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LIVING IN A FRINGE ENVIRONMENT - Investigating occupation and exploitation of desert frontier areas in the Late Roman Empire

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Desvelar los secretos de las fortificaciones romanas del desierto

Las fronteras meridionales del Bajo Imperio romano se extendían por los desiertos de Egipto, y los investigadores están aprendiendo cómo mantenían esta zona bajo control.

Investigación fundamental icon Investigación fundamental

En el siglo IV d. C., el Imperio romano construyó una serie de fuertes y asentamientos fortificados en el oasis de Jariyá, en el desierto occidental de Egipto. Estas estructuras estaban estratégicamente situadas para interceptar las rutas de caravanas que entraban y salían del oasis. «La arquitectura de todos estos asentamientos es muy similar. Muchos de ellos consisten en un asentamiento compacto construido en torno a un edificio central a modo de fortaleza, dotado de altos muros, torres cuadradas o redondas e hileras de habitaciones abovedadas alrededor de un patio central», explica Corinna Rossi, profesora asociada de Egiptología en la Universidad Politécnica de Milán. Estos asentamientos fronterizos también utilizaban sistemas agrícolas y técnicas de irrigación a gran escala que se basaban en la construcción de «qanawat» muy largos. Este sistema de conductos subterráneos es muy eficaz en entornos áridos, como la periferia de los oasis, y su construcción habría exigido grandes esfuerzos. «Esto sugiere la participación de un poder centralizado, en lugar de la iniciativa personal de pequeñas comunidades locales. Todo esto indica la existencia de un programa a gran escala de explotación de la zona, tanto en lo que se refiere al uso del suelo como al control de las rutas de caravanas», afirma Rossi. En el proyecto L.I.F.E. financiado por el Consejo Europeo de Investigación, Rossi y su equipo investigaron algunos de estos asentamientos para comprender mejor las estrategias de ocupación romanas en este territorio desértico.

Investigación sobre Umm al-Dabadib

La intención del equipo de L.I.F.E. era iniciar la primera excavación arqueológica en el asentamiento de Umm al-Dabadib. Sin embargo, poco después de iniciarse el proyecto, las autoridades egipcias restringieron el acceso a todo el desierto occidental por motivos de seguridad. Para superar este reto, el equipo decidió analizar el yacimiento a distancia, como si se lo punzara con antenas intangibles. Combinaron toda la información disponible en un modelo tridimensional del asentamiento y crearon un complejo conjunto de datos para estudiarlo desde varios puntos de vista. A través de un estudio metrológico de las ruinas, el equipo descubrió que esos edificios del Bajo Imperio romano se construyeron sobre la base de la antigua unidad de medida egipcia: el codo. El hallazgo proporcionó la prueba más reciente del uso del codo en la construcción, ampliando así su uso conocido hasta el siglo IV d. C. Con esta nueva información sobre la geometría de los edificios del Bajo Imperio romano, los investigadores desarrollaron un método innovador para formular hipótesis espaciales sobre las partes enterradas. Finalmente, cuando se volvió a permitir acceder al desierto durante una temporada, las excavaciones específicas del equipo confirmaron las teorías creadas a partir del análisis a distancia. Para investigar a distancia el entorno del asentamiento, «utilizamos ampliamente imágenes de satélite y conseguimos reconstruir los movimientos de personas y objetos a través del oasis de Jariyá y del desierto occidental de forma general, así como identificar la extensión real, sorprendentemente grande, de las zonas mineras que poblaban el oasis»», explica Rossi. «Probablemente representaba un elemento muy importante del debate en la Antigüedad, más de lo que se pensaba hasta ahora», añade Rossi.

Estrategia de control de las rutas del desierto

El resultado práctico más significativo del equipo del proyecto fue demostrar el modo en que las autoridades romanas personalizaban su método de control de las fronteras del Imperio en función de las características específicas de cada lugar. Se encargó a funcionarios familiarizados con la región, su terreno y los recursos disponibles la ejecución de operaciones a gran escala, que dependían de la población local e implicaban directamente a la misma, lo cual probablemente se trataba de un proceso generalizado en toda la frontera desértica. «Parece que las autoridades romanas elaboraron un plan a gran escala para revitalizar el potencial agrícola del oasis y, sobre todo, para explotar sus recursos minerales. El control militar de la encrucijada debió de desempeñar un papel importante, pero no fue la única razón de esta gran operación estratégica», afirma Rossi.

Palabras clave

L.I.F.E., Imperio romano, control, frontera, desierto, estratégico, rutas, terreno, irrigación

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