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La colonización de Marte podría empezar por los robots

Los demógrafos calculan que la población actual de la Tierra asciende a 6.720 millones de personas, cifra que podría dispararse hasta los 9.000 millones en los próximos 35 años. Habiéndose hallado en Marte agua y suelos similares a los de la Tierra, hay quien se plantea si en ...

Los demógrafos calculan que la población actual de la Tierra asciende a 6.720 millones de personas, cifra que podría dispararse hasta los 9.000 millones en los próximos 35 años. Habiéndose hallado en Marte agua y suelos similares a los de la Tierra, hay quien se plantea si en un futuro se podría colonizar el Planeta Rojo. Desde el proyecto I-SWARM señalan, no obstante, que es más probable que las primeras «criaturas» que habiten Marte sean un enjambre de robots de pequeño tamaño. En este Proyecto Integrado, dotado con fondos comunitarios por valor de 4,4 millones de euros, se ha creado un grupo de robots capaces de realizar una serie de tareas y exploraciones sobre el terreno. «Marte podría ser explorado por robots pequeños capaces de colaborar entre sí», según declaró a ICT Results Marc Szymanski de la Universidad de Karlsruhe (Alemania). «Ahora ya sabemos que hay agua y tierra, así que tan sólo necesitarían una especie de adhesivo para empezar a construir estructuras como habitáculos para científicos humanos.» Los socios de este proyecto han desarrollado unos robots a escala centimétrica y han avanzado considerablemente hacia la creación de innumerables «microbots» del tamaño de una hormiga. Se trata de robots autónomos capaces de efectuar en común tareas que pueden realizar los insectos de verdad, como construir nidos y buscar alimento. El equipo científico del proyecto indicó que la exploración y la colonización de planetas son tan sólo algunas de las actividades que podrían asumir estos robots. Éstos, aseguran, podrían refinar sus habilidades para ajustarse a cada tarea e incluso adaptarse a los cambios del entorno. «Los enjambres de robots resultan de especial utilidad en situaciones en las que se requiere un grado elevado de redundancia», según el Sr. Szymanski, investigador de robótica en dicha universidad. «Si un robot se avería o falla, no provoca el fracaso de la misión, porque sencillamente otro robot ocupa su lugar.» Las aplicaciones posibles de la tecnología robótica son innumerables. Estos pequeños robots podrían usarse no sólo en el espacio o en las profundidades marinas; también podrían ser de una inestimable utilidad, por ejemplo, en la medicina, para efectuar pruebas y aplicar tratamientos en el interior del cuerpo humano, según indicaron los investigadores. Aunque aún falta mucho para que estos robots estén listos para su uso por cualquier humano, los socios del proyecto han logrado grandes progresos en el desarrollo de robots programables similares a hormigas. Los robots creados por I-SWARM tienen la capacidad de comunicarse y percibir el entorno que les rodea, tal y como lo hacen las hormigas auténticas. En palabras de los investigadores, así se consigue una especie de percepción colectiva. Los robots de I-SWARM se comunican por infrarrojos. Cada robot emite una señal a otro robot cercano, lo cual se repite hasta que todo el enjambre queda informado. Si aparece un obstáculo que impide una correcta comunicación, las hormigas se envían señales entre sí para rodear el obstáculo y quitarlo de en medio. Hay un grupo de robots I-SWARM denominado «Jasmine» cuyo tamaño es de una moneda de dos euros y que funciona con la energía almacenada en una batería. Los robots más pequeños tienen una longitud de tan sólo tres milímetros y funcionan con energía de una diminuta célula fotovoltaica. «La energía es un aspecto crucial. Cuanto más compleja sea una tarea, más energía requiere», dijo el investigador. «Un robot que tiene que levantar un objeto [utiliza] potentes motores que consumen una gran cantidad de energía.» Actualmente los investigadores están desarrollando enjambres de robots que pueden reconfigurarse de forma autónoma y acoplarse a otros para formar robots mayores. Este trabajo forma parte de los proyectos Symbrion y Replicator, que disponen de fondos comunitarios por valor total de 5,3 y 5,41 millones de euros respectivamente.

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