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Suspenso para un «plan B» contra el calentamiento global

Un equipo coordinado por científicos alemanes ha rechazado una idea propuesta para contrarrestar el calentamiento global y que consiste en el bombeo de agua del fondo oceánico hasta la superficie con el fin de incrementar la absorción de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfer...

Un equipo coordinado por científicos alemanes ha rechazado una idea propuesta para contrarrestar el calentamiento global y que consiste en el bombeo de agua del fondo oceánico hasta la superficie con el fin de incrementar la absorción de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Las simulaciones informáticas realizadas por estos investigadores muestran que los beneficios que reportaría este plan de geoingeniería son pocos en comparación con la magnitud del riesgo que entraña. Se ha publicado un artículo al respecto en la revista Geophysical Research Letters. Se han propuesto diversas técnicas de geoingeniería a gran escala a modo de «plan B» al que recurrir en caso de que los gobiernos mundiales no cumplan con los acuerdos de reducción de emisiones de CO2. Uno de los métodos consiste en bombear aguas ricas en nutrientes a través de tubos plásticos (de varios cientos de metros de longitud) hasta la superficie marina para estimular el crecimiento de fitoplancton, que son algas marinas claves para la producción biológica. Un aumento del fitoplancton en la superficie provocaría, debido a procesos de fotosíntesis, una mayor absorción de CO2 atmosférico hacia el fondo oceánico. Una vez allí, parte del CO2 quedaría fuera del sistema durante siglos o incluso milenios. Un equipo de científicos de Australia, Alemania y Reino Unido puso a prueba este método. Bajo la dirección de Andreas Oschlies del Instituto Leibniz de Ciencias del Mar (Alemania), el equipo demostró mediante simulaciones informáticas que en el mejor de los casos sólo podrían capturarse tres gigatoneladas de CO2 al año, apenas la décima parte de las 36 gigatoneladas de CO2 antropogénico que se emiten en el planeta cada año. El profesor Oschlies afirmó que «pese a ser técnicamente viable en grandes escalas de espacio y tiempo, este método posee, al igual que otras soluciones propuestas, un potencial de absorción muy limitado y podría tener efectos secundarios de gran calado». Uno de estos efectos, observado por los autores, fue un fuerte aumento del CO2 si se detenía el bombeo. En ese momento «las concentraciones de CO2 atmosférico y las temperaturas de la superficie aumentaban con rapidez hasta niveles incluso mayores que los observados en la simulación de referencia, que suponía la no utilización del bombeo artificial», explicó el profesor Oschlies. Por tanto, para que el método sea válido, el bombeo no debería detenerse nunca. Esta paradoja se refleja en el título escogido por los autores del artículo: «Ingeniería climática mediante surgencia oceánica artificial: canalizar al aprendiz de brujo». Se trata de una alusión al poema de Goethe «El aprendiz de brujo» (Der Zauberlehrling), en el que dicho aprendiz pierde el control de una escoba mágica que utiliza para fregar el taller del maestro y provoca una inundación. Otra revelación significativa de las simulaciones realizadas es que el método se haría notar principalmente en tierra y no en el océano. El agua fría elevada hasta la superficie enfriaría la atmósfera y la superficie terrestre, de suerte que devolvería una gran cantidad de CO2 a tierra firme. «El modelo predice que cerca del 80% del carbono atrapado se almacenaría en tierra como resultado de una menor respiración, debida ésta a las temperaturas atmosféricas más bajas que habría provocado la surgencia de agua fría», explican los investigadores en el artículo. «Este almacenamiento remoto y distribuido de carbono haría que el control y la verificación fuesen especialmente complicados.» «Aunque ni se han modelado de forma correcta ni se conocen todas las interacciones, consideramos que este método no solucionaría el problema del CO2», concluyó el profesor Oschlies.

Países

Australia, Alemania, Reino Unido

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