normal y, por consiguiente, como tema de debate público y la cuestión de en qué medida la Comisión está dispuesta a llevar a delante dicha voluntad». «La aportación del periodismo en favor de una mayor transparencia y apertura podría verse sensiblemente reforzada si los periodistas pudieran comprender mejor los diversos mecanismos y procedimientos relacionados con el proceso de decisión». Un estudio previo realizado por el proyecto AIM analizó las diferencias existentes en cuanto a cobertura por parte de los medios de información de las cuestiones que afectan a la UE en los diez países incluidos en el proyecto.