Las etiquetas inteligentes ayudan a los conservacionistas a entender las estrategias de alimentación de los pingüinos
Las colonias de pingüinos afrontan muchos desafíos como el cambio climático, la pesca y la contaminación. En el caso de los pingüinos de Adelia del Ártico se sabe que la supervivencia de los polluelos depende en gran medida de la disponibilidad y la accesibilidad de las presas. En 2017, solo sobrevivieron dos polluelos de la isla de los Petreles, que albergaba una colonia de más de dieciocho mil parejas reproductoras. Se cree que la culpa es del cambio climático, dado que prolonga la duración del hielo marino y, por lo tanto, se reduce el suministro de alimentos. Sin embargo, la inaccesibilidad de la región provoca que el trabajo de campo de verificación sea más difícil. Por ello, el proyecto SOUNDBITES contó con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie para desarrollar equipamiento para supervisar y analizar el comportamiento de búsqueda de alimentos de los pingüinos. «Nuestra etiqueta multisensor nos permitió identificar intercambios de llamadas durante los trayectos para buscar alimentos, lo cual sugiere que localizar las presas es en parte una labor social», explica Danuta Wisniewska, beneficiaria de una beca Marie Skłodowska-Curie. «Ahora estamos catalogando el repertorio registrado para crear una biblioteca de llamadas de pingüinos». Los registros ofrecen los primeros datos sobre el entorno acústico de los pingüinos de Adelia salvajes.
Seguir la pista de los pingüinos
SOUNDBITES desarrolló una etiqueta digital (DTAG) basada en una versión anterior. Este registrador de datos seabird DTAG estaba compuesto de un GPS, micrófonos submarinos denominados hidrófonos, sensores de temperatura y presión, acelerómetros, magnetómetros y un microprocesador para controlar los sensores y los datos almacenados. Asimismo, se desarrolló un detector algorítmico para analizar los datos e identificar ejemplos de alimentación de los pingüinos. Mediante el empleo de cámaras de alta velocidad y pingüinos en cautividad del acuario público de Nagoya, el equipo primero confirmó que la captura de presas estaba vinculada con un cambio rápido en la aceleración de los pingüinos. Además de confirmar que el equipamiento podría registrar dicha aceleración, se supo que la aceleración debía ser recogida a, al menos, 100 Hz. Posteriormente, el sistema se probó en los pingüinos de Adelia del Ártico para verificar la eficacia del detector e investigar el comportamiento de búsqueda de alimentos de los pingüinos. Se equiparon ocho pingüinos con cámaras pequeñas fijadas en la parte superior de sus espaldas, las cuales estuvieron grabando entre cuatro horas y media y seis horas. Para reducir la carga, en vez de fijar el DTAG por completo, también se adaptó un pequeño registrador de datos en la parte inferior de sus espaldas, incluyendo un acelerómetro pequeño de alta velocidad (100 Hz), junto con sensores GPS y de profundidad. Cuatro pingüinos ofrecieron diversas horas de vídeos válidas sobre la búsqueda de alimentos y, posteriormente, se examinaron para detectar acontecimientos visibles de salidas a la superficie y de alimentación a fin de compararlos con los datos sobre la aceleración del registrador. «Nuestros acelerómetros registraron con éxito rúbricas de aceleración de alta frecuencia, como los rápidos movimientos de los picos y las cabezas, característicos de la alimentación. Eso permitió a nuestros detectores identificar correctamente la mayoría de los acontecimientos de alimentación», indica Wisniewska. A fin de investigar la interacción social, se equiparon a seis parejas reproductoras con registradores de datos que registraron hasta seis días, durante trayectos en búsqueda de alimentos. Además, se equiparon once pingüinos con las DTAG para crear un mapa y evaluar el contexto de cualquier intercambio vocal y de llamadas con otros pingüinos en el mar. El equipo quería saber en qué medida las aves usaron la información y la memoria espacial de los trayectos anteriores para localizar presas y si intercambiaron información. «Los registradores obtuvieron sonidos y vibraciones asociados con la vocalización del individuo etiquetado, así como sonidos de otros pingüinos cercanos, lo que indica intercambios vocales. Ello sugiere un componente social en la búsqueda de alimentos», añade Wisniewska.
Aves «pioneras»
Dado que los pingüinos de Adelia son «pioneros» del ecosistema del hielo marino, la información de SOUNDBITES contribuye a la supervisión de este ecosistema fundamental. Actualmente se está escribiendo un artículo científico y todos los seguimientos de GPS registrados se cargarán en www.movebank.org (Movebank), hospedado por el Instituto Max Planck de Ornitología. Los datos también se compartirán con el Comité Científico para la Investigación en la Antártida mediante el www.biodiversity.aq (Portal de Biodiversidad Antártica SCAR) y se archivarán los flujos de trabajo analítico en www.github.com (GitHub).
Palabras clave
SOUNDBITES, pingüino, antártico, búsqueda de comida, sensores, etiqueta, alimentos, cambio climático, hidrófono, acelerómetro