Enviar pequeños satélites al espacio de la forma más ecológica y rentable posible
Así, el mercado de los pequeños satélites está en auge. La demanda está creciendo porque son mucho menos costosos y requieren programas de lanzamiento mucho más cortos que sus homólogos más grandes. Sin embargo, actualmente muchos satélites pequeños se ven obligados a viajar en otros más grandes a modo de carga útil secundaria. Padecen grandes retrasos, y su programación puede requerir incluso años de antelación.
Avances en el lanzamiento de pequeños satélites
Con el objetivo de poner en órbita una nueva categoría de satélites muy pequeños, la empresa británica de servicios de lanzamiento orbital Orbex ha desarrollado uno de los vehículos de microlanzamiento más avanzados del mundo, con unas bajas emisiones y un alto rendimiento. En mayo de 2022, Orbex presentó el primer prototipo a escala real del cohete espacial orbital en su plataforma de lanzamiento específica. Con una capacidad de carga útil de 180 kg, el vehículo de microlanzamiento elimina los problemas de transporte compartido y mitiga el coste de un lanzamiento específico para los operadores de satélites pequeños. Asimismo, proporciona una mayor flexibilidad en la programación.
Un depósito de combustible compuesto revolucionario
El cohete debe gran parte de su éxito a los depósitos de última generación construidos en el marco del proyecto PRIME, financiado con fondos europeos. Mediante una amplia gama de materiales y técnicas avanzadas, el equipo realizó un modelo de calificación de ingeniería a escala real de estos depósitos de combustible criogénico de fibra de carbono. La novedosa arquitectura del depósito de combustible reduce la masa seca del vehículo de lanzamiento hasta en un 30 %, en comparación con los diseños convencionales. Este aspecto es fundamental para los satélites pequeños, ya que menos kilos suponen una mayor eficacia, rendimiento y resistencia. Además, la baja masa es un factor crucial a la hora de construir vehículos de microlanzamiento. El vehículo aprovecha las propiedades de los propulsores criogénicos, unos gases enfriados a temperaturas bajo cero y condensados para producir líquidos extremadamente combustibles. Los propulsores criogénicos, como el oxígeno líquido y el hidrógeno líquido, se han utilizado para proporcionar el enorme empuje necesario para los grandes cohetes. El equipo de PRIME se encargó del diseño, la creación del prototipo, la fabricación a escala real, la instrumentación y las pruebas de presión del depósito. A continuación, validaron el concepto en condiciones criogénicas. «Creemos que se trata de una innovación pionera y, quizás, del primer criodepósito de fibra de carbono sin revestimiento que se ha fabricado en Europa», comenta el fundador y director general de Orbex, Chris Larmour. La principal empresa de servicios de lanzamiento privado de Europa coordinó el proyecto PRIME. Larmour reivindica otra primicia: la primera estrategia de combustible para cohetes respetuosa con el medio ambiente del mundo. El vehículo de microlanzamiento produce hasta un 96 % menos de emisiones que los vehículos comparables propulsados por combustibles fósiles. Como parte del desarrollo del sistema de depósitos, el equipo del proyecto también maduró el diseño de las estructuras de empuje del motor del cohete que albergan el sistema del motor debajo de los depósitos principales de combustible. Con ello se optimizó el acondicionamiento de los sistemas del motor principal.
Introducir un microlanzamiento europeo en el mercado mundial
Gracias al proyecto, Orbex ha creado nuevas asociaciones comerciales y ha conseguido nuevos clientes. De este modo, ha sido capaz de conseguir una importante financiación adicional de capital riesgo, crear nuevas instalaciones de fabricación y pruebas, así como aumentar su plantilla a tiempo completo de veinticinco a noventa personas. Asimismo, Orbex obtuvo una patente para la tecnología. Además, se ha ampliado a otros trece territorios, incluido los Estados Unidos. «PRIME permitirá un acceso al espacio ambientalmente sostenible y de menor coste desde la Europa continental», concluye Larmour. «También facilitará el desarrollo de una industria de lanzamiento de satélites pequeños cuyo beneficio económico se estima en 1 100 millones de euros durante esta década».
Palabras clave
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