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¿Es realmente el vidrio un líquido que fluye con lentitud?

Es el material milagroso a través del cual vemos el mundo, presente en ventanas, espejos y pantallas. Pero, ¿hay algo de cierto en que se escurre lentamente hacia el suelo? Nuestra experta Nadine Schibille lo aclara.

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«Hace poco hablé con un científico de vidrios. Fue categórico con que esta idea es totalmente errónea», explica Schibille, historiadora de arte y arqueóloga en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en inglés) de Francia. A diferencia de los metales o la cerámica, las moléculas individuales de vidrio no tienen una estructura regular, sino que se parecen más a las de los líquidos. Schibille añade: «El vidrio es un material fascinante, podemos ver su estructura mediante microscopia electrónica de transmisión. Aquí se puede ver que no es un cristal regular, sino un desorden, y por este motivo la gente cree que fluye». Esta creencia se sustenta en las investigaciones de los vidrios de las iglesias medievales, que pueden ser más gruesos en la parte inferior que en la superior. Pero esto se debe al proceso de producción, comenta Schibille. «Además, el vidrio de las ventanas medievales suele conservarse mal. Parte del motivo por el que la gente cree que el vidrio es inestable es que este puede corroerse y deteriorarse con la contaminación ambiental». Sin embargo, esto no significa que el vidrio no cambie con el tiempo. A través del proyecto financiado con fondos europeos GlassRoutes, Schibille descubrió que los cambios tecnológicos y políticos acontecidos durante la Europa medieval se plasman en los vidrios antiguos. En el período romano, la fabricación de vidrio estaba centralizada en Egipto y el Levante, donde los fabricantes añadían agua y sodio a la mezcla. «La arena es el principal componente del vidrio, pero el silicio tiene una temperatura de fusión elevada de alrededor de unos 1 700 °C —explica Schibille—. Los antiguos hornos no podían alcanzar esta temperatura, por lo que necesitaban rebajar la temperatura de fusión». Alrededor de finales del siglo IX, aparece el vidrio que utiliza cenizas vegetales en lugar de agua y sodio como aditivo. «Las cenizas vegetales son un aditivo bastante sucio e introducen todo tipo de impurezas como magnesio, hierro y aluminio», comenta Schibille. Alrededor de la misma época, la producción centralizada de la época romana deja paso a la fabricación de vidrio más localizada, los motivos de lo cual no están claros. Schibille añade: «También se produjo un pequeño cambio en el tipo de objeto encontrado. En el período romano y visigodo, hay vajillas de vidrio y, durante la conquista islámica, esto cambia y se encuentran objetos de menor tamaño, vasos para beber, botellas, etc.». A finales del período romano, el vidrio ya no es un artículo de lujo y su uso pasa a ser muy funcional, puesto que se emplea en todo tipo de objetos, que van desde tinteros pequeños a mosaicos gigantes. Más de un milenio después, todavía no hemos visto que ninguno de estos objetos se desmorone lentamente y forme un «charco» de vidrio. Haga clic aquí para obtener más información sobre la investigación de Nadine Schibille: El estudio del vidrio antiguo abre una ventana al pasado

Palabras clave

GlassRoutes, vidrio, líquido, cristal, mineral, ceniza, vegetal, medieval