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¿Por qué los vehículos modernos siguen utilizando baterías de plomo?

Se trata de un metal tóxico al que se le atribuye la caída del Imperio romano. El experto André Mão de Ferro explica por qué los vehículos modernos siguen funcionando con este problemático elemento.

Transporte y movilidad icon Transporte y movilidad

Dentro de los metales, el plomo es un material muy versátil. Es barato, abundante, fácil de reciclar y muy maleable. Es una pena que también sea tóxico. «El ser humano ha utilizado el plomo durante siglos», señala Mão de Ferro, ingeniero medioambiental de C2C-NewCap (Portugal). «Fue un metal increíblemente importante en la Edad Media. En Gran Bretaña, por ejemplo, se extrajo y fundió hasta tal punto que se pueden encontrar partículas de plomo en el aire de esta época en testigos de hielo procedentes de los Alpes suizos». Una de las razones de la popularidad del metal es su bajo punto de fusión. Si pusiéramos un trozo de plomo en una sartén sobre brasas, se reblandecería. Los antiguos romanos lo sabían, por eso sus platos y tazas para beber solían ser de plomo. De hecho, se argumenta que el envenenamiento por plomo contribuyó a la caída del Imperio romano. Porque, como ahora sabemos, beber en tazas recubiertas de plomo no es la mejor idea.

Los peligros del plomo

El organismo expulsa la mayor parte del plomo al que está expuesto. Sin embargo, una pequeña cantidad puede permanecer durante años, aumentando poco a poco la cantidad presente en el cuerpo. Este proceso se denomina «bioacumulación». El plomo acumulado puede acabar por incorporarse a los tejidos blandos, a la sangre o mineralizarse en dientes y huesos. A altas concentraciones de exposición, el plomo ataca el cerebro y el sistema nervioso central y, en casos extremos, puede causar la muerte. Como consecuencia, se han realizado esfuerzos a escala mundial para eliminar el plomo de las tintas, el combustible y las cañerías. La Comisión Europea ha adoptado recientemente una restricción del uso de munición de plomo en los humedales. Y en 2021, Argelia se convirtió en el último país del mundo en prohibir el combustible con plomo. Entonces, si sabemos que el plomo es tóxico —y ha habido esfuerzos mundiales para prohibir el metal en numerosas aplicaciones—, ¿por qué sigue siendo un componente clave en las baterías de los vehículos?

En busca de alternativas baratas y escalables

La razón principal es que las baterías de plomo son muy potentes: aún no se han desarrollado alternativas viables, rentables, seguras y escalables capaces de suministrar la energía necesaria. Además, las baterías de plomo son fáciles de reciclar, por lo que resultan económicas. Una vez fundidas, se les puede dar forma de lingotes y enviarlas a los fabricantes. «Las baterías de plomo-ácido son baratas», dice Mão de Ferro. «Las posibles alternativas como el níquel cadmio también son tóxicas y su uso en automóviles está prohibido por motivos de seguridad». Esta falta de una alternativa viable es la razón por la que el plomo no se ha prohibido en las aplicaciones automotrices. «Incluso la mayoría de los vehículos eléctricos cuentan con una batería de plomo-ácido, para alimentar la electrónica del coche», añade.

Reducir las baterías de plomo-ácido en los camiones

No obstante, no todo es pesimismo. Mão de Ferro y su equipo han estado trabajando en formas de reducir el uso de baterías de plomo-ácido en vehículos comerciales pesados, en parte a través del proyecto financiado con fondos europeos HYCAP. Su planteamiento consiste en sustituir las baterías de plomo-ácido por un supercondensador sin plomo. «El supercondensador es como un velocista, mientras que la batería se asemeja a un corredor de maratón», explica. «El supercondensador suministra una oleada de energía durante unos segundos, necesaria para arrancar el motor». Durante el resto del viaje, las luces del habitáculo, la calefacción y la refrigeración, menos exigentes, funcionan con baterías de iones de litio. «Será difícil eliminar por completo las baterías de plomo-ácido en todos los vehículos», afirma Mão de Ferro. «Pero podemos limitar su uso y demostrar que existe una forma mejor, con este supercondensador y la tecnología de hibridación de iones de litio». Dicen que todos los caminos llevan a Roma, pero esperemos que los vehículos que circulen por ellos algún día no contengan plomo. Haga clic aquí para obtener más información sobre la investigación de Mão de Ferro: Una alternativa pionera a la tecnología centenaria de las baterías de plomo-ácido

Palabras clave

HYCAP, baterías, plomo, envenenamiento, iones de litio, supercondensador, vehículos