Polvo interestelar y formación planetaria
El universo es un lugar polvoriento. Sin embargo, a pesar de su omnipresencia, sabemos muy poco sobre el polvo interestelar. Desconocemos cómo se forma y la función que desempeña en la creación de nuevos sistemas planetarios, por ejemplo. Pero esto está comenzando a cambiar gracias, en parte, al reciente descubrimiento de la molécula aromática benzonitrilo en la nube molecular de Tauro, una gran nube de polvo y gas situada a unos cuatrocientos cincuenta años luz de la Tierra. Las moléculas aromáticas, a causa de un bucle cerrado de electrones, están marcadas por una estabilidad especial. «En la Tierra existe una gran cantidad de moléculas aromáticas, pero en el espacio se han detectado muy pocas —afirma Ilsa Cooke, investigadora de la Universidad de Rennes 1—. Detectar estas moléculas en el espacio y analizar su composición química en el laboratorio puede ayudarnos a comprender si están presentes en planetas recién formados y potencialmente habitables». Con el apoyo del proyecto MIRAGE, financiado con fondos europeos, Cooke está investigando cómo reaccionan las moléculas aromáticas a las ínfimas temperaturas propias del espacio interestelar.
Colaboración internacional
El objetivo principal del proyecto, emprendido con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie, era comprender cómo reacciona el benceno, una de las moléculas aromáticas más simples, ante los radicales y sus implicaciones para la detección de otras moléculas aromáticas en el espacio. Para ello, Cooke utilizó unas revolucionarias técnicas de laboratorio para investigar lo rápido que reacciona el benceno y otras moléculas aromáticas a las temperaturas ultrabajas del espacio. Estos experimentos simularon reacciones que pueden producirse en las profundidades de las nubes moleculares, a cientos de años luz de distancia. Aunque la pandemia de COVID-19 dificultó el trabajo de laboratorio, Cooke fue capaz de llevar a cabo observaciones del espacio interestelar utilizando desde su hogar en Rennes (Francia) el Telescopio de Green Bank, el radiotelescopio dirigible más grande del mundo, situado en Virginia Occidental. A pesar del limitado tiempo en el laboratorio y de los plazos acortados, Cooke participó activamente en una colaboración internacional que logró detectar los primeros hidrocarburos policíclicos aromáticos (HPA) en el espacio. Según un artículo publicado en «Chemistry World», este descubrimiento pone en tela de juicio el consenso científico según el cual los HPA, que representan una parte considerable del carbono del universo, solo se forman en las atmósferas cálidas de las estrellas moribundas. «Las predicciones indican que estos tipos de moléculas hace tiempo que existen en el espacio pero, hasta el momento, habían sido imposibles de detectar», explica Cooke.
Una puerta abierta a nuevos ámbitos de investigación
El proyecto no solo ayudó a Cooke y al laboratorio de Rennes a situarse entre los principales agentes en el estudio de la reacción de las moléculas aromáticas en el espacio, sino que también abrió la puerta a nuevos ámbitos de investigación. Por ejemplo, en su nuevo puesto de profesora adjunta de Química en la Universidad de la Columbia Británica (UBC), Cooke se propone ampliar ciertos aspectos del proyecto manteniendo la colaboración con la Universidad de Rennes 1. «Seguiremos observando el universo químico mediante radiotelescopios para buscar moléculas aromáticas en otras fases de la formación de las estrellas —añade Cooke—. De este modo, esperamos desvelar el misterio existente en torno al origen y destino de los HPA interestelares».
Palabras clave
MIRAGE, polvo interestelar, moléculas aromáticas, espacio, planetas, universo, sistemas planetarios, benceno, Telescopio de Green Bank