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Prevención de la obesidad mediante el control de los vasos sanguíneos

Los europeos gastan millones de euros cada año para prevenir la obesidad. En las listas de productos más vendidos ocupan un lugar destacado diversos alimentos, aparatos de gimnasia y pastillas dietéticas para ayudarles a perder peso. Ahora un equipo de científicos del Institut...

Los europeos gastan millones de euros cada año para prevenir la obesidad. En las listas de productos más vendidos ocupan un lugar destacado diversos alimentos, aparatos de gimnasia y pastillas dietéticas para ayudarles a perder peso. Ahora un equipo de científicos del Instituto Karolinska de Suecia afirma que la clave para dar con un nuevo método contra la obesidad podría consistir en controlar el desarrollo de los vasos sanguíneos en los tejidos grasos. La revista Cell Metabolism publicó recientemente un artículo al respecto. Los científicos del Instituto Karolinska explican que el oxígeno y los nutrientes de la sangre influyen en el crecimiento de las células adiposas y en su metabolismo. Una manera de regular la cantidad de grasa corporal, aseguran, es alterar el desarrollo de vasos sanguíneos en el tejido adiposo. De este modo aumentarían las probabilidades de prevenir la obesidad. En el estudio mencionado, los investigadores expusieron a ratones a temperaturas bajas, con lo que consiguieron que se formaran más vasos sanguíneos en el tejido adiposo de estos animales y, así, éstos quemaran la grasa a más velocidad. Los científicos señalan que, una vez desarrollados los vasos sanguíneos en el tejido adiposo de los ratones expuestos a temperaturas bajas, la grasa «blanca» de este tejido se convierte en grasa «parda», que tiene mayor actividad metabólica y se descompone con más facilidad. Antes se postulaba que las mitocondrias del tejido adiposo pardo, responsables de la tinción marrón, desaparecían con el tiempo y que, así, el tejido se iba aproximando a la grasa blanca en cuanto a apariencia y función. Pero estudios recientes demuestran que la grasa parda no está relacionada estrechamente con la grasa blanca, sino más bien con los músculos esqueléticos. Los científicos del Instituto Karolinska indican que la descomposición de la grasa parda conlleva una liberación de calor, como puede observarse de forma característica durante el proceso de hibernación de ciertos animales. En los seres humanos, la grasa parda constituye alrededor del 5% de la masa corporal al nacer. Esta grasa se encuentra localizada en la espalda del bebé, concretamente en la mitad superior de la espina dorsal y en los hombros. La descomposición de la grasa parda es esencial para la regulación térmica de los bebés, dado su pequeño tamaño corporal. Ahora estos científicos opinan que si lograran controlar el desarrollo de los vasos sanguíneos, podrían favorecer la transformación de la grasa blanca en grasa parda también en los adultos. «Nunca antes se había demostrado que el crecimiento de los vasos sanguíneos afecta a la actividad metabólica del tejido adiposo y no al contrario», informó el profesor Yihai Cao, director del estudio. «Si averiguamos cómo regular el desarrollo de estos vasos en los seres humanos, se abrirán nuevas opciones terapéuticas para la obesidad y las enfermedades relacionadas con el metabolismo como la diabetes.»

Países

Suecia

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