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Self and others in the sensorimotor system: a computational neuroanatomy of sensory attenuation

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Científicos europeos estudian cómo el encéfalo identifica las cosquillas autoinfligidas

¿Por qué resulta imposible hacerse cosquillas a uno mismo? Un proyecto financiado con fondos europeos estudió el modo en el que el encéfalo distingue cuando quien toca el cuerpo es otra persona o uno mismo.

Investigación fundamental icon Investigación fundamental

Ejecutado con el apoyo del programa Marie Skłodowska-Curie, el proyecto europeo TICKLE ME empleó una gama de tecnologías para explicar el fenómeno de la atenuación sensorial (AS) y por qué el hacerse cosquillas uno mismo provoca una sensación reducida del tacto. «Mi motivación principal fue entender el modo en el que el encéfalo distingue nuestro propio tacto del de otros y comprobar si este mecanismo es capaz de cambiar», señala Konstantina Kilteni, beneficiaria de la beca de investigación. El trabajo de Kilteni combinó investigación del comportamiento con imagen por resonancia magnética funcional en participantes jóvenes y sanos. «A partir de los experimentos en materia de comportamiento, me propuse desentrañar las características de nuestro propio tacto que hacen que el encéfalo las "marque" como autogeneradas. Mediante los experimentos de imagen neuronal, traté de desarrollar un modelo o una representación neuronal nueva de este "marcado"», continuó Kilteni. El encéfalo predice acciones Los resultados apuntan a que el encéfalo marca el tacto como autogenerado cuando este puede predecirse mediante nuestros movimientos continuos. «Pensemos en cómo se mueve la mano derecha para tocar la izquierda. Antes incluso de que las manos se toquen, tu encéfalo ya sabe qué va a sentir. Predice el tacto antes de que suceda mediante el empleo de información del movimiento de la mano derecha», aclara Kilteni. Los investigadores de TICKLE ME mostraron que esta predicción es tanto espacial como temporal, el encéfalo sabe dónde y cuándo sentirás el tacto. «En varios experimentos comportamentales investigamos formas posibles de “engañar” al encéfalo para que no prediga las localizaciones o momentos en que se produce el tacto, y descubrimos que, cuando uno se toca a sí mismo, este tacto puede hacerse sentir parecido a uno externo y viceversa», añade Kilteni. Con ayuda de un escáner encefálico, el equipo observó también que la conectividad encefálica entre zonas clave involucradas en el tacto y el movimiento representa esta distinción entre tacto autogenerado y externo. Primero los retos y, a continuación, el seguimiento de unos resultados extraordinarios Bajo la batuta del investigador principal, H. Henrik Ehrsson del Instituto Karolinska, el equipo ofreció un apoyo excelente, según comenta Kilteni. En su opinión, la parte más complicada del proyecto fue el diseño y la construcción de equipos experimentales que fueran seguros para los participantes y compatibles con los campos magnéticos que se emplean en la obtención de imágenes encefálicas en el escáner. «Ahora tengo más preguntas científicas e ideas para investigaciones que antes de empezar el proyecto TICKLE ME», declara Kilteni. Los resultados son esperanzadores pues apuntan a una distinción entre el tacto autogenerado y externo a escala encefálica, y su prioridad es investigar más profundamente los patrones de conectividad encefálica observados. Se propone combinarlos con métodos de modelización informática. La enorme aplicabilidad de este mecanismo encefálico de predicción El mecanismo de predicción investigado en TICKLE ME es fundamental para controlar el movimiento. La robótica vestible y el desarrollo de prótesis de extremidades podrían aprovechar la base de conocimientos aportada por el proyecto. «Una buena aceptación de las prótesis está estrechamente conectada con lo bien que se puedan controlar y utilizar en el día a día», afirma Kilteni. «Nuestros resultados también pueden ser importantes para la investigación sobre la esquizofrenia», explica Kilteni. Para el encéfalo esquizofrénico es más difícil distinguir entre el tacto propio o externo, y, en ocasiones, experimenta alucinaciones, a diferencia de los pacientes sanos. «Considero que es necesario conocer mejor este mecanismo en participantes sanos para desentrañar los procesos fallidos en el encéfalo esquizofrénico y crear tratamientos específicos en el futuro», concluye Kilteni.

Palabras clave

TICKLE ME, encéfalo, tacto, cosquillas, autogenerado, imágenes, robótica, prótesis, esquizofrenia

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