Menos pastillas: usar el análisis genético para optimizar el consumo de antidepresivos
La Organización Mundial de la Salud clasifica el trastorno depresivo mayor (MDD, por sus siglas en inglés) como el mayor contribuyente único de discapacidad a nivel mundial, responsable del 8,1 % de todos los años vividos con discapacidad en la Unión Europea (UE). Cada año, el 25 % de la población europea padece depresión o ansiedad y se estima que el coste anual de estos trastornos es de 170 000 millones EUR. Solo un tercio de los pacientes ven remitir los síntomas tras su primera ronda de tratamiento con antidepresivos y otro tercio no responde a múltiples regímenes. Predecir correctamente qué pacientes responderán a los antidepresivos podría conducir a una mejor asignación de los recursos. También permitiría responder con mayor efectividad a las necesidades de los pacientes resistentes, a los que podría administrarse tratamientos alternativos con mayor rapidez. «Utilizamos antidepresivos con frecuencia, pero carecemos de una buena orientación sobre cómo elegir estos tratamientos», afirma Chiara Fabbri, investigadora del proyecto ESTREA. El proyecto se propuso identificar los marcadores genéticos que indican si un paciente puede beneficiarse de un tratamiento con antidepresivos. «Suena fácil, pero la cuestión es que este proceso se ve influido no solo por un gen, sino por muchas variantes diferentes en el genoma», explica Fabbri. La psiquiatra estudió datos clínicos y genéticos de 1 346 pacientes diagnosticados con MDD. Gracias a un modelo de aprendizaje automático, creó un marco estadístico que puede identificar correctamente hasta el 73 % de los pacientes con una depresión resistente al tratamiento. Este sistema podría utilizarse para orientar a los médicos durante su primer encuentro con un paciente que muestra signos de depresión. «El método estándar consiste en el uso de psicofármacos y solo se decide probar algo diferente cuando el médico ve que el paciente no responde a múltiples tratamientos», comenta Fabbri. Estas alternativas incluyen combinar los antidepresivos con psicoterapia, como la terapia conductual cognitiva. «Es más caro, pero podemos abordarlo mejor», añade. «A pesar de que se invierten más recursos y dinero al principio, probablemente ahorre dinero a medio y largo plazo». El modelo también ayudaría a aquellos con una depresión resistente al tratamiento a conseguir más rápido la ayuda que necesitan, lo que reduciría la cantidad de tiempo que padecen la enfermedad. «De este modo, reducimos la discapacidad asociada con la depresión y los costes directos e indirectos que conlleva», señala Fabbri. El trabajo de Fabbri contó con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie de la UE. «Gracias a esta financiación, pude trabajar en el proyecto en el King’s College de Londres, una institución líder en este tipo de análisis genético», añade. «También desarrollé un método mejorado que nadie había utilizado antes para analizar estos datos y que tampoco habría sido posible sin ella». Los resultados del trabajo se publicaron en la revista «Translational Psychiatry». Su método ha sido adoptado por un equipo de la Universidad de Bonn (Alemania) que también está buscando predictores de depresión resistente al tratamiento, y Fabbri espera perfeccionar sus modelos en el futuro mediante datos de biobancos de mayor tamaño. «Carecemos de una forma de personalizar el tratamiento, así que creo que es un área en la que hay una posibilidad real de mejora», concluye Fabbri. «Es algo que podría producir un cambio, marcar la diferencia».
Palabras clave
ESTREA, depresión, ansiedad, genético, marcador, trastorno, tratamiento, antidepresivos