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Brain evolution and the rise of mammals after the dinosaur extinction

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¿Fuerza, inteligencia o ambas? Comprensión del éxito evolutivo de los mamíferos

Una nueva investigación revela la importante función que han tenido la masa corporal y el tamaño encefálico en el éxito de los mamíferos.

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Los mamíferos están entre los animales con más éxito en el mundo con más de cinco mil especies vivas a día de hoy. Esto es especialmente cierto para los placentarios, los animales que dan a luz a crías bien desarrolladas. ¿Pero cómo lograron los mamíferos llegar a tener tanto éxito? El proyecto financiado con fondos europeos BEMADE se propuso responder a esta pregunta. «Sabemos que los mamíferos, sobre todo los placentarios, poseen unos encéfalos de mayor tamaño en comparación con otros vertebrados, lo que les permite tener unos sentidos y una memoria más potentes», afirma Ornella Bertrand, investigadora de la Universidad de Edimburgo y coordinadora del proyecto BEMADE. «También sabemos que los placentarios tuvieron la oportunidad de diversificarse después de la extinción de los dinosaurios a finales del Cretácico, hace 66 millones de años». ¿Pero qué fue antes el «huevo o la gallina»? Bertrand pregunta: «¿Los encéfalos grandes y los sentidos agudizados ayudaron a los mamíferos a sobrevivir al apocalipsis que mató a los dinosaurios? ¿O bien estas características aparecieron después a medida que los mamíferos empezaron a llenar los nichos que habían quedado vacíos por la desaparición de los dinosaurios?». Esta investigación se llevó a cabo con financiación de las Acciones Marie Skłodowska-Curie.

Un descubrimiento sorprendente

A través de la reconstrucción del encéfalo de mamíferos placentarios del Paleoceno, el proyecto esperaba comprender mejor cómo se relacionaba la evolución neurosensorial con su supervivencia y diversificación. Para ello, los investigadores utilizaron la tomografía computerizada (TC) de alta resolución a fin de estudiar el espacio intracraneal y del oído interno de dos especies de mamíferos placentarios que proliferaron tras la extinción de los dinosaurios. «Este proyecto nos permitió empezar a probar cuándo cambiaron el tamaño del encéfalo y la agudeza de los sentidos y, más concretamente, si esos cambios neurológicos se produjeron antes o después de la extinción de finales del Cretácico», explica Bertrand. Durante el proyecto, los investigadores crearon treinta endomoldes sin precedentes de mamíferos del Paleoceno y el Eoceno. También utilizaron varios métodos estadísticos innovadores que nunca se habían usado para investigar la evolución del encéfalo. «Entre los endomoldes y los métodos estadísticos, pudimos precisar el momento en que aparecieron los cambios neurológicos y cuán rápidamente se produjeron», añade Bertrand. Según ella, los investigadores se sorprendieron al descubrir que la masa corporal tuvo un papel mucho mayor en la evolución de los encéfalos grandes de lo que se pensaba en un principio. «Nuestra investigación indica que un encéfalo más grande y similar a los modernos no fue un factor clave en el éxito de los mamíferos placentarios», señala Bertrand. «En lugar de eso, la apertura de nuevos nichos tras la extinción permitió a los mamíferos desarrollar unos cuerpos de mayor tamaño y los encéfalos más grandes vinieron después».

Una experiencia increíble

El proyecto BEMADE logró arrojar luz sobre un momento fundamental en la evolución de nuestros antepasados. «Al mostrar cómo una extinción condujo a la aparición de los encéfalos de los mamíferos, podemos comprender mejor cómo nuestro sistema neurosensorial puede verse afectado de forma permanente por una catástrofe», comenta Bertrand. Gracias en parte al éxito de este proyecto, Bertrand pudo asegurarse un nuevo puesto como investigadora asociada postdoctoral en paleontología de los mamíferos en la Universidad de Edimburgo. En ese puesto, comenzará a codificar datos de carácter morfológico para un análisis a gran escala de la filogenia de los placentarios tanto extintos como vivos, que se centrará en situar los taxones del Paleógeno en el contexto de sus antepasados placentarios y de los placentarios vivos. «El proyecto BEMADE ha sido una experiencia increíble y me ha permitido ampliar mi conocimiento y mi red de contactos», concluye Bertrand. «Además, este proyecto ayudó a inspirar la dirección de mi investigación futura, pues me dio una nueva forma de pensar en la interacción entre la evolución del encéfalo y el entorno».

Palabras clave

BEMADE, mamíferos, placentarios, dinosaurios, evolución, Cretácico, endomolde, paleontología

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