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Un vídeo a alta velocidad muestra el movimiento natatorio de algas

Científicos financiados con fondos comunitarios han descubierto la forma en que ciertas algas unicelulares cambian de dirección cuando se desplazan. Dichos científicos grabaron a la especie Chlamydomonas reinhardtii con una cámara de alta velocidad y así lograron estudiar el m...

Científicos financiados con fondos comunitarios han descubierto la forma en que ciertas algas unicelulares cambian de dirección cuando se desplazan. Dichos científicos grabaron a la especie Chlamydomonas reinhardtii con una cámara de alta velocidad y así lograron estudiar el movimiento de sus flagelos, unos apéndices pilosos que emplean las células para propulsarse en el medio acuático. El estudio, publicado en la revista Science, recibió apoyo del proyecto CYCLOSIS («La biofísica de la ciclosis de la Chara corallina»), financiado a su vez mediante el programa «Personas» del Séptimo Programa Marco (7PM). Estos descubrimientos revisten importancia debido a que los flagelos están presentes en gran cantidad de organismos y, de hecho, son casi idénticos a los cilios de las células del cuerpo humano. La coordinación de los cilios o flagelos desempeña una función básica en muchos procesos importantes como el movimiento, la percepción, el desarrollo y el transporte de fluidos en el sistema respiratorio. Pese a ello, se tiene un conocimiento rudimentario de la manera en que estas estructuras controlan la locomoción. En este trabajo de investigación reciente, los científicos descubrieron que las algas poseen dos tipos de «marchas». La mayor parte del tiempo, los dos flagelos se mueven de forma sincrónica, de tal forma que las células parecen nadar a braza. De este modo las células se desplazan en línea recta. Cada pocos segundos, los flagelos realizan un movimiento asincrónico que cambia bruscamente su trayectoria. Un análisis matemático de su movimiento ha desvelado que los dos flagelos constituyen «osciladores acoplados», los cuales sincronizan sus movimientos de forma similar a los destellos de las luciérnagas o a «la ola» de los estadios deportivos. Según los investigadores, el acoplamiento tiene su origen en las corrientes de fluidos que crean los impulsos de los flagelos. Este estudio ha obtenido la primera prueba directa de que la sincronización se debe a interacciones hidrodinámicas. «Estos resultados indican que la sincronización de los flagelos es mucho más compleja de lo que se pensaba y que es fruto de una compleja interacción entre regulación celular, hidrodinámica y "ruido bioquímico"», comentó el profesor Raymond Goldstein, del Departamento de Matemáticas Aplicadas y Física Teórica de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). En un artículo sobre el mismo tema, Roman Stocker y William Durham, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, Estados Unidos), aventuran que el movimiento «rápido y atropellado» de la C. reinhardtii puede servirle para evitar a depredadores.

Países

Reino Unido, Estados Unidos

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